Vaca Muerta está en boca de todo el mundo por su riqueza hidrocarburífera -se estima que tiene petróleo y gas para abastecernos por más de cien años-, sin embargo vale la pena ir un poco más profundo para analizar cómo es que este recurso podría transformar la economía argentina y qué hace falta para ponerlo en valor.
Con 30 mil kilómetros cuadrados, es la principal formación no convencional de Argentina, el cuarto reservorio de shale oil y el segundo de shale gas a nivel mundial. Según la Administración de Información Energética de los Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés), el país cuenta con 27 mil millones de barriles de petróleo y 802 TCF de gas no convencional. Un verdadero diamante en bruto.
“Lo primero que surge de los datos es que contamos con un recurso súper abundante que, si se desarrolla correctamente, podría motorizar el desarrollo de la Argentina”, comienza a explicar Jorge Dimópulos, director de Negocios de Tecpetrol. “Todo proceso económico, cualquier bien o servicio, es producto de una transformación de energía -prosigue-. En este sentido, tener una fuente de energía abundante y competitiva puede darnos una ventaja como país y como sociedad”.
Pero para lograr este objetivo, Vaca Muerta necesita desarrollarse. Y eso requiere no solo inversiones millonarias sino de una estrategia a largo plazo y, sobre todo, que la industria sea capaz de bajar los costos para que esos hidrocarburos puedan ofrecerse a precios competitivos.
Con esa mentalidad concibió Tecpetrol su proyecto en Vaca Muerta: en marzo de 2017 la compañía de capitales nacionales anunció una inversión de 2.300 millones de dólares, de los cuáles ya lleva invertidos 2.000 millones, para desarrollar un área de 240 kilómetros cuadrados conocida como Fortín de Piedra. En tiempo récord la empresa formó el equipo, contrató los rigs (torres de perforación) y comenzó a perforar mientras construía en simultáneo el resto de la infraestructura. El ascenso de la curva de producción fue tan pronunciado que la operación atrajo el interés de expertos de todo el mundo. La empresa cuenta hoy con más de 80 pozos horizontales perforados de los que se extraen 17.5 millones de metros cúbicos diarios de gas, más de un 13% de lo producido en el país. De esta forma Tecpetrol es el mayor productor de hidrocarburos de Vaca Muerta al inyectar al mercado más de 111 mil barriles equivalentes por día. En el último año además concentró el 30% de operaciones de estimulación hidráulica de la cuenca.
Argentina, ¿potencia gasífera?
Existe otro motivo por el cual el desarrollo de Vaca Muerta puede ser transformador de la Argentina. Desde el punto de vista de su matriz energética, este ya es un país gasífero. Todo comenzó en los ’70, cuando gracias al descubrimiento de importantes reservas de gas en Loma La Lata se desarrolló una extensa red de distribución y transporte de gas natural. Nuestro país tiene hoy más de un 50% de su matriz energética primaria basada en gas. Pero desde la década pasada el gas convencional no alcanza para reponer las reservas consumidas. Y el país se ve obligado a importar este recurso desde Bolivia y gas natural licuado (GNL) de otras latitudes.
“Como contamos con una estructura productiva preparada para consumir gas, el hecho de volver a producir nuestro propio recurso nos permite aprovechar esa capacidad y puede devolvernos una enorme competitividad”, agrega Dimópulos.
Sin Vaca Muerta, con las reservas convencionales de gas en franco descenso, la Argentina se encontraba ante una disyuntiva: hubiera podido -entre otras alternativas- seguir utilizando la infraestructura existente e importar GNL, o importar carbón, o apostar por las renovables o construir represas hidroeléctricas, alternativas válidas que de todas formas resultan caras.
La expansión de la robótica y la inteligencia artificial demuestran que el mundo se dirige hacia una intensidad energética diferente que implica más electrificación. Muchísimos procesos se van a automatizar, de ahí que de cara a las próximas décadas, contar con energía barata será claramente una ventaja competitiva industrial.
De aquí en más
“La sociedad argentina está pagando combustibles caros que compra afuera, especialmente en invierno. Con Vaca Muerta tenemos la oportunidad de reemplazar esa importación con un producto local más económico que el importado”, señala Dimópulos, y suma los beneficios del desarrollo local de dicha fuente de energía. “El valor agregado de la producción de gas local es muy alto: cerca del 70% de los bienes y servicios necesarios para producirlo se generan localmente. Si se lo compara con traer el gas de afuera, esta opción presenta un 5% de contenido local, ya que sólo requiere de un puerto regasificador”.
El mayor volumen de gas nacional, por la abundancia y posibilidad de exportar en verano, ayuda además a reducir el costo del gas natural utilizado para la generación eléctrica. Esto se debe a que crea más competencia entre los productores locales.
“El proyecto es grande, complejo, pero extraordinariamente bueno si lo ejecutamos bien”, afirmó por su parte el CEO de Tecpetrol, Carlos Ormachea, concluyó: “el desafío más grande es bajar los costos para poder desarrollar Vaca Muerta a un precio que abra otros mercados y permita abastecer no sólo el consumo residencial e industrial de la Argentina, sino también la demanda externa. Reducir los costos es un trabajo con toda la cadena de la valor. Nuestro rol es que todos vean la conveniencia de avanzar en esa dirección”.