Desde hace tres años que la mirada prospectiva del mercado de gas natural argentino dejó de atender a un problema de oferta para pasar a poner atención a la demanda. Con un parque de generación en transición hacia las energías renovables y una actividad industrial y comercial en baja, el mercado argentino de gas ha pedido músculo y ha quedado en estado anoréxico, atando su evolución a la demanda residencial, caprichosa y altamente estacional. Estas lecturas potencian el rol exportador de Vaca Muerta.
No obstante, Argentina es reconocida desde hace mucho como uno los países con mayor desarrollo del gas natural vehicular, en particular por el sistema de gas natural comprimido (GNC), experiencia que nació hace más de 35 años y es solo comparable con la de algunos países árabes con enormes depósitos de gas. Poder exportar tecnología y empleo, en lugar de solo recursos primarios, es y será otro desafío para Vaca Muerta.
En particular, además de fomentar un desarrollo ya maduro, resalto otras ventajas del gas natural vehicular para Argentina:
1) El gas natural resulta más rentable en relación con otros combustibles líquidos. Según datos disponibles hasta junio (US$13,55 por millón de BTU), el GNC es mucho más económico que las gasolinas súper y premium, y que el diésel y diésel euro en 53%, 59%, 44% y 57%, respectivamente.
2) Un desplazamiento del consumo de líquidos en el transporte representaría una mejora en la balanza comercial, pues sustituiría importaciones de combustibles líquidos. Recordemos que la importación de diésel sigue creciendo para atender las necesidades de los sectores de transporte y del agro. (El crecimiento anual acumulado a mayo llega a 2,3 millones de metros cúbicos (Mm3) en un contexto donde los precios de los combustibles van al alza, lo cual implica recortes a las ganancias en la balanza comercial por las menores importaciones de gas natural).
3) El GNC representa una demanda estable, sin estacionalidad. Los 7Mm3/d de consumo promedio de gas en el transporte apenas se ven alterados en los recesos vacacionales o en feriados. Esto lo diferencia del diésel, que cuenta con una marcada estacionalidad en tiempos de siembra y cosecha.
4) El capítulo ambiental está presente vía beneficios por menores emisiones de contaminantes y ruidos. Las garantías del gas natural no están presentes en la combustión de ningún líquido.
5) Argentina cuenta con una industria desarrollada a nivel nacional, con una historia amplia que destaca entre muchas otras naciones. La expansión de nuestra capacidad de producción de cilindros, compresores, válvulas, etc., es funcional a una estrategia de desarrollo. Según datos actualizados del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargás), circulan en el país 1,65 millones de vehículos propulsados por este hidrocarburo. El rol pionero de Argentina en el transporte vehicular con gas natural no pudo ser aprovechado como eje exportador en todo su potencial; ahora contamos con una segunda oportunidad.
6) Se cuenta con una amplia infraestructura de estaciones de carga, con 2.019 estaciones en 20 de 23 provincias. Solo parte de la Patagonia (por su extensión) y el noroeste del país (donde no hay gasoducto) carecen de GNC.
Afortunadamente, Enargás dictó este año un avance importante al reglamentar el uso de gas en vehículos y agregar al transporte de carga y de pasajeros la tecnología para emplear gas natural licuado (GNL). La resolución 42/19 y la NAG 451 son las bases para el fomento de gas en el transporte vehicular.
En 1983, la Secretaría de Energía de la Nación, junto con la Asociación del Gas Argentino (AGA), decidió fomentar el uso del gas como combustible alternativo para la propulsión de automotores. Para ello, se estableció el Plan de Sustitución de Combustibles Líquidos por GNC: el 21 de diciembre de 1984, en Buenos Aires, se inauguraron las dos primeras estaciones de carga, una de Gas del Estado y la otra de YPF. Estas llegaron a abastecer por ese entonces a unos 300 taxis. En adelante, la conversión de vehículos a GNC se mantuvo limitada a los vehículos particulares, un mercado acotado que promedia unas 5.000 conversiones por mes hasta la actualidad. Es decir, se evidenció un desarrollo temprano de una nueva industria, pero la ausencia del transporte de pasajeros y transporte de carga obstaculizó el desarrollo en los niveles que sí se observaron en países hoy desarrollados en la materia. Es por eso que ahora todo puede cambiar.
Recordemos que, ya que el 95% de la logística de mercancías en el país se realiza por carreteras con equipos pesados, una autonomía de 1.000km y la posibilidad de utilizar camiones de hasta 410HP le otorgan al GNL un potencial de crecimiento enorme. Una tecnología con un costo que se ubica un 20% por ciento por encima de lo que sería la alternativa a motores diésel, pero que, en términos de combustible, ahorra entre 30% y 50%, lo cual implica una acelerada tasa de repago del diferencial en la unidad.
Por otra parte, en Argentina está vigente la norma Euro 5 para camiones y ya debería pensarse en la obligatoriedad de la Euro 6, que se aplica en Europa. En este sentido, los camiones que se mueven con GNL cumplen esa exigencia sin inconvenientes. El desarrollo de este tipo de vehículos constituye una tendencia global en lo que respecta al uso de combustibles y una transición de la matriz secundaria hacia patrones de uso menos contaminantes y más eficaces.
Luego de que el gobierno decretara una reducción de impuestos a las importaciones de vehículos pesados convertidos de origen a GNC, GNL y biogás, de 35% a 5% según los casos, se podrán dar las condiciones para ampliar el mercado interno de gas natural vehicular. Y tal vez, como concluye un estudio del Enargás, si se alínean todos los factores, el salto en la utilización de gas para el destino transporte podría ser exponencial: de 7Mm3/d pasaría a 36,9Mm3/d en 2025 (los mayores saltos en el consumo se verificarían en la demanda de autos particulares, del transporte público de pasajeros, de camiones livianos y de transporte de cargas).
Resulta lógico pensar en un catch-up tecnológico que se dé vía importación en esta primera etapa, lo que podrá fomentar un camino hacia una matriz más sustentable, pero sobre todo deberá sentar las bases de una fortalecida industria que debió ajustar su escala y oportunidad con las reformas de 1983 y que ahora podrá volcarse a un mercado interno mucho mayor, donde el transporte urbano e interurbano de carga y pasajeros catalizarán el cambio.
A fin de cuentas, se trata de exportar no solo gas natural, sino tecnología, el tipo de tecnología que registrará un crecimiento en los próximos años. Acompañar este proceso deberá ser una estrategia por seguir, evitando caer en medidas dictadas “de oficio” que cercenen la viabilidad de uno de los pocos motores que le quedan a la Argentina para su despegue definitivo.
fuente: https://www.bnamericas.com/es/opinion/gas-natural-vehicular-tiene-una-segunda-oportunidad-en-argentina