Chile podría anticipar su transición energética y operar su sistema eléctrico sin emisiones incluso antes del 2040. Así lo confirmó el estudio presentado por la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento (ACERA), que actualiza las proyecciones realizadas en 2021 y plantea un nuevo escenario para la descarbonización del país.
“Incluso, el análisis muestra que una operación net-zero al 2035 es viable, segura y eficiente, siempre que tomemos decisiones ahora y contemos con las inversiones habilitantes necesarias”, aseguró el presidente de ACERA, Sergio del Campo, durante el lanzamiento del estudio “Análisis costo / beneficio de potenciales trayectorias hacia una operación cero emisiones del sistema eléctrico nacional”.
El análisis entrega cifras concretas para la planificación del sector energético chileno, de manera que se proyecta la incorporación de más de 60 GW de nueva capacidad instalada de generación renovable y sistemas de baterías hacia 2040, lo que implica duplicar la capacidad actual.
Además, todos los escenarios prevén una duplicación de la capacidad de transmisión, aspecto clave para maximizar el aprovechamiento de los recursos renovables.
El estudio también destaca que una mayor penetración de energías renovables no convencionales (ERNC) permitiría una reducción de hasta el 20% en los costos unitarios del sistema. Para ello, se requieren inversiones significativas en tecnologías renovables y almacenamiento, con la necesidad de sumar 11 GW adicionales para 2030 y alcanzar cerca de 60 GW en 2040.
El almacenamiento jugará un rol estratégico, contemplando baterías de 2 y 4 horas y plantas hidráulicas de bombeo de 18 horas, que asegurarán respaldo en períodos de baja generación solar, de manera que la demanda de sistemas de almacenamiento oscilaría entre 10 y 20 GW.
Uno de los pilares del estudio es la viabilidad del retiro del gas natural y de las centrales a carbón. “El retiro del gas es técnica y económicamente viable, siempre que exista adecuada planificación de generación, transmisión y almacenamiento”, afirmó Del Campo.
El cierre de las plantas a carbón está previsto para 2032, lo que permitirá una fuerte reducción de emisiones de CO₂. Posteriormente, en los escenarios más ambiciosos, el retiro de las plantas a gas en 2035 es factible, aunque demandará más de 21 GW adicionales en renovables y almacenamiento hacia el final de la próxima década. A pesar del crecimiento de la demanda entre 2035 y 2040, todos los escenarios confirman una reducción sostenida de gases de efecto invernadero.
Demanda flexible: el actor central del sistema futuro
El estudio subraya que la gestión de la demanda será clave para el funcionamiento eficiente del sistema eléctrico descarbonizado. La incorporación del transporte eléctrico y la producción de hidrógeno verde potenciarán este modelo; por lo que requieren decisiones estratégicas a tiempo para lograr mejoras económicas y técnicas.
“De todos modos. Si no se cambia el rumbo, se generarán mayores riesgos económicos y técnicos. Las decisiones subóptimas de hoy pueden comprometer la resiliencia del sistema de mañana”, insistió el presidente de ACERA.
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