DNV, entidad de certificación líder a nivel mundial -antes reconocida bajo las siglas  DNV GL-, ha unido dos de sus unidades de negocios más importantes en una nueva filial llamada Energy Systems, bajo la dirección de Ditlev Engel.

“Energy y Oil&Gas ahora forman Energy Systems. Esta es una apuesta de DNV dentro de su plan de descarbonización y que responde a las nuevas estrategias que tienen nuestros clientes”, introdujo a este medio Marco Ceriotto, responsable de Renewables Advisory en Argentina para Energy Systems. 

Y amplió: “vemos que los grandes jugadores del Oil&Gas están cada vez más activos en el mercado de las energías renovables y energía general no relacionada a combustibles fósiles en muchos países”.

¿Cuál es el pronóstico para los países de la región? En su más reciente Energy Transition Outlook, DNV advirtió:

“Agravado por el impacto de COVID-19, América Latina enfrentará un estancamiento económico durante la próxima década. Bajo la sombra de una corrupción generalizada y de importantes ineficiencias, las empresas estatales de combustibles fósiles y los respectivos Gobiernos han estado promoviendo el statu quo del sistema energético”.

No obstante agregó que: “a largo plazo, las presiones externas sobre la demanda de combustibles fósiles y las tecnologías renovables baratas obligarán a las economías latinoamericanas y la industria energética a diversificarse y considerar la importación de energía”. 

“Si los países de la región aprovechan esta oportunidad de manera inteligente, cambiar la combinación energética puede ayudar a democratizar el sistema energético, reducir los costos de energía, crear nuevos empleos y hacer que la generación de energía esté impulsada por el mercado y sea más flexible”. 

Al respecto, se valoró que los latinoamericanos podrían ser más ambiciosos en su Contribución Determinada a Nivel Nacional. Puntualmente, se indica que sólo así los países que la conforman podrían tener sistemas eléctricos más seguros, más inteligentes y más verdes.

El informe señala que “las promesas de NDC de los países indican un objetivo regional de limitar los aumentos de emisiones a aproximadamente un 63% para 2030 en relación con 1990”.

“Nuestra perspectiva indica que las emisiones relacionadas con la energía aumentaron un 25% durante el mismo período. Esto sugiere que el objetivo regional se logrará con un buen margen, lo que indica que es un nivel bajo de ambición”.

Sobre aquello, el especialista consultado advirtió que el margen puede ser cada vez menor ya que algunos de países de Latinoamérica han virado en su política energética y están muy lejos de cumplir con objetivos. 

Ahora bien, también consideró que “en el caso de que hayan más esfuerzos, será alcanzable. Todo dependerá del compromiso no sólo de los países, provincias y municipios, sino también de las empresas y entes no gubernamentales”. 

Entre los que estarían encaminados en la región se destacan Chile y Colombia, con rutas energéticas claras; pero, de acuerdo con el referente de Energy Systems “la velocidad con las que las metas se logren es lo que hará que sean campeones o no de la descarbonización”. 

Brasil podría ser otro país que se considere que está llevando la delantera pero con su matriz basada en gran medida por hidro, las emisiones asociadas a su mix energético comparativamente son menores a las de otros países. “Países como Brasil tienen que tener más esfuerzos en generación eólica o solar, o enfocarse en otras áreas para reducir significativamente sus emisiones”.