Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés), hasta 2019 las energías limpias habían generado en el mundo 11,5 millones de puestos de empleo, la mayoría de ellos en Asia (63%). Según sus proyecciones, al 2050 la cifra a nivel mundial superaría los 42 millones de cupos laborales.
En Colombia, el ministro de Minas y Energía, Diego Mesa, calculó que los 14 grandes proyectos de energía solar y eólica adjudicados en subastas estatales movilizarán inversiones por 2.400 millones de dólares, y su construcción emplearía a unas 7.800 personas.
Sin dudas las renovables se imponen por precio, llegando a ser más competitivas que otras fuentes, además de hacer una contribución vital sobre el medioambiente.
Sin embargo, Iván Martínez, presidente de Egal, empresa desarrolladora de proyectos eólicos y solares en la Costa Caribe colombiana, observa que las renovables tienen buenas perspectivas de empleo pero para el mediano y largo plazo. Las personas que en el corto plazo queden desempleadas al calor de la transición energética hacia fuentes más limpias se encontrarán en un problema.
Además, advierte que las energías limpias tampoco generan empleo en la misma magnitud que las fósiles.
Pone como ejemplo al anuncio del Grupo Prodeco, que ya inició un proceso para cerrar sus operaciones carboníferas en Colombia, precisamente de sus proyectos Calenturitas y La Jagua, ambos ubicados en el departamento de Cesar.
“La empresa ha invertido más de 3.000 millones de dólares y ha pagado alrededor de 3 billones de pesos en regalías e impuestos. Actualmente el grupo tiene más de 8.000 empleados y la salida de esta organización dejara un gran hueco laborar, social y financiero en Colombia”, advierte Martínez.
Como respuesta a ello, el directivo comenzó a estudiar la manera de utilizar los predios donde se instalan paneles solares fotovoltaicos o aerogeneradores para combinarlo, en la medida de lo posible, con el sector agropecuario. De este modo se podría generar mayor productividad y empleo sobre los territorios. A este concepto lo acuña con el nombre de “Agro-Voltaico”.
“Para Egal los grandes parques solares y eólicos que se están construyendo en Colombia deben ser más que grandes extensiones de tierra sin ninguna interacción importante con el entorno. Lo ideal es que los proyectos se incorporen a los temas sociales, laborales y económicos de su entorno. No solo en la etapa de la construcción”, opina Martínez.
Observa que estas centrales de energía limpia generan un amplio cupo laboral pero sólo en la etapa de montaje. Luego el proceso de operación y mantenimiento se realiza con un reducido número de personas, en relación a lo que pudiera ser una mina a carbón, que no sólo genera trabajo directo sino indirecto.
“Creemos que una muy buena alternativa para que los parques interactúen con su entorno es cultivando y criando animales en sus grandes extensiones. Los proyectos construyen normalmente sistemas hidráulicos para la limpieza de paneles y aerogeneradores, vías de acceso, vigilancia, cerramientos, entre otras facilidades que hacen posible el desarrollo de la agropecuaria”, enfatiza Martínez.
Y señala: “La siembra puede ayudar a controlar la erosión de los terrenos, los animales además de la carne, leche, entre otros, también proveerán estiércol que es utilizado como biomasa para la producción de biogás y energía”.
Consultado sobre avances en la experiencia de este tipo de proyecto Agro-Voltaicos, el directivo comenta que están estudiando para poder aplicarlo. A mediados de noviembre del año pasado, Egal, junto a Prmoenercol, inauguró el Parque Solar Bayunca I, de 3,6 MW, ubicada en Cartagena de Indias.
“En Egal estamos realmente convencidos que los impactos positivos en temas de empleo y bienestar para el entorno no pueden solo circunscribirse a la construcción y mantenimiento. Creemos que las energías renovables pueden generar más bienestar y desarrollo a sus socios y comunidades vecinas de lo que a simple vista se puede ver”, destaca Martínez.