No caben dudas que la rápida adopción de nuevas tecnologías renovables, como los automóviles eléctricos y las bombas de calor, hacen crecer la importancia de las redes eléctricas a nivel mundial de manera exponencial.
Los países están añadiendo proyectos de energía limpia a un ritmo rápido, lo que requiere más líneas eléctricas para conectarlos de alto funcionamiento para garantizar un suministro confiable para los clientes finales.
Bajo esta premisa, la Agencia Internacional de Energía (AIE) publicó un nuevo informe especial: “Redes eléctricas y transiciones energéticas seguras”, que ofrece un balance, único en su tipo, del estado actual de las redes a nivel mundial.
En palabras de la Agencia, no se está invirtiendo en infraestructura al ritmo de la nueva economía energética. Por ello, advierte el riesgo de que las mismas redes se conviertan en un cuello de botella para los esfuerzos por acelerar las transiciones a la energía limpia y garantizar la seguridad eléctrica.
“El informe especial examina las mejoras urgentes que se requieren no sólo en la infraestructura física sino también en la forma en que se planifican y gestionan las redes, cuantificando los costos de una acción demorada”, detalla la reseña del reporte.
“Y proporciona recomendaciones clave para los responsables de la formulación de políticas, destacando lo que es necesario en áreas como la inversión, la regulación y la planificación”, agrega.
Al respecto, Faith Birol, director ejecutivo de la AIE, publicó en sus redes sociales que, de acuerdo al reporte, para cumplir los objetivos energéticos y climáticos, se requiere agregar o reemplazar 80 millones de kilómetros de líneas eléctricas para 2040.
Esta es una ambiciosa meta teniendo en cuenta que se trata del tamaño de toda la red global construida en los últimos 100 años.
“Nuestro análisis muestra una cola de proyectos de energías renovables en etapa avanzada (por un valor de alrededor de 1.500 GW) esperando ser conectados a la red en mercados clave”, explica Birol.
Y añade: “Si las inversiones en redes no aumentan rápidamente y las reformas regulatorias son lentas, el resultado será un crecimiento más lento de las energías renovables, un mayor uso de combustibles fósiles y un calentamiento global más fuerte. Significaría casi 60 mil millones de toneladas de emisiones adicionales de CO2 entre 2030 y 2050”.
De esta forma, el experto enfatiza en la necesidad de medidas inmediatas sobre las redes. Esto se debe a que, si bien los proyectos renovables pueden avanzar en cuestión de meses o años, los plazos para las redes pueden ser de una década o más.
Las medidas propuestas por AIE
Según el análisis, son esenciales cambios importantes en la forma en que operan y se regulan las redes, mientras que la inversión anual en redes, que ha permanecido prácticamente estancada, debe duplicarse a más de 600 mil millones de dólares al año para 2030
«Mejorar y ampliar la infraestructura de la red en países de todo el mundo requerirá una colaboración internacional más sólida. Las economías emergentes y en desarrollo, excluida China, han experimentado una disminución en las inversiones en redes en los últimos años, a pesar del sólido crecimiento de la demanda de electricidad y los esfuerzos continuos para cumplir los objetivos de acceso a la energía» alerta el documento.
En este sentido, el Dr. Birol enfatiza: «Asegurar que el mundo en desarrollo tenga los recursos que necesita para construir y modernizar redes eléctricas es una tarea esencial para la comunidad internacional. Al movilizar financiación, brindar acceso a la tecnología y compartir las mejores prácticas en materia de políticas, las economías líderes pueden ayudar a mejorar la vida de las personas, fortalecer el desarrollo sostenible y reducir los riesgos del cambio climático».
Entre las acciones estratégicas propuestas por AIE que pueden marcar la diferencia está ampliar y fortalecer las interconexiones de redes dentro de los países, entre países y entre regiones para hacer que los sistemas eléctricos sean más resilientes y permitirles integrar mejor las crecientes proporciones de energía solar y eólica.
Para lograr ello, el informe recomienda que los gobiernos respalden proyectos de transmisión a gran escala para garantizar que las redes estén preparadas para un mayor crecimiento fuerte de la energía renovable e insta a los desarrolladores y operadores de redes a adoptar la digitalización para permitir que las redes del futuro sean más resilientes y flexibles.
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