Argentina recientemente publicó su Estrategia Nacional para el Desarrollo de la Economía del Hidrógeno en donde marcó un horizonte del mercado al que se orientará dicho vector energético y que prevé la necesidad de contar con más de 55 GW de capacidad renovable.
Si bien esta hoja de ruta se ve como positiva, principalmente porque otros países de la región ya tenían un documento oficial en la materia, desde el sector señalaron una serie de críticas, tanto desde su concepción como del norte estratégico proyectado.
«El proceso participativo no contempló debidamente el sector privado y, por ende, no ha sido muy abierto, aunque coincido con que el primer paso hacia la economía de hidrógeno es una estrategia y el proyecto de ley», manifestó Juan Carlos Villalonga, ex diputado nacional y actual presidente de GLOBE y miembro de la PlataformaH2 Argentina.
«El tema es que el proyecto de ley que plantea el Poder Ejecutivo, espantaría a las inversiones o el interés que viene a la Argentina. No podemos cometer el error de tener una mala ley, porque eso sería una señal negativa que haría perder el tiempo y años», agregó en conversación con Energía Estratégica.
En consecuencia, el especialista remarcó a la importancia de contar con una visión que brinde «certeza» y atraiga inversiones en proyectos de 20-30 años, más aún considerando que Argentina está ubicada en una región con otros países que planean ser competitivos en el H2, como por ejemplo Brasil, Chile y Uruguay.
A lo que se debe añadir que, tan solo capturando una porción del mercado internacional, se espera que, para el 2050, Argentina tenga 55 GW dedicados a hidrógeno verde y cinco polos de producción de H2 y sus derivados, principalmente en el sur del país.
“Es un objetivo realista y Argentina debe aspirar a capturar esa porción del mercado. Será muy difícil capturar más, pero hay que entender que arrancamos de una posición muy desventajosa por nuestra macroeconomía y el costo argentino», subrayó presidente de GLOBE y miembro de la PlataformaH2 Argentina.
«Aunque si realmente vemos nuestra envergadura como potencial exportador, elijamos el camino más corto. Si el sector nuclear quiere desarrollar el reactor CAREM porque les parece estratégico, que lo hagan, pero no tiene por qué estar dentro de la hoja de ruta; pero si el objetivo es convertirse en un país exportador, atractivo y capturar una porción del mercado internacional, se debe ir directo al hidrógeno verde”, continuó.
Por otra parte, el ex diputado nacional también apuntó al componente nacional mínimo que se exige en el proyecto de ley que el gobierno elevó al Congreso en julio y que el plan podría estar sugestionado primero en la industria nacional por sobre la exportación.
“No es que uno soslaye la industria nacional, sino que si vamos hacia 55000 MW renovables y cinco polos productivos, se arrastrará a la propia industria nacional a profesionalizarse. Pero eso se hace como consecuencia de la maduración del mercado y la generación de condiciones, no al revés”, afirmó.
Cabe recordar que la iniciativa del Ejecutivo propone que, para el caso de proyectos de H2V, se requerirá una integración mínima de contenido nacional que aumentará de forma paulatina entre 35% (a partir de la entrada en vigor de la ley), 45% (a partir del sexto año) y 50% desde el undécimo año.
“Es decir, primero se prevé el desarrollo y fomento de la industria nacional y después avanzar, pero cuando el país quiera hacer esto último, ya será tarde. La industria del hidrógeno tiene que nacer integrada al mundo, desde el minuto cero, y si una empresa local quiere ser parte, tendrá que integrarse ya con un actor internacional para poder hacer las cosas al nivel de lo que está haciendo el mundo. Sino, vamos a demorarnos y eso nos saca de la cancha”, concluyó Villalonga.
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