La petrolera mexicana estatal Pemex contabilizó unas pérdidas netas de más de US$ 3900 millones en el tercer trimestre, frente al beneficio de US$ 71 millones del mismo trimestre del año anterior, según consta en el informe de cuentas trimestrales de la empresa recién publicados.
La abultada pérdida, no obstante, “no fue generada por factores operativos ni factores de ingresos o costos de la empresa», sino por un impacto negativo de US$ 2.374 millones en efectos cambiarios y un aumento en el pago de impuestos.
El director de finanzas Pemex, Alberto Velázquez, dijo que la pérdida cambiaria no genera flujo de efectivo, pero sí queda constancia en los estados contables de la empresa. Y agregó que la petrolera soporta la carga fiscal más alta del mundo, con US$ 10.670 millones pagados en impuestos, es decir, el 20,1% de sus ingresos totales.
La petrolera paga impuestos directamente sobre el valor de la extracción del petróleo y no en función de sus resultados operativos.
Por cuarto trimestre consecutivo, la compañía incrementó la producción de petróleo, esta vez un 5%, para alcanzar los 1,75 millones de barriles diarios. Entre enero y septiembre, la petrolera aportó al Gobierno US$ 12.260 millones , lo que supone un aumento del 48,5% con respecto al ejercicio previo.
La petrolera prevé incrementar su producción de manera gradual en los próximos años, llegando a superar la barrera de los dos millones de barriles diarios en 2024.
En este contexto, las ventas de la empresa se impulsaron un 60,9%, con 19.429 millones. El aumento de la cifra de negocio se debió principalmente al crecimiento tanto en el mercado local (57,8%) como en las exportaciones (64,5%), en un escenario marcado por la recuperación de los precios del petróleo a nivel mundial y en menor medida por los volúmenes de venta.
En términos operativos, la petrolera registró un beneficio de operación de US$ 4.335 millones, un 250% más; mientras que sus gastos de administración y de distribución fueron de US$ 2.057 millones, un 12,5% más.
A cierre de septiembre, la deuda financiera total de Pemex aumentó un 16% en comparación con el mismo periodo de 2020, hasta US$ 115.956 millones, debido principalmente al uso de financiamientos de corto plazo.