El Senado de Brasil aprobó el segundo proyecto de ley de fomento al hidrógeno del país (PL 3027/2024), el cual en esta oportunidad establece reglas para el Programa de Desarrollo de Hidrógeno con Bajas Emisiones de Carbono (PHBC), entendido como aquel cuya producción emite hasta 7 kg de CO2 o gases de efecto invernadero equivalentes.
La particularidad es que el PHBC estaba incluido en el primer marco regulatorio para el hidrógeno bajo en carbono ((PL 2308/23 – sancionado en agosto del corriente año), pero vetado en primera instancia por el presidente Luis Inácio Lula da Silva durante la sanción de la ley bajo el argumento de la falta de seguridad jurídica y riesgos fiscales.
Es decir que este proyecto de ley llena un vacío dejado por el veto presidencial y el programa regresa reajustado en beneficio del sector energético, dado que garantizará incentivos y créditos fiscales por la venta de hidrógeno bajo en carbono y sus derivados.
El crédito fiscal total podrá concederse entre 2028 y 2032 será de R$ 18.300.000.000 (alrededor de USD 3.276.515.000), que podrá cubrir hasta el 100 % de la diferencia de precio entre el H2 de bajas emisiones y sus sustitutos contaminantes
Mientras que los límites anuales se repartirán de la siguiente manera, aunque cabe aclarar que el dinero no se utiliza en uno de esos años, recién podrá reasignarse a partir del 2032:
R$ 1.700.000.000 en 2028
R$ 2.900.000.000 en 2029
R$ 4.200.000.000 en 2030
R$ 4.500.000.000 en 2031
R$ 5.000.000.000 en 2032.
La prioridad de los incentivos será para los sectores industriales difíciles de descarbonizar, como por ejemplo los fertilizantes, acero, cemento, productos químicos y petroquímicos, además de fomentar el uso del hidrógeno en el transporte pesado, como el marítimo.
Aunque los proyectos en cuestión se seleccionarán mediante procedimiento competitivo, con la concesión de créditos inversamente proporcionales a la intensidad de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) del H2 producido, incluyendo criterios de contribución al desarrollo regional, mitigación del cambio climático, innovación tecnológica o diversificación industrial.
Por tanto, los beneficiarios (sean productores u off-takers) podrán utilizar esos créditos para compensar montos a pagar en otros impuestos, en caso de no existir gravámenes a compensar, solicitar el reembolso que se realizará dentro de los 12 meses siguientes a la solicitud.
Pero si el ganador del concurso no implementa el proyecto beneficiado o lo hace en violación de la ley o reglamento, estará sujeto a una multa de hasta el 20% del valor del crédito; a la par que deberá devolver el importe equivalente a los créditos reembolsados..
“Ambas leyes son un avance muy importante para la transición energética de Brasil, porque se reconoce el papel del hidrógeno para construir proyectos, producir y exportar H2V en gran escala. Esto trae un ambiente estable para las inversiones y memorándums de entendimiento nacionales e internacionales”, sostuvo Fernanda Delgado, directora ejecutiva de la Asociación Brasilera de la Industria del Hidrógeno Verde (ABIHV).
“Esta implementación y sus respectivos incentivos fiscales pueden llevar a Brasil a una revolución energética de procesos productivos que sean bajo intensivos en carbono. Además que la ley define los tipos de hidrógeno, entre ellos el concepto de H2 renovable y las tecnologías que contempla, y el H2 electrolítico”, agregó.
A partir de estas dos normativas y las iniciativas privadas, desde el sector confían en que antes de fin de año se concreten las reglamentaciones correspondientes, donde se definirán cómo serán las licitaciones y los criterios específicos para acceder a los créditos, cómo se distribuirá el dinero, entre otros puntos.
“Ojalá en inicios del 2025 tengamos las primeras subastas de hidrógeno verde”, anheló Fernanda Delgado.
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