El miércoles pasado la Comisión Especial del Hidrógeno Verde de Brasil aprobó el marco legal del hidrógeno de bajo carbono, planteando una serie de incentivos fiscales y financieros para este sector. No obstante, aún resta que el documento llegue al Senado para que sea debatido en “régimen de urgencia” por esta cámara. En caso de recibir un visto bueno también en esta instancia, la propuesta se presentará oficialmente para su sanción presidencial.

Dentro de este proyecto se contempla la formación de la política nacional del hidrógeno de baja emisión de carbono, que incorporará el Programa Nacional del Hidrógeno, el Programa de Desarrollo del Hidrógeno de Baja Emisión de Carbono (PHBC) y el Régimen Especial de Incentivos para la Producción de Hidrógeno de Baja Emisión de Carbono (Rehidro), el cual estará vigente en el período 2028-2032.

La ley original, aprobada por la Cámara de Senadores, define como “hidrógeno de baja emisión de carbono” al que produce, como máximo, 4 kilogramos (kg) de dióxido de carbono (CO2) por cada kg de hidrógeno generado. Estos valores, de todos modos, deberán revisarse a finales de 2030.

El presupuesto estipulado para los incentivos de este sector alcanzaría un máximo de 13,8 millones de reales. Esta cuantía se repartirá anualmente en cuotas de R$ 1,7 millones, R$ 2,9 millones, R$ 4,2 millones, R$ 4,5 millones y R$ 5 millones, respectivamente, durante 2028 y 2032.

El proyecto

Según el proyecto, las directrices para la ejecución de las políticas de incentivo serán definidas por el Comité Gestor del Programa Nacional del Hidrógeno (Coges-PNH2). Este ente estará integrado por “hasta 15 representantes de órganos del Poder Ejecutivo, un representante de los estados y del Distrito Federal, un representante de la comunidad científica y tres representantes del sector productivo”.

Cabe recordar que este documento fue presentado por el senador del Partido Social Demócrata de Bahía (PSD-BA), Otto Alencar. El funcionario estima que la producción de hidrógeno de baja emisión en Brasil alcanzará al menos 1 millón de toneladas (Tn) en dos años.

A su entender, el hidrógeno desempeña un papel fundamental como materia prima en diversas industrias, además de ser un combustible no contaminante en su uso final, ya que su combustión genera energía y agua. “Esta tecnología también abre oportunidades en sectores alineados con las principales agendas nacionales de desarrollo, como la producción de fertilizantes verdes, nuevos biocombustibles y combustibles sintéticos, sin soslayar los avances que ofrece en los sectores químico y petroquímico», indicó.

Otro punto destacado dentro de este proyecto es que la Agencia Nacional de Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles (ANP) será la responsable de autorizar la producción, importación, transporte, exportación y almacenamiento de hidrógeno. Sin embargo, la producción solo podrá ser permitida a empresas brasileñas con sede en el país.

Además de las empresas productoras de hidrógeno de bajo carbono, podrán participar en el Rehidro aquellas firmas que operen en el transporte, distribución, acondicionamiento, almacenamiento o comercialización del recurso. También se beneficiarán las que produzcan biogás y energía eléctrica a partir de fuentes renovables destinadas a la obtención de hidrógeno.

En la definición de los beneficiarios de la concesión del crédito fiscal se privilegiarán los proyectos con la menor intensidad de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del hidrógeno producido o consumido. Asimismo, tendrán prioridad los emprendimientos que posean mayor potencial de fortalecimiento de la cadena de valor nacional; es decir, aquellos que atraigan más etapas de producción al país.

También se incluye a las empresas del Rehidro en el Régimen Especial de Incentivos para el Desarrollo de la Infraestructura (REIDI), obligándolas a aportar dentro del Programa de Integración Social (PIS), que hoy beneficia a las compañías de los sectores de transporte, puertos, energía, saneamiento básico e irrigación con proyectos aprobados para la implementación de infraestructura.

Dentro del REIDI está prevista una renuncia de ingresos de R$ 2.250 millones en 2026 y el mismo monto en 2027, con una producción de 500.000 Tn de hidrógeno en cada uno de estos años. Para 2025, primer período de vigencia, se estima que no habrá un impacto financiero.

, Julián García