La Cámara Argentina de Energías Renovables (CADER) tiene más de 10 años de experiencia y cuenta con 100 empresas integrantes. Es la asociación de renovables más representativa en Argentina. “Tenemos diferentes comisiones y representamos a todas las tecnologías: eólica, solar, bioenergías, hidroeléctrica y solar térmica”, afirmó Florencia Castagnani, coordinadora.
Según datos de la Secretaría de Energía, hasta agosto pasado había 211 proyectos de energía renovables en pie, de los cuales 142 están operación comercial y 69 en construcción. Hoy se estima que una veintena quedaron a la deriva, por la pandemia y la falta de financiamiento. Para el 2025 el país se comprometió a tener un 20% de energía eléctrica de fuentes renovables. En septiembre pasado se llegó por primera vez al 22,4% de la alicaída demanda, pero habitualmente no supera el 12%. La pregunta es: ¿se puede cumplir la meta?
En diálogo con Ámbito, Florencia Castagnani analizó las dificultades del sector, detalló las iniciativas en marcha, justificó la necesidad de contar con energía limpia y explicó una nueva iniciativa de la entidad, con participación de 16 provincias: “Diálogo Federal por una Argentina Renovable”.
Periodista: ¿De dónde surge la idea de armar Diálogo Federal?
Florencia Castagnani: Desde hace tiempo se viene reforzando mucho el trabajo de federalización de la CADER, con los 11 comités de trabajo y los webinar, donde participaron representantes provinciales de energía. Así recorrimos todo el país, el NOA, NEA, Patagonia y casi todas las provincias, y se planteó la idea de armar un espacio de trabajo común, de traer propuestas, qué ideas hay, donde la Cámara sea una pata técnica y se vean qué desafíos existen, se cuenten experiencias, pero en un ámbito de trabajo, no de exposición. Es una articulación público-privado, que busca generar intercambios con todos los gobiernos y generar oportunidades de desarrollo y políticas públicas en todo el país.
M.F.: Armamos cuatro mesas técnicas, de temas específicos: industria nacional, financiamiento, generación distribuida y bioenergía. Cada socio y funcionario se fue anotando en la mesa de interés y se crearán espacios de diálogos abiertos, para invitar a otras cámaras, universidades, legisladores. CADER funcionará como coordinador y columna vertebral del espacio.
P.: ¿Cuál es la principal preocupación del sector?
M.F.: Justamente la falta de articulación público-privado. Muchas veces hay proyectos en cartera en las provincias, que no empezaron o están en desarrollo, y desconocen qué tipo de instrumento se le puede dar para que eso cambie. Y por la parte privada, plantean cómo podrían colaborar de su lado en la parte técnica o financiera para que eso camine. También se menciona mucho la posibilidad de traer lecciones aprendidas, de errores y triunfos, y la capacidad real de desarrollo a largo plazo. Pensar en una hoja de ruta a 10, 15 o 20 años y qué modelo para la matriz energética se quiere para el país. Esto se viene conversando mucho. La preocupación es el horizonte, la planificación a largo plazo de los proyectos.
P.: La ley 27.191 establece que en el 2025 el 20% de la energía eléctrica nacional debe provenir de fuentes renovables. ¿Tras la pandemia, es posible sostener ese objetivo en el tiempo?
M.F.: Se tiene que trabajar para cumplir con la legislación. Hoy la pandemia afecta a todos los sectores y no excede a las renovables, con problemas en logística, personal, traslados, equipamientos. Técnicamente sí se puede llegar, pero hay que impulsar desde todos los sectores la facilitación de proyectos y cuáles son las potencialidades. La pandemia no solo cambió la oferta, sino la demanda. Es una situación rara en todo sentido.
P.: De todas las tecnologías renovables, ¿cuál es la que más aporta hoy?
M.F.: No es lo mismo la que más se desarrolla, que la que más que aporta, y depende de la provincia. Hoy tenemos una potencia instalada, entre los proyectos en operación comercial y en desarrollo, que llega a 6.000 megavatios. De ese total, en operación comercial hay unos 3.500 MW. De ese número, más de 2.000 MW son de energía eólica, que suelen ser proyectos grandes, y el resto se divide en fotovoltaica, bioenergías e hidráulicas. La fotovoltaica está creciendo mucho, sobre todo pequeños proyectos en el NOA y el NEA. En Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Chaco y Misiones tienen mucho de bioenergías. Y en Patagonia y provincia de Buenos Aires hay eólica. Esto refleja por qué es importante la participación de todas las provincias. Somos un país que tiene recursos diversos y muy buenos para aprovechar.
P.: ¿La Argentina puede ser considerada una potencia mundial de las energías renovables?
M.F.: Tenemos mejores recursos que otros países. Alemania es pionero en algunas tecnologías renovables y tiene un desarrollo espectacular, pero si vemos los recursos naturales, la Argentina tiene mejores recursos que esos países. El tema es poder desarrollarlos. Es un rompecabezas que armar, entre el financiamiento, la parte privada, la pública, los marcos regulatorios. Si miramos los recursos, la Argentina tiene muchísimo potencial.
P.: ¿Qué se puede hacer con los proyectos adjudicados que quedaron a la deriva?
M.F.: Hay situaciones y motivos muy diversos en los proyectos que no caminaron. No podemos meter a todos en la misma bolsa. Hay que relevarlos y ver si es por la pandemia o de antes. Es cuestión de evaluarlos y ver la posibilidad de continuar y los que no sean viables se puede tener esa potencia liberada, y que sea reemplazada por otros proyectos. Los casos son muy distintos. La pandemia encontró a las empresas en una situación muy difícil.
P.: ¿El principal problema siempre es el financiamiento?
M.F.: No es casualidad que una de las mesas de Diálogo Federal es de financiamiento. Es un tema de mucho interés. En el comité de Financiamiento de CADER se hace un relevamiento de los bancos que dan financiamientos y se encontraron distintos organismos, embajadas (la británica) y otras entidades. Lo que hay que hacer es buscar diferentes opciones, abrir el abanico, juntar proyectos, participar en convocatorias internacionales. Muchas veces hasta los bancos no consultan cuál es la demanda del sector, porque ellos están armando líneas de créditos. El financiamiento es algo troncal. Hoy en día existen ofertas y hay oportunidades, cada vez más el financiamiento está orientado en proyectos verdes, y seguirán desarrollándose.
P.: ¿Es un mito que las energías renovables son las más caras del mercado?
M.F.: CADER no va en contra de nadie, vela por el desarrollo de las renovables y la diversificación de la matriz energética. Cuando se mira un precio tiene muchos costos, no es específicamente cuánto sale la generación. Tiene todo un contexto atrás, que a veces no se consideran, que tiene que ver con las externalidades positivas. Por ejemplo, la generación de empleo. Muchos estudios demuestran que las renovables generan tres veces más empleos que el sector fósil o el ahorro de las emisiones del dióxido de carbono. En cuanto a los pasivos ambientales, las renovables utilizan lo que se considera un desecho, y eso aporta a la economía circular, o la visión a largo plazo de la sustentabilidad. Hay muchas cuestiones que deben considerarse e internalizarse en un precio, y no solo en lo económico. También hay beneficios fiscales y subsidios, no es simplemente lo que uno ve reflejado en una factura.
P.: ¿Por qué es importante que Argentina desarrolle energías renovables?
M.F.: Es muy importante, es un cambio de paradigma. Las renovables vienen acompañadas por sustentabilidad y el cumplimiento de objetivos ambientales establecidos en acuerdos internacionales; desarrollo de economías regionales; generación de empleo. Son proyectos de triple impacto: económico, ambiental y social. Es mayor federalización, permite a todas las provincias la posibilidad de desarrollo, de norte a sur y de este a oeste.