El Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunció que su Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) otorgó una licencia que autoriza a la petrolera Chevron Corporation a reanudar operaciones limitadas de extracción de petróleo en Venezuela. “Esta acción refleja la política de larga data de los Estados Unidos de proporcionar un alivio de sanciones específicas basado en medidas concretas que alivien el sufrimiento del pueblo venezolano y apoyen la restauración de la democracia”, señala el Tesoro en un comunicado.
Bajo la Licencia 41, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, Chevron puede retomar en parte las actividades de la empresa de la que es copropietaria en Venezuela con la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), si se asegura que “Pdvsa no reciba ningún ingreso de las ventas de petróleo realizadas por Chevron”.
El pacto gobierno-oposición liberaría recursos venezolanos bloqueados en el extranjero, según había adelantado el gobierno de Venezuela.
Las conversaciones retomaron en mayo con una flexibilización de algunas sanciones estadounidenses luego de la invasión rusa de Ucrania y su impacto en los precios del crudo.
El gobierno estadounidense admitió públicamente que el petróleo venezolano podría ser útil en un mercado internacional de precios altos y un contexto de fuerte inflación en Estados Unidos debida, en buena medida, al incremento de precios de la gasolina.
La decisión permite las transacciones necesarias para ciertas actividades relacionadas con la gestión por parte de Chevron o sus filiales de sus empresas conjuntas que involucran a PDVSA o a cualquier entidad en la que PDVSA posea, directa o indirectamente, una participación del 50 % o más.
El texto subraya que se extiende a la producción y extracción de petróleo y productos petrolíferos, incluidos el mantenimiento, reparación o servicios relacionados; la venta, exportación o importación a Estados Unidos de petróleo y derivados, siempre que se vendan primero a Chevron; operaciones para garantizar la salud o seguridad del personal o la integridad de las operaciones o activos de Chevron y sus filiales en Venezuela, y la compra e importación a Venezuela de bienes o insumos relacionados con las anteriores actividades, incluyendo diluyentes, condensados, petróleo o productos de gas natural.
La autorización impide que PDVSA reciba beneficios de las ventas de petróleo de Chevron. La GL 41 autoriza únicamente la actividad relacionada con las empresas conjuntas de Chevron en Venezuela, y no autoriza ninguna otra actividad con PDVSA. En concreto, la licencia impide el pago de cualquier impuesto o regalía al Gobierno de Venezuela, el pago de cualquier dividendo, incluyendo un dividendo en especie, a PDVSA o sus filiales; la venta de petróleo o productos petrolíferos venezolanos por parte de Chevron a cualquier país que no sea Estados Unidos; cualquier transacción que involucre a una entidad ubicada en Venezuela controlada por una entidad rusa, y la expansión de Chevron a nuevos campos petrolíferos en Venezuela más allá de los que tenía el 28 de enero de 2019.
La licencia tendrá una vigencia de seis meses y el Gobierno de Estados Unidos se reserva la potestad de modificar o revocar las autorizaciones en cualquier momento si el régimen de Nicolás Maduro no negocia de buena fe o no cumple con sus compromisos.
En tanto otras sanciones y restricciones impuestas por EE.UU siguen vigentes
EE.UU y Venezuela avanzaron en un acuerdo para descongelar entre 3.000 y 5.000 millones de fondos venezolanos en el exterior.
“Estados Unidos hará cumplir enérgicamente estas sanciones y seguirá responsabilizando a cualquier actor que participe en actos de corrupción, viole las leyes estadounidenses o abuse de los derechos humanos en Venezuela”, agrega el comunicado.
Este anuncio se da poco después de que el gobierno y la oposición de Venezuela retomaran este sábado sus conversaciones con mediación internacional en México, interrumpidas hace más de un año, con la firma de un acuerdo parcial que “impulsará importantes avances para la protección social del pueblo venezolano”.
“El acuerdo que se presenta hoy ha reforzado nuestra convicción de que este proceso es la mejor vía para encontrar una solución política e incluyente para Venezuela”, expresó el jefe negociador de Noruega, Dag Nylander, junto a los representantes del gobierno venezolano, Jorge Rodríguez, y de la llamada Plataforma Unitaria, Gerardo Blyde.
La firma de este pacto, así como la intención de renovar el diálogo sobre la celebración de las futuras elecciones presidenciales de 2024, fueron celebradas por el gobierno de Biden, que calificó estos anuncios de “pasos importantes en la dirección correcta para restaurar la democracia en el país”.
La primera mesa de diálogo fue en República Dominicana, en 2017, y posteriormente en Barbados, en 2019, y ambas fracasaron.
Esas negociaciones fueron posteriores a por lo menos otras dos iniciadas en Caracas en los años previos, y canceladas casi inmediatamente.
En agosto de 2021, en México, las delegaciones firmaron un memorando de entendimiento, pero tres meses después las charlas se suspendieron por el abandono de la mesa de parte del Ejecutivo de Maduro, molesto por la detención en Cabo Verde de Alex Saab, -que luego sería extraditado a Estados Unidos-, al que mencionó como diplomático venezolano y sumó como miembro pleno en la mesa de diálogo después de que fuera capturado.
Desde ese entonces, las delegaciones no se habían sentado nuevamente a negociar.
Los vínculos de Chevron con Venezuela se remontan a 1920, cuando la compañía comenzó a explorar en busca de petróleo. Finalmente, en 1946 se descubrió un campo petrolífero ahora conocido como Boscan Field en la parte occidental del país.