De acuerdo al último reporte mensual del sector energético elaborado por la CNE, hasta diciembre pasado Chile contaba con 165 proyectos en proceso de construcción, por 7.305 MW. El 80% de esos emprendimientos son eólicos y solares fotovoltaicos.

De manera desagregada puede observarse que 3.674 MW son fotovoltaicos, 1.958 MW eólicos; le sigue la hidroeléctrica convencional, con 1.036 MW, y en cuarto lugar –lejos- las fósiles, con 375 MW.

Fuente: CNE

Actualmente la matriz eléctrica chilena está conformada por 24.886 MW. Las renovables no convencionales, en suma, representan 6.445 MW de ese total. Las más representativas son la energía eólica, aportando 2.149 MW, y la solar fotovoltaica, haciendo lo propio con 3.205 MW.

De acuerdo a las proyecciones de la CNE, los proyectos renovables no convencionales en construcción mencionados se pondrán en marcha durante este y el próximo año. En 2023 y 2024 entraría el grueso de las hidroeléctricas convencionales.

Por lo tanto, cabe esperarse que para el 2022 Chile tenga en funcionamiento 6.879 MW solares fotovoltaicos y 4.107 MW eólicos. Por lo tanto, ambas fuentes de energía representarían una potencia instalada por 10.986 MW. Si se supone que para el 2022 la oferta total chilena es de 31.000 (teniendo en cuenta la salida de algunas centrales a carbón), estas fuentes variables representarán el 35,5%.

Flexibilizar el sistema

Para permitir semejante nivel de penetración de renovables variables sin que se vea afectado el sistema eléctrico nacional, el Gobierno de Chile, junto a entidades públicas y privadas, está trabajando en medidas de flexibilización. Sobre todo teniendo en cuenta que con el paso del tiempo habrá un incremento aún mayor en la participación de centrales de renovables variables, un aumento de la generación distribuida, retiros de centrales de base que aportan inercia a los sistemas eléctricos (como centrales a carbón o nucleares).

Fuente: Ministerio de Energía de Chile