Los recursos hidrocarburíferos hallados a lo largo del territorio argentino han generado, con el correr del tiempo, diversos beneficios para la Nación, sus industrias y el bienestar y confort de la vida de sus habitantes. Su disponibilidad y aprovechamiento han contribuido decisivamente en el desarrollo de las distintas economías regionales.
La actividad hidrocarburífera genera diversos impactos o afectaciones territoriales, económicas, sociales, geopolíticas y ambientales en las distintas regiones productivas de la República Argentina que pueden ser positivas o negativas en función de su resultado. Uno de estos impactos es la influencia, progreso y desarrollo socio económico regional a partir de la propia actividad extractiva.
Gracias a dicha actividad, se produce en el territorio la generación de ingresos por regalías, impuestos, tasas, contribuciones y cargas similares y el impulso de la actividad económica motorizada por los altos ingresos salariales de los trabajadores respecto de la media y de las empresas de servicios ubicadas localmente. Dicha generación de ingresos representa una inyección de masa de dinero en las regiones que impacta de forma positiva a nivel nacional, provincial, social, económico y geopolítico.
Por su parte, cuando aumenta la captura de renta petrolera de las empresas a través de un precio alto respecto de su costo, ello conlleva a un aumento de producción. Dicho aumento genera nuevos puestos de trabajo que demandan mayor infraestructura, bienes y servicios generando así la llegada de nuevos comercios y empresas de servicios. Así, aumenta el número de habitantes en la región.
También, suministra un recurso energético esencial para el desarrollo integral de la Argentina, pudiendo incluso generar exportaciones que permitan el ingreso de divisas en caso de que haya excedentes respecto del abastecimiento interno.
Diversidad productiva regional
Ahora bien, la diversidad productiva regional en la Argentina es un factor que incide en la influencia, progreso y desarrollo que generan las explotaciones hidrocarburíferas en su territorio. Esto hace que los escenarios de desarrollo regional sean diferentes según la diversidad productiva que exista.
Se debe diferenciar entonces entre aquellas localidades que teniendo históricamente una economía reducida, de pronto experimentan un crecimiento en su actividad económica por la explotación hidrocarburífera, como es el caso de Añelo en la provincia de Neuquén, y las que ya contaban con una actividad productiva importante, como es el caso de Allen, en la provincia de Río Negro, que previamente a dicha explotación tenía una significativa producción agrícola de frutales en la economía del Alto Valle del Río Negro. Ambas localidades se encuentran ubicadas en la cuenca Neuquina y están emplazadas sobre Vaca Muerta.
En ambos supuestos, la llegada de la actividad hidrocarburífera revoluciona el territorio provincial generando un movimiento socio económico repentino que se desarrolla no sólo a partir de la propia actividad petrolera sino a través de pequeñas y medianas empresas que prestan servicios tercerizados (profesionales, arquitectos, ingenieros, servicios diversos, salud, seguridad e higiene, transporte, etc.) a las empresas hidrocarburíferas. Dicho movimiento económico genera multiplicación de puestos de trabajo y actividades comerciales que nutren a la región y obligan a dotarla de infraestructura básica (caminos, comunicaciones, viviendas, agua, electricidad, gas, cloacas, etc.).
También, son afectadas la infraestructura y prestación de servicios en estas localidades ya que se ven saturadas si no se realiza una adecuación en forma previa. Por su parte, hay un impacto positivo para las provincias productoras debido a que, como consecuencia de la mayor producción, perciben mayores ingresos por cobro de impuestos.
Impacto de la actividad hidrocarburífera
Ese boom socioeconómico regional generado a partir de la actividad hidrocarburífera puede impactar económica y culturalmente en la vida de los habitantes locales, debido a la mayor intensidad de actividades económicas que comienzan a desarrollarse en el territorio y la gran inmigración de personas con nuevas costumbres y aspiraciones socioeconómicas. Esta situación puede perjudicar el desarrollo de algunas actividades preexistentes al punto de llevarlas al borde de la desaparición. Tal es el caso de la trashumancia en algunas regiones de la provincia de Neuquén y la fruticultura en las chacras del Alto Valle del Río Negro en el entorno de Allen.
La demanda incrementada por la inmigración de trabajadores y sus familias rápidamente supera la oferta de bienes y servicios existentes, lo que genera tensión y estrés no sólo para los recién llegados sino también, y, sobre todo, para los pobladores locales. Por lo general esta situación no potencia otras actividades económicas además de la propia actividad hidrocarburífera, generando una sobrecarga en la infraestructura y servicios existentes. Frente a esta situación, estos grupos poblacionales se vuelven dependientes de una o algunas de las actividades económicas regionales de las cuales la principal es la hidrocarburífera.
Esta dependencia vuelve a las regiones más vulnerables frente a escenarios de reducción o cierre de operaciones de empresas petroleras en sus territorios. En cambio, la diversidad productiva permite que estas se sostengan en base al ingreso económico y crecimiento social que generen otras actividades productivas.
Puede suceder también que el desarrollo de nuevas actividades productivas se vea condicionado frente a la rentabilidad de la propia actividad hidrocarburífera por lo que su inicio y posterior desarrollo muchas veces no es del todo apetecible ni tentador. En otras palabras, dado que la actividad extractiva genera buenos ingresos para los obreros petrolíferos y también para las empresas de servicios, resulta un verdadero desafío la proliferación de otras actividades distintas teniendo en cuenta que los ingresos no son equivalentes.
Desarrollo regional
En virtud de la situación planteada, se considera que las explotaciones hidrocarburíferas deben ser un punto de partida a la hora de hablar de influencia, progreso y desarrollo regional que permita a las regiones de la Argentina nutrirse y desarrollarse con diversas fases productivas. Así no se volverán vulnerables frente a eventuales escenarios de cierre de operaciones ya que no dependerán exclusivamente de dicha actividad extractiva. Un ejemplo de esta situación son los denominados “pueblos fantasmas”. Son territorios en los cuales en un comienzo hubo un boom en el desarrollo poblacional producto de la llegada de la actividad hidrocarburífera y se volvieron tan dependientes de dicha actividad que frente a su cierre quedaron despoblados.
Para mejorar esta situación, el desarrollo regional no debe depender únicamente de la actividad hidcrocarburífera sino que, sobre la base de esta, debe generar nuevos y distintos polos de desarrollo económico y productivo. La dependencia de una sola actividad como la petrolera vuelve a los grupos poblacionales más vulnerables frente a eventuales cierres parciales o totales de operaciones. Frente a esta cuestión y para que no se dé el fenómeno conocido como “pueblo fantasma”, lo recomendable es fomentar la diversidad productiva regional, tanto de las localidades de producción hidrocarburífera como de las localidades cercanas.
Esta diversidad productiva debe profundizarse y ampliarse para potenciar los beneficios económicos derivados de la explotación petrolera. Se considera que el desarrollo debe consistir en diversificar la matriz productiva regional en lugar de centrarse en los ingresos por regalías que tienen un determinado tope, ya que estos dependen significativamente del precio que el Estado Nacional les fije al gas y al petróleo en el marco de su competencia. Por su parte, para motivar el desarrollo regional debe propenderse a alentar inversiones para la explotación hidrocarburífera en el territorio argentino, como así también a la instalación y prestación de bienes y servicios de todo tipo. Para ello, es esencial que existan un plan y políticas gubernamentales uniformes junto con un escenario de confianza sobre la base de la seguridad jurídica.
Sin perjuicio de que el escenario ideal es el desarrollo de actividades económicas alternativas, existen medios como por ejemplo los fondos anticíclicos que permiten, en caso de una caída de la actividad por repercusión del precio del mercado externo, darle cierta contención socioeconómica a la actividad regional. Estas medidas tienen que ser sostenidas a través de los sucesivos períodos de gobierno para que se consoliden.
Cabe destacar que la diversificación de la matriz productiva regional antes mencionada como mecanismo de sostén socioeconómico, muchas veces no es viable porque hay otros sectores como por ejemplo el turístico y ambiental de la zona que podrían no ser compatibles con la petrolera. Es así que las actividades que se desarrollen en las localidades además de ser conciliables con la petrolera, deben ser sustentables y tener una visión regional de conjunto e integral. Dicha concepción tiene su andamiaje en el concepto de mirada socio ambiental sustentable donde las demás actividades regionales deben acompañar la explotación hidrocarburífera y no restringirla o anularla. Además, debe existir “confianza” entre la sociedad y el Estado para que las actividades sean sustentables y aceptadas socialmente.
Ahora bien, de las cuencas hidrocarburíferas de la Argentina en explotación, la Neuquina se ha ido posicionando con el correr del tiempo como el epicentro de la industria petrolera del país, actualmente muy concentrada en los yacimientos de la formación de Vaca Muerta. Se encuentra conformada por regiones de las provincias de Neuquén (centro, este y norte), Mendoza (sur y sudoeste), Río Negro (norte y noroeste) y La Pampa (sudoeste).
Si bien en dicha cuenca la actividad hidrocarburífera es la principal, no es la única. Las provincias que la conforman cuentan además con diversas, numerosas y vastas actividades productivas que contribuyen a su desarrollo regional, como por ejemplo turismo, ganadería, agricultura, minería, aprovechamientos hidroeléctricos, fruticultura, etc. Asimismo, la proliferación de estas actividades produce un impacto positivo ya que vuelve menos vulnerables a las regiones en las que se desarrollan ayudándolas a reducir el impacto frente a la eventual disminución y/o cierre de operaciones de la propia actividad hidrocarburífera.
Proyecto de LNG
En la actualidad, se encuentra bajo tratamiento el impulso del proyecto denominado ARGLNG para la instalación de una planta de gas natural licuado (GNL) en el territorio de Punta Colorada de la localidad de Sierra Grande, provincia de Río Negro. Dicho proyecto consiste en la construcción de una planta de licuefacción de gas extraído de la formación de hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta. Asimismo, es el resultado de un plan y una política nacional hidorcarburífera uniforme de la Argentina tendiente a la explotación y aprovechamiento de sus recursos naturales.
Por su parte, tal decisión de política nacional es una oportunidad única para el desarrollo de la región patagónica, promoviendo la descentralización y fortaleciendo el federalismo de coordinación, complementación y cooperación entre el Estado Nacional y las provincias productoras.
La elección de Punta Colorada, en la localidad de Sierra Grande, revitalizará el puerto de la región actualmente en desuso y aprovechará la proximidad con los yacimientos de Vaca Muerta, optimizando así la logística y reduciendo los costos de transporte.
Asimismo, el proyecto representa un plan estratégico de federalización uniforme e industrialización del territorio argentino a partir de la descentralización de inversiones significativas hacia regiones históricamente postergadas.
Así, la provincia de Río Negro se verá beneficiada con la creación de empleo, impulso de desarrollo tecnológico y la mejora en la infraestructura regional. Ello generará la instalación de comercios, empresas y servicios profesionales. También, se desarrollarán el transporte y los servicios públicos y sanitarios coadyuvando al logro de una mejor calidad de vida para los habitantes de la región. Esto no es otra cosa que ampliar y diversificar la matriz productiva regional de Sierra Grande posibilitando su desarrollo regional.
Cabe destacar también la existencia del acompañamiento provincial de Río Negro a esta decisión del Estado Nacional con miras al logro de dicho principio de federalismo de coordinación, complementación y cooperación entre Nación y las provincias, establecido por la Constitución Nacional y refrendado en numerosos fallos judiciales por la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Esto significa reconocer y bregar por un escenario donde exista un plan hidrocarburífero macro uniforme, decidido por el Estado Nacional, con la cooperación provincial.
Ahora bien, la actividad hidorcarburífera está basada en una sinergia entre Estado – Empresa que genera beneficios para el territorio que se ven reflejados en algunos sectores más que en otros. Por ello, la cuestión está en analizar qué sucede con la porción provincial que no se ve beneficiada por dicha sinergia entre Estado – Empresa. Aquí existen dos caminos.
El primero, un traslado de una porción del beneficio que genera la actividad hidrocarburífera a aquellos sectores que no se ven beneficiados intentando alcanzar un piso de referencia provincial. El segundo, quizás más virtuoso que el primero, destinar parte del beneficio de la propia actividad petrolera sólo como punto de partida para promover actividades que generen ingresos para ellas mismas en otras áreas provinciales buscando la diversidad productiva regional. Este último caso permitirá no asfixiar el desarrollo de la actividad hidrocarburífera forzándola a ser una especie de “subsidio” para la región, sino que será el puntapié inicial para que luego dicha región se sostenga a si misma sin restringir libertades y beneficios de la propia actividad petrolera.
Las decisiones acerca de cómo se trasladan recursos del área geográfica que se ve beneficiada por la actividad hidrocarburífera al área no beneficiada por esta es una cuestión que compete a quien administra la provincia, es decir, su gobernador provincial. La administración de turno (poder ejecutivo provincial) es la que planifica, decide y ejecuta políticas gubernamentales provinciales para el desarrollo de su territorio. Entre las provincias que conforman la cuenca Neuquina, Neuquén es la que lleva la delantera.
Hoy en día, la provincia de Neuquén se consolida como una de las provincias productoras de hidrocarburos de la cuenca Neuquina cuya explotación se afianza a lo largo de su territorio. Su economía sustentada en dicha actividad genera numerosos procesos inmigratorios y asentamientos urbanos hidrocarburo dependientes que conviven muchas veces con comunidades originarias y el ambiente. Esta comunión de idiosincrasias muchas veces da lugar a diferencias en distintas áreas.
Asimismo, dicha provincia ha logrado un avance tecnológico que le ha permitido una penetración en Vaca Muerta para explotar hidrocarburos, avance que aún no han alcanzado otras provincias de la cuenca Neuquina. Esto ha sido gracias a que la provincia ha promovido un despliegue institucional y técnico para promover y desarrollar inversiones. Fuera de Neuquén, en el resto de las provincias de la cuenca Neuquina, aún se advierte un desarrollo hidrocarburífero que muchas veces no ha sido acompañado por decisiones técnicas e institucionales.
Cabe destacar también que en la época de franco declino de la producción hidrocarburífera convencional (año 2014), Neuquén se enfocó en la explotación no convencional (shale gas y tight gas) como medio de reactivación regional de su industria petrolera. Para ello, sus distintos productores de hidrocarburos se capacitaron, inclusive en el extranjero, con la idea de fomentar la explotación no convencional en su territorio. Esto generó que cuando llegó el momento histórico de comenzar su aprovechamiento, dicha provincia se encontrara mejor posicionada con respecto a otras para encaminar su producción hacía el no convencional.
Explotación de recursos
De ahí que la explotación de hidrocarburos no convencionales enfocada en Vaca Muerta tuvo su epicentro en la provincia de Neuquén y no en otras provincias de la cuenca Neuquina, porque ésta ya contaba con calidad técnica y un andamiaje organizativo institucional enfocado en su explotación. Cabe destacar que tanto la dirigencia como la sociedad neuquina están a favor de la explotación privada de hidrocarburos. Por otra parte, el hecho de que la provincia de Neuquén disponga de un fondo anticíclico como el Fondo de Estabilización y Desarrollo de la Provincia de Neuquén (FODEN) sin dudas aliviará aún más situaciones de crisis (eventual caída de producción y/o cierre de operaciones). Esta es una medida que las demás provincias de la cuenca podrían replicar.
En conclusión, de las provincias que conforman la cuenca Neuquina, Neuquén ha sido de alguna manera el epicentro de la industria petrolera de dicha cuenca, principalmente enfocada en la explotación de Vaca Muerta, gracias a la presencia de una sólida estructura organizativa institucional nutrida de calidad técnica. Dicha solidez institucional se ve reflejada también en el acompañamiento de la política provincial por parte de los actores (gobierno provincial, empresas, sindicatos, ciudadanía, etc.) mediante la aceptación de normas para la explotación hidrocarburífera en la región.
En este aspecto, la política de Neuquén es una política de estado provincial que no sólo se centra en la actividad hidrocarburífera sino en la búsqueda de un desarrollo regional íntegro de todo el territorio provincial. Así, en los puntos 14, 17 y 24 del “Programa de Acción Política” de la Carta Orgánica del partido político más importante de la provincia -el Movimiento Popular Neuquino (MPN), fundado en el año 1961- queda definida una política de Estado provincial, de desarrollo regional íntegro del territorio neuquino, con basamento en las diferentes áreas y recursos naturales de la provincia, propiciada por dicha fuerza política.
Por su parte, cuenta con el denominado Consejo de Planificación y Acción para el Desarrollo (COPADE) como organismo institucional encargado de planificar, diseñar y generar políticas públicas que promueven el desarrollo estratégico sostenible como así también busca continuar protegiendo actividades típicas de idiosincrasia provincial, como es el caso de la trashumancia.También, ha sido pionera en el manejo de las relaciones con los pueblos originarios que habitan su territorio a través de una estructura organizativa institucional, que busca lograr un entendimiento e integración de dichas comunidades a la vida socioeconómica provincial.
En función de ello, el modelo institucional neuquino debería servir como ejemplo útil para el resto de las provincias productoras en el abordaje de sus políticas provinciales hidrocarburíferas y búsqueda de diversificación de sus matrices productivas regionales basándose en el principio del federalismo de coordinación, complementación y cooperación entre Nación y provincias.
, Lucas Panno