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Canadá calibra por estos días un menú de posibles contramedidas si el nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump cumple con su promesa de aplicar aranceles a las importaciones desde Canadá y México. El gobierno canadiense no descartó hasta ahora la aplicación de un embargo petrolero sobre los cuatro millones de barriles diarios que exporta a los EE.UU. No obstante, esa opción no cuenta con el respaldo de Alberta, la principal provincia productora de crudo canadiense.
Trump, que asume la presidencia este lunes 20 de enero, había dicho a finales de noviembre que planea imponer un arancel del 25% a todas las importaciones procedentes de Canadá y México. “El 20 de enero, como una de mis primeras Órdenes Ejecutivas, firmaré todos los documentos necesarios para cobrar a México y Canadá un arancel del 25% sobre TODOS los productos que ingresan a los Estados Unidos y sus ridículas Fronteras Abiertas”, disparó en sus redes sociales. El líder del Partido Republicano también amenazó con aplicar un arancel del 10% sobre todas las importaciones, más otro 10% sobre las importaciones desde China.
En respuesta a esa amenaza, el gobierno federal y las provincias en Canadá están articulando una estrategia de contramedidas en el plano comercial. «Nadie quiere que Estados Unidos imponga aranceles a nuestros productos. Pero Canadá estará listo con una respuesta nacional si la necesitamos«, dijo el primer ministro saliente de Canadá, Justin Trudeau, luego de una reunión con los primeros ministros de las provincias.
La ministra canadiense de Asuntos Exteriores, Mélanie Joly, fue la primera funcionaria en afirmar que el país podría considerar detener el flujo de hidrocarburos en represalia por los aranceles. Esa posibilidad fue reafirmada en los últimos días por la la ministra de Comercio Internacional, Mary Ng. «Todo está sobre la mesa», dijo Ng al medio CNBC. «En realidad, no creo que los estadounidenses quieran que no vendamos electricidad, petróleo y gas a Estados Unidos, porque ya sabes, estoy aquí en Nueva York, las luces de Broadway, mucha electricidad es canadiense. Si se van a imponer aranceles a Canadá, lo que en realidad se conseguirá es que las cosas sean más caras para los estadounidenses», añadió.
El gobierno habría acordado con los representantes provinciales una estrategia de tres niveles que incluye la imposición de aranceles y restricciones al comercio si Trump cumple con su amenaza, según publicó el diario The New York Times. El primer nivel consistiría en la aplicación de tarifas sobre productos importados desde EE.UU., con el foco puesto en los bienes que son producidos en los Estados gobernados por el Partido Republicano. Pero si ese tipo de presión sobre Washington no llegara a surtir efecto y las tensiones comerciales escalaran aún más, el gobierno canadiense iría hasta el nivel final de restringir la exportación de materias primas como petróleo, gas natural, potasa, uranio y minerales críticos.
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Impacto
El impacto de un embargo petrolero sería crítico para los EE.UU., especialmente para sus refinerías en el Medio Oeste. Las exportaciones de crudo de Canadá a su vecino del sur treparon a un récord de 4,3 millones de barriles por día en julio de 2024 tras la expansión del oleoducto Trans Mountain, según datos de la Administración de Información Energética (EIA). No obstante, Canadá también se enfrentaría a severas alteraciones en su logística interna de hidrocarburos.
Las importaciones de petróleo crudo desde Canadá se han vuelto cada vez más importantes para las refinerías estadounidenses. La capacidad de refinación de petróleo se situó en 18,4 millones de bpd al 1 de enero de 2024. En 2023, el 60% de las importaciones de petróleo crudo de los EE.UU. se originaron en Canadá, frente a un 33% en 2013. Canadá produce centralmente crudo pesado de sus arenas bituminosas, un crudo tan pesado que necesita un tratamiento especial para poder fluir por los oleoductos.
Las refinerías en los estados del Medio Oeste de EE.UU. serían las más impactadas por un embargo, ya que estas compran el petróleo canadiense con un descuento, una ventaja que perderían con los aranceles. El descuento en el precio que sufren los productores canadienses se produce por la falta de compradores alternativos. El crudo Western Canadian Select (WCS) cotiza a US$ 64 por barril, mientras que el crudo WTI cotiza a US$ 77 por barril; un diferencial de 13 dólares a favor de las refinerías en el Medio Oeste de EE.UU.
Un embargo también forzaría a esas refinerías a buscar otras fuentes de crudo pesado o a reconfigurar sus instalaciones para operar con crudos más livianos, aunque ese cambio demandaría tiempo y esfuerzo. Las refinerías del Medio Oeste demandaron de Canadá unos 2,7 millones de bpd en octubre.
Pero Canadá también deberá evaluar las posibles represalias de EE.UU. en caso de restringir el suministro a EE.UU. El crudo se produce principalmente en el oeste de Canadá, en la provincia de Alberta, fluyendo dentro del país hacia los nodos industriales y las refinerías en Quebec y Ontario en el este. Parte de esa logística pasa por territorio estadounidense, por los Estados de Michigan y Wisconsin, situación que potencialmente compromete la seguridad de suministro en el este canadiense.
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Ruptura en el frente canadiense
Si bien el gobierno canadiense no descarta la aplicación de un embargo petrolero a EE.UU., las implicancias económicas de semejante medida ya generaron una ruptura en frente político nacional. La primera ministra de Alberta, Danielle Smith, dijo que la provincia no aceptará ninguna medida de bloqueo a las exportaciones de hidrocarburos al vecino del sur, pese a que la amenaza de los aranceles de Trump «es real» y elevaría el descuento que sufren los productores canadienses.
La sensibilidad económica del tema escaló al máximo nivel. Smith, que pegó el faltazo a la reunión de Trudeau con los líderes provinciales, viajó a la Florida a ver a Trump. Tras la reunión con el presidente electo, la líder provincial dijo que la amenaza de las tarifas es real. «Es probable que lleguen el 20 de enero», dijo Smith. Más importante aún, agregó que los aranceles alcanzarán muy probablemente a las importaciones de energía. «No espero ninguna excepción”, dijo.
A pesar de este panorama sombrío para las finanzas de Alberta, la líder provincial rechazó de plano cualquier restricción a las exportaciones de crudo a los EE.UU. «(El gobierno federal) tendrá una crisis de unidad nacional en sus manos al mismo tiempo que tendrá una crisis con nuestros socios comerciales de Estados Unidos», dijo Smith. También le recordó al gobierno federal que las provincias canadienses son dueñas del petróleo.
El cálculo de la primera ministro es centralmente económico; argumentó que por cada dólar que es descontado del precio del WCS el tesoro provincial pierde ingresos por 600 millones de dólares. El diferencial con el WTI se achicó en el último año con el ingreso a operación de una extensión del oleoducto Trans Mountain, que habilitó exportaciones de crudo canadiense a las refinerías en la costa oeste de EE.UU. y también a clientes en Asia. Pero ese diferencial podría dispararse nuevamente si un embargo se produce.
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, Nicolás Deza