En el 2020, muchos estados latinoamericanos ratificaron sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC) y la iniciativa Climate Action Tracker (CAT) se pronunció sobre las metas de 7 países de la región: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México y Perú.  

Entre ellos, destaca Costa Rica el país con mejor calificación en el “termómetro” que aspira a reducir la temperatura media global a partir de las NDC. 

Costa Rica ha mejorado la arquitectura de su objetivo NDC en comparación con la anterior”, aseguran.

Según se detalla en el Climate Action Tracker, este país ha fortalecido su ambición y la transparencia del objetivo al agregar un presupuesto de emisiones, pero también advierte que una ruta de emisiones detallada para el período 2021 – 2030 mejoraría aún más la transparencia de sus compromisos climáticos.

“Las NDC con esta calificación son consistentes con el objetivo de 2 ° C de Copenhague de 2009 y, por lo tanto, se encuentran dentro del rango de “participación justa” de un país, pero no son completamente consistentes con el objetivo de temperatura a largo plazo del Acuerdo de París (1.5º)”, indica CAT. 

Recomiendan nuevos incentivos para que las emisiones de Costa Rica no aumenten un 2.4% anual

Visto aquello, algunos especialistas consideran que Costa Rica puede aún ir por más. Entre las recomendaciones que referentes del sector energético renovable realizan, William Villalobos, abogado experto en Derecho Energético y CEO de la Core Regulatorio -primer firma consultora en Costa Rica especializada en regulación de servicios públicos-, señaló: 

“El país es referente en materia de energía eléctrica. Nuestra matriz, mayoritariamente renovable, permite obtener altos grados de credibilidad; esta es una fortaleza que poco ha sido explotada para la generación de nuevas oportunidades en Costa Rica”. 

“Costa Rica podría contribuir en la transformación de las matrices energéticas de otros países que no cuentan con suficiente cuota de energías renovables. Desde este país se puede aprovechar el acceso al Mercado Eléctrico Regional colocando energía 100% renovable generada por empresa privada y por las mismas empresas distribuidoras que tengan oportunidad de adquirir los excedentes de energía de los generadores distribuidos.”, sugirió el especialista, a la vez que advirtió que para lograrlo se requiere no sólo identificar estas oportunidades si no saber generar los espacios para que los costarricenses se beneficien de las oportunidades, tanto en la reducción de emisiones contaminantes nacionales, regionales como en dinamizar los mercados.

Desde la experiencia como director ejecutivo de la Cámara de Generación Distribuida (CGD) y habiendo transcurrido 6 años desde la aprobación del Reglamento en esta materia, también indicó: 

“El cambio climático, si bien es un desafío mundial en materia ambiental, es también un gran espacio de oportunidades que debemos saber aprovechar de manera que sectores como la energía y el transporte se reinventen y se adapten a las nuevas condiciones mundiales de sostenibilidad”. 

“El proceso de adaptar la normativa nacional es complejo; uno de estos ejemplos ha sido la normativa de generación distribuida que -pese a haberse generado múltiples espacios de diálogo- hoy, el país no cuenta con un marco normativo moderno y adaptado a las condiciones actuales de los mercados de energía. Situaciones como estas no se pueden repetir. El cambio climático y la transición energética requieren actuar con prontitud”.

Aquellas recomendaciones también podrían ser de utilidad para otros países de la región, fundamentalmente a aquellos que han mejorado sus NDC respecto a las del 2015 pero que aún podrían implementar nuevas medidas que aceleren la transición energética.

Por ejemplo, países como Argentina, Chile, Colombia y Perú han apostado por ratificar su compromiso con una ambición superior a la primera. Inclusive algunos de estos han asegurado durante este año que buscarán superar la segunda contribución presentada, pero aún no han indicado cómo. 

Tal es el caso de Argentina, cuyo presidente anunció en la Cumbre de Líderes sobre el Clima que colaborarán con una reducción adicional del 2,7% de las emisiones respecto al compromiso de diciembre del 2020. Y de Chile que busca acelerar su transición energética desde distintos sectores para lograr ser carbono neutral en 2050. 

Pero en la región, hay tantos países como casos particulares. Y aún queda camino por recorrer para ganar la carrera hacia las cero emisiones. 

“Lejos” de los antes mencionados, se ubican otros países como Brasil, México y otros tantos, con esfuerzos considerados “insuficientes” por CAT, al menos hasta lo reportado en el segundo semestre del 2020 y lo expuesto en sus segundas NDC sin mejorar su ambición por la reducción de emisiones contaminantes.