La Comisión Europea busca salir del Tratado sobre la Carta de la Energía (TCE), después de que varios miembros lo abandonaran por los costosos acuerdos judiciales con empresas petroleras y gasíferas, según el Financial Times.

El Tratado sobre la Carta de la Energía (TCE), creado en 1994, pretendía proteger las inversiones transfronterizas en el sector energético.

El Tratado cubre todos los aspectos de las actividades relativas a la energía incluyendo extracción, refinamiento, almacenamiento, producción, transporte, comercio, tránsito, inversión y venta (artículo 1 del tratado). El Tratado es legalmente vinculante, inclusive las disposiciones sobre resolución de conflictos.

Originalmente, el proceso de la Carta de la Energía buscó incrementar las inversiones en materia de energía de las compañías occidentales en los países de la ex Unión Soviética y los países de Europa Oriental al final de la Guerra Fría. El Secretariado Internacional de la Carta de la Energía describe que la misión actual de la Carta de la Energía se extiende más allá de la cooperación Oriente-Occidente y busca promover los principios de apertura de los mercados globales de energía y no discriminación comercial a través de instrumentos legales vinculantes para estimular la inversión extranjera directa y el comercio transfronterizo a nivel global.

Para la UE el tratado es inapropiado ya que se trata de una herramienta de la industria de los hidrocarburos para combatir los planes de reducción de emisiones de los gobiernos y, además, protege los intereses de la industria hidrocarburífera

La Comisión Europea, el brazo ejecutivo del bloque, había defendido anteriormente una versión modernizada del tratado que habría detenido las disputas internas en la UE, y una reducción de una “cláusula de extinción” que protege las inversiones.

El pacto se diseñó a principios de la década de 1990 para animar a la industria hidrocarburífera occidental a invertir en los antiguos Estados soviéticos, prometiendo un tribunal de arbitraje independiente si los acuerdos no salían bien.

“Francia dejó el tratado, que era un paso importante exigido por muchos y por el que hemos estado trabajando”, dijo el presidente Emmanuel Macron a principios de este año, señalando que la pertenencia al TCE era incompatible con “recortar las emisiones de carbono hasta 2030 como se pide en los acuerdos de París.”

Italia se retiró del tratado en el 2015, aunque sigue vinculada por una denominada cláusula de extinción. Mientras que Francia, Países Bajos, Polonia, España y Bélgica habían estado presionando para que el bloque saliera como uno solo.

Alemania también ha anunciado sus planes de retirarse del TCE, que entrarán en vigor este mes de diciembre, y Polonia también abandonará el tratado a finales de este año.