Como hemos remarcado anteriormente, este sector es el que regula al resto ya que tiene prioridad de abastecimiento. Sin embargo, su comportamiento no es caprichoso y responde casi exclusivamente al factor climático. Para estudiar el impacto del invierno tomaremos como parámetro de temperatura mínima promedio para la ciudad de Buenos Aires suministrados por la estadística de censo de la ciudad (hasta el 2016) y por los partes diarios del ENARGAS (para el 2017).
Como podemos ver en el siguiente gráfico, los inviernos del 2014 y 2015 han registrado temperaturas superiores a la de años anteriores a lo largo del invierno, lo que ha implicado un consumo de gas moderado para el sector en comparación con otros períodos.
Luego de los templados inviernos del 2014 y 2015, el 2016 registró un invierno muy frío, especialmente para los meses de mayo y junio, donde se registran los consumos récord, para luego estabilizarse en la media para julio, agosto y septiembre. Hay que recordar que el año pasado, se anunció el primer aumento tarifario para el sector en el marco del “sendero de precios” impulsado por el gobierno. Sin embargo, esto no pareció afectar al nivel de consumo.
El 2017, con tarifas aún más caras que el 2016, registró uno de los inviernos más benévolos en términos de temperatura con un comportamiento muy similar al del 2015 para los meses de mayo y junio y denostando un récord mínimo de consumo para el mes más frío del año: julio. Para agosto y septiembre, podemos ver, continúan las altas temperaturas, por lo que prevemos que el consumo continúe debajo de media histórica para este sector.