Ramón Castañeda, presidente del Consejo Directivo de la Asociación de Distribuidoras de Energía Eléctrica Latinoamericanas (Adelat) se refirió a los desafíos y beneficios de mejorar la calidad del suministro eléctrico en la región.

Durante su participación en el Congreso Internacional de Distribución Eléctrica (CIDEL) organizado por Adeera y el Comité Argentino de la Comisión de Integración Energética Regional (Cacier) advirtió la necesidad de empezar por disminuir las horas de interrupciones al usuario final.

Citando un informe publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Ramón Castañeda reconoció que un gran promedio de clientes en América Latina y el Caribe “tienen por lo menos una hora de interrupción de suministro por mes”.

Al respecto, subrayó que existe “cierto consenso” de mejorar esa estadística y reducir los cortes promedio a una hora por año. Y, para lograrlo, exhortó a sus pares a empezar a hacer frente a ese desafío: “se puede hacer de forma gradual en los próximos años; pero, si comenzamos antes, será mucho más fácil el camino”.

En tal sentido, destacó que una de las respuestas más viables para lograrlo es apostar por iniciativas de transformación digital que estén alineadas a una transición energética sostenible. 

“Es es una inversión claramente rentable para la sociedad”, aseguró.

Y explicó: “No estamos hablando solamente del sector eléctrico, no estamos hablando, solamente de la empresa de distribución. Es todo el conjunto de la sociedad el que se beneficia de esta tendencia”.

¿Cuál es el nivel de inversión necesario? Según datos de Eureelectric y Connecting the Dots mencionados por el directivo de Adelat, Europa estima una necesidad de 400 mil millones de euros para su región que se invertirían en distintas categorías, como ser: digitalización, automatización, modernización, medidores inteligentes, generación renovable, resiliencia, almacenamiento y electrificación del sector de movilidad, edificios e industrias.

El 25% de todo lo que hay que invertir se recupera solamente por los beneficios de la sostenibilidad para la sociedad”, sostuvo Castañeda.

Aquel sería un aporte no menor que, en números en el escenario europeo, se traduce en 6.000 millones de euros de triple impacto: ambiental, social y económico.

Finalizando con su análisis, Castañeda indicó que si a los elementos que garantizan la sostenibilidad se le suma “evitar la compra de combustible, prácticamente esta inversión no sólo se recupera, sino que incluso los beneficios superan los montos invertidos”.