Un derrame de petróleo de grandes proporciones tiene en emergencia a la provincia de Esmeraldas, en el norte de Ecuador, donde alrededor de 25.000 barriles de crudo han afectado al medio ambiente y a los pobladores de la zona.

El derrame de crudo, que han teñido de negro al menos tres ríos, se originó en marzo tras la rotura de un tramo del Oleoducto Transecuatoriano en la localidad de Quinindé, dejando una huella ambiental difícil de borrar en el corto plazo.

Según el cálculo del Ministerio de Ambiente, el derrame se extendió a lo largo de 86 kilómetros por los ríos Caple, Viche y Esmeraldas, devorando peces y vegetación.

En medio de fuertes olores y altas temperaturas, además de luchar con el tiempo, los trabajadores y maquinaria tratan de limpiar con químicos y absorbentes al menos tres de los afluentes contaminados, según reportó la cadena CNN.

Pese a los esfuerzos por limpiar la zona afectada, el daño parece ser de gran impacto y las imágenes que se han registrado resultan ser aterradoras, pues vista aéreas muestran cómo la gran mancha se ha extendido por afluentes y zonas verdes.

Se trata de una de las catástrofes ambientales más grandes de los últimos 30 años en la zona, aseguró el alcalde de Quinindé, Ronal Moreno.

De acuerdo con cifras de la ONU, citadas por CNN, se calcula que 113.000 personas resultaron afectadas por el derrame de petróleo que el Gobierno atribuyó a un sabotaje el daño en el oleoducto de propiedad estatal, que provocó el derrame de exactamente 25.116 barriles de crudo.

El vertido de petróleo es de los más grandes de los últimos años en el país y sucede al ocurrido en 2022, cuando unos 6.300 barriles afectaron la Amazonía ecuatoriana, donde dos años antes cerca de 16.000 contaminaron varios ríos.

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