El precio promedio del crudo de la marca Urals alcanzó en julio los 64,37 dólares por barril, superando el tope establecido por la Unión Europea. Precisamente a fines del año pasado los gobiernos que conforman el G7 fijaron un techo de 60 dólares por barril al petróleo procedente del Rusia. Desde la entrada en vigor de la medida, las compañías de los países del G7 tienen permiso para transportar crudo ruso y conceder seguros solo si el precio del hidrocarburo de la marca Urals se sitúa por debajo del límite establecido.
A principios del año pasado, las petroleras rusas ya habían empezado a desviar los suministros del crudo Urals hacia Asia y a formar una flota de buques cisterna para este fin, lo que supuso una logística más cara. La presión de las sanciones y la falta de transparencia en los precios, provocada por el hecho de que las anteriores estimaciones de las cotizaciones se basaban en el mercado europeo a donde casi ya no se suministraba, desembocaron en un aumento del descuento del crudo de la marca Brent.
Sin embargo, Moscú fijó un descuento máximo para el Urals respecto al Brent, y a partir de septiembre la rebaja no superará los 20 dólares por barril.
Paralelamente, Arabia Saudita recortó su producción petrolera en un millón de barriles diarios en julio y agosto, mientras que Rusia empezó desde este mes a reducir sus exportaciones en 500.000 barriles al día. Estas decisiones provocaron un alza en las cotizaciones del Brent y una reducción en la diferencia de precios entre los crudos de medio y bajo contenido de azufre, lo que ha contribuido al repunte del Urals.