Argentina se encuentra en un punto estratégico, no solo por sus recursos naturales sino por su capacidad para impulsar una transformación energética que podría posicionarla como un referente en la generación sustentable de electricidad. En un contexto mundial de creciente preocupación por la preservación de los ambientes que habitamos y la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el país cuenta con enormes posibilidades de aprovechar energías de transición, como el gas, y renovables como la solar, la eólica, la hidroeléctrica y la biomasa. Esta potencia y  oportunidades requieren de una estrategia sólida que permita transformar los recursos naturales en proyectos sustentables y beneficios económicos para la sociedad.

Argentina es un país privilegiado en cuanto a recursos naturales para la generación de energías renovables. Por ejemplo, la región de la Puna, en el noroeste argentino, es una de las zonas con mayor radiación solar en el mundo, con condiciones óptimas para la instalación de plantas solares de gran escala. De hecho, proyectos como la planta de Cauchari, en la provincia de Jujuy, ya demuestran el potencial solar argentino, generando energía limpia y abriendo la puerta a la exportación de electricidad a países vecinos. Con un aumento en la inversión y en infraestructura de transporte, el país podría no solo satisfacer la demanda local, sino también convertirse en un importante exportador de energía solar.

Carlos Bergoglio, vicepresidente Eling Energía S.A.

La energía eólica también presenta un panorama sumamente favorable. Las zonas de la Patagonia,  cuentan con algunos de los vientos más constantes y potentes del mundo, ideales para la generación de electricidad a través de turbinas eólicas. Actualmente, Argentina ha desarrollado importantes proyectos que aprovechan esta fuente de energía, sin embargo, el potencial eólico está lejos de agotarse. Debemos superar el cuello de botella que representa la falta de capacidad para transportar la producción para permitir el desarrollo de numerosos proyectos en distintas áreas del país, que están a la espera de convertirse en realidad para aportar energía limpia y segura a la red nacional y disminuyendo la dependencia de los combustibles fósiles.

A esto se suman las posibilidades de la energía hidroeléctrica, una fuente que Argentina ya aprovecha en cierta medida, pero que aún pueden aumentar su protagonismo en la matriz de generación de Argentina. Sobre el río Santa Cruz el proyecto de las centrales Néstor Kirchner y Jorge Cepernic aportaran 15% más de energía limpia y renovable a todo el país. Existen diferentes cuencas a lo largo de nuestro territorio que poseen un gran potencial para aprovechar la fuerza del agua y llevar energía a hogares e industrias.  

La biomasa es otra fuente de energía con gran potencial en el país, especialmente en las zonas agrícolas y ganaderas. La posibilidad de convertir residuos orgánicos y agrícolas en electricidad ofrece una solución sustentable que, además, podría contribuir a la reducción de desechos y mejorar la calidad ambiental en regiones rurales. Argentina cuenta con una industria agropecuaria robusta que genera una gran cantidad de residuos; aprovechar estos para la producción de energía eléctrica sustentable representa una oportunidad económica y ambiental de gran valor.

En el corazón manisero de la provincia de Córdoba existen variados casos de éxito en generación de energía que utilizan como combustible la cascara de maní como son la central de la empresa Prodeman S.A., que con una potencia de 10 MW inyecta al sistema interconectado nacional energía eléctrica para unos 18.000 hogares. También es paradigmático el caso de la localidad cordobesa de Ticino que, también aprovechando el residuo del maní, produce la energía eléctrica que les permitió ser la única localidad que no sufrió falta de suministro en el episodio de blackout total que se produjo en Argentina en junio del 2019.

En el 2022 el parlamento Europeo, tras una propuesta de la Comisión de Energía Europea, etiqueto como verdes a la energía nuclear y al gas considerando a ambas fuentes como sostenibles.

La energía nuclear que en Argentina ha tenido un desarrollo exitoso, que con las centrales de Embalse, Atucha 1 y Atucha 2 aportan 1763 MW de potencia de energía limpia, es un aliado estratégico ya que es de la pocas fuentes que puede generar electricidad de manera continua y a gran escala sin emitir dióxido de carbono durante su funcionamiento. Los  trabajos de extensión de vida de Atucha 1, que ya han comenzado permitirán mantener este aporte fundamental a la matriz sustentable de energía.

El gas natural se ha convertido en un recurso estratégico, en particular gracias a los yacimientos de Vaca Muerta, uno de los mayores reservorios de gas no convencional en el mundo. Este recurso permite que el país disponga de una fuente de energía abundante y de menor impacto ambiental comparado con otros combustibles fósiles, esta característica lo convierte en un puente hacía una matriz energética más limpia A corto y mediano plazo, el gas ayuda a reducir las emisiones y a estabilizar la red eléctrica, dado que las centrales de gas pueden ajustarse rápidamente a los cambios en la demanda de electricidad. Esto resulta crucial para complementar las energías renovables intermitentes, ya que el gas puede generar electricidad cuando las fuentes solar o eólica no están disponibles.

No obstante, el aprovechamiento de estas oportunidades requiere superar desafíos importantes. Es necesario trabajar en forma conjunta entre los diferentes niveles estatales y las organizaciones privadas para establecer las condiciones y conseguir los recursos que permitan el desarrollo de los proyectos y la estructura de transporte necesaria para llegar a los centros de consumos de todo el país y poder exportar la producción excedente.

La capacitación y formación de nuevos  profesionales en el sector de energías renovables y la retención de los grandes profesionales que poseen las empresas, también serán clave para asegurar el éxito de esta transformación energética. Argentina necesita técnicos, ingenieros y especialistas en energías limpias que no solo impulsen proyectos de generación, sino que también garanticen el mantenimiento y el desarrollo de nuevas tecnologías en el país.

Por último, es crucial involucrar a la sociedad en esta transición. La conciencia ambiental y el compromiso con la sustentabilidad deben ser parte de la agenda pública. La energía sustentable no solo es una respuesta al cambio climático, sino también una oportunidad de mejorar la calidad de vida, reducir costos energéticos y generar empleo. Con una visión compartida, Argentina tiene todo para liderar la región en el desarrollo de energía limpia y contribuir a un futuro más sustentable.

El futuro de la energía en Argentina es prometedor, y si se logra orientar de manera adecuada, el país podrá no solo abastecer sus propias necesidades, sino también contribuir al bienestar ambiental y económico de la región.

(*) Vicepresidente Eling Energía S.A.

, Carlos Bergoglio (*)