«Yo soy producto de esa mezcla extraña», afirma Horacio Marín, director general de Exploración y Producción de Tecpetrol. Hoy responsable de las operaciones de la empresa en México, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia y la Argentina, este ingeniero químico recibido en la Universidad de La Plata con un promedio de 9,50 fue el primer joven profesional que, en 1988, ingresó a la petrolera del Grupo Techint. La definición de sí mismo se refiere al desembarco de la compañía en el Golfo San Jorge, que produjo una fusión entre los petroleros de raza de YPF que trabajaban desde hacía décadas en la cuenca y el grupo de novatos entusiasmados, que «invadieron» el área forjados al fuego del gigante industrial de la familia Rocca.

Horacio Marín, director general de Exploración y Producción de Tecpetrol

«El promedio es una consecuencia y no un objetivo», refiere sobre su performance académica, que complementó con una maestría en el exterior. Esa idea resulta clave para comprender una dinámica de trabajo basada en la siempre presente disposición al aprendizaje, a la observación y al análisis que se lleva a cabo a la hora de operar en el Golfo. Una mirada que va más allá de los resultados. Y que hace que, muchos años después, ese espíritu exploratorio se mantenga intacto. «Los estudiantes viajan a Comodoro Rivadavia para observar durante una semana cómo funciona una operación convencional. Muchos de los gerentes y directores de la empresa hicimos escuela allí», cuenta.

¿Cómo fue el desempeño de Tecpetrol desde que empezaron a operar El Tordillo?

—Cuando tomamos el área, las reservas a auditar eran de 7,6 millones de metros cúbicos. Lo que se había acumulado en 1916 (aunque, en 1945, el yacimiento empezó a producir más) eran 20 millones de barriles. Luego, de 7,6 millones pasamos a producir 32 millones. Es decir, quintuplicamos el número.

La empresa Santa Fe (anterior propietaria del yacimiento) siempre fue fuerte en cuanto a la recuperación secundaria y supimos aprovecharlo. Cuando adquirimos el área, había un proyecto piloto que inyectaba 700 metros cúbicos de agua y nosotros llegamos, en el pico, a inyectar 45.000 metros cúbicos por día. Pusimos 950 pozos en producción de recuperación secundaria y 350 inyectores.

¿Cómo lo hicieron?

—En principio, nos contactamos con universidades, consultoras y compañías de los Estados Unidos para aprender y traer ideas. A la inversa de lo que se hace en Vaca Muerta, donde se fractura para generar las calles, en el Golfo las calles están hechas y el agua no empuja el petróleo. Entonces, le pusimos un polímero. Llegamos a colocar 120 pozos inyectores y a producir 600 metros cúbicos de recuperación terciaria.

Sin embargo, el yacimiento El Tordillo tiene una característica única, que es la alta temperatura y la profundidad de los pozos. No hay en 2020 un polímero que resista tal magnitud de temperatura y profundidad. El de CAPSA es el polímero que nosotros no podemos aplicar y considero que es, precisamente, una de las oportunidades a futuro de la cuenca.

Es indispensable la industrialización de las operaciones para poner el foco en la producción y la eficiencia de los costos a través de la productividad. También es necesario cuestionarse: ¿Por qué esta cuadrilla solo trabaja en esta zona? Esto implica pensar en procesos y tiempos estándares. Ya empezamos a trabajar en eso. Se trata de poder hacer más cosas con lo mismo para bajar los costos por barril y, por lo tanto, aumentar las reservas.

Es cuestión de reflexionar y organizar…

—Claro. Hoy, hay una mirada puesta en la masividad. Para hacer industrialización, se necesita tener masividad. De lo contrario, no funciona. No tiene sentido porque, cuando termino de aprenderlo, no hago más pozos. La Cuenca del Golfo no consta de un reservorio único, son miles. Tecpetrol perforó 741 pozos en 100 kilómetros cuadrados. En Vaca Muerta, eso es una locura. Por la masividad de El Tordillo, un área que llegó a producir 4.300 metros cúbicos de petróleo, invertimos –entre costos de opex y capex– u$s 3.800 millones.

Cuando el precio del petróleo está alto, el porcentaje de agua de Tecpetrol ronda el 97%. Cuando el petróleo baja, estamos en 92%. Tenemos un listado de pozo por pozo, con sus costos variables. Entonces, si sube el precio, subimos pozo. Si no, la situación te va comiendo y baja la rentabilidad. Hay que poner el foco en el análisis. 

Pensando en el período pospandemia y dado que menciona la industrialización y las mejoras de procesos, ¿hay buenas expectativas al respecto?

—Sí, yo estoy muy comprometido con eso. Y entiendo que la optimización de los procesos es indelegable del operador, del dueño. Saben fracturar. Pero, cuando le das la llave en mano, recurren al subcontrato.

Doy un ejemplo para explicar dónde reside la importancia a la hora de optimizar. Yo, personalmente, contraté a una persona que sabía mucho de industrialización. Pero se trataba de un proyecto bastante individual y eso me puso a toda la gente en contra. Aun así, logramos alcanzar una eficiencia de más del 30%. Con esto quiero decir que la clave no está en la cantidad de personas, sino en la capacidad para organizar procesos. Trabajamos así en Fortín de Piedra y hoy vemos los cambios. Actualmente, es impensado hacer menos de cinco fracturas por día. Pero se hacían tres.

Mientras otras compañías hacen tres fracturas por día en Vaca Muerta, ustedes levantan la vara a ocho fracturas. ¿Cree que poseen un valor detectable que otras empresas no pueden ver?

—Sí. Se puede hablar mucho de números. Pero, a veces, lo más difícil es visualizar. En mi caso, cuando vi la arena de un pozo, tomé conciencia de la importancia de la logística. La Cuenca del Golfo es particular en lo siguiente: vos perforás 700 pozos mientras que, en otras áreas, solo es posible desarrollar 40. Pero, para mantener 700 pozos, hay que tener cualquier cantidad de contratistas y de proveedores. Entonces, eso te permite hacer tiempos estándares para ser eficiente. Porque tenés algo continuo y masivo.

En América latina y en la Argentina, el operador tiende a encargarse de la logística comercial y las ventas, y todo lo demás se subcontrata. Y lo que ocurre al subcontratar es que se delega la optimización de los procesos. Para optimizar un yacimiento, es fundamental incluir a los contratistas. Al hacerlo, mejora toda la cadena de valor.

¿Tecpetrol tiene que relanzar la agenda con los contratistas de cara a 2021?

—Primero, vamos a medir dónde podemos mejorar con lo que tenemos. No hace falta cambiar permanentemente la tecnología o los contratistas. Un alto directivo de una petrolera que una vez visitó Vaca Muerta se impresionó al ver el esfuerzo que el obrero depositaba en el trabajo de fractura que estaba realizando. Cuando tenés un norte, vas al trabajo y sabés lo que tenés que hacer. A mi hija le digo: «Me gusta el día porque no me cuesta ir a trabajar». Realmente hago lo que me gusta.

¿A qué se debe la capacidad que demostró el Golfo San Jorge a la hora de enfrentar un contexto de crisis tan complejo?

—La Cuenca del Golfo es un área grande y, salvo que ocurra una catástrofe, genera un mínimo de actividad sustentable para la cuenca. Y, justamente, por esa característica todos los demás actores tenemos una actividad más o menos constante. El Golfo tiene una declinación promedio, en primaria, del 15%; en secundaria, baja a 8%. En El Tordillo, tenemos un pozo cada cinco hectáreas. Y percibimos claramente que, en el caso del convencional, es fácil levantar y, a la vez, es más fácil declinar.

En el último tiempo, fuimos a una zona a la que no habíamos ido nunca y encontramos cosas interesantes. Hay miles de reservorios y nosotros llegamos a hacer 241 niveles de capas. Ahora bien, esos reservorios son chicos y tienen baja permeabilidad. En la cuenca, hay que pelearla y, para eso, el capital humano y el foco en la eficiencia son fundamentales.

También es importante estar preparados para soportar un vaivén de precios que es cada vez más fuerte. Y hay que tener rapidez para mantener una actividad mínima en los momentos en que se vuelve difícil programar. Yo creo que hay que lograr desatar Vaca Muerta y la macroeconomía del país. Sobre todo, porque, en esta industria, cada vez que se frena la actividad, se pierde mucho dinero y el flujo de inversión que permite financiar los proyectos.

El precio del crudo del Golfo se revalorizó mucho porque tiene poco azufre, ¿es una variable a tener en cuenta?

—Sí, creo que hace al crudo más competitivo y eso le viene bien a una cuenca madura.

¿Por qué El Tordillo es un yacimiento escuela?

—Es un lugar ideal para aprender porque tenemos pulling, workover, perforación, generación de energía y plantas de tratamiento. El abordaje es muy completo; hay mucho para ver. Los estudiantes viajan a Comodoro Rivadavia para observar durante una semana cómo funciona una operación convencional. Muchos de los gerentes y directores de la empresa hicimos escuela allí.

El programa de capacitación Tecpetrol University Induction Camp (TUIC) tiene una duración total de un mes e incluye, además, capacitaciones teóricas, trabajo con simuladores de desarrollo convencional y no convencional en los que se presenta un modelo simplificado de un yacimiento y deben tomarse decisiones clave, que repercuten en la producción de petróleo y gas. ×

La entrada «En la cuenca hay que pelearla y, para eso, el capital humano y el foco en la eficiencia son fundamentales» se publicó primero en EconoJournal.

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