¿Cuánto más considera que puede bajar el precio de la tecnología renovable en Latinoamérica? 

Las empresas siempre buscaremos ser competitivas en esta industria. Pero hay que ser cuidadosos. 

En el caso de GoodWe, somos una empresa que no relega la calidad por el precio. No somos la empresa más barata del mercado, eso quizás nos lleve a tener menos market share en algún momento pero siempre mantendremos los principios de la compañía. 

¿Cómo miden su competitividad? ¿Cuál es su referencia?

Hoy, la competencia de los fabricantes chinos son otros fabricantes chinos. Donde están las fabricas y las matrices de nuestras empresas hay sobreproducción y ahí está la verdadera competencia de precio. 

¿El fabricante chino también compite contra la industria local? 

En aras de favorecer a la industria local, ya sea por escasez de dólares, línea política u otros motivos, hay gobiernos que deciden promover el contenido nacional. 

Desde luego hay diferentes posturas ideológicas al respecto pero, desde mi punto de vista, la de historia nos demuestra que no es buena idea bloquear la importación sin un respaldo nacional concreto, porque termina un protegiendo industria menos eficientes, no cuentan con las cadenas de valor productivas necesarias para ser competitivos y los consumidores terminan pagando más. 

Dicho aquello, considero que no son necesariamente buenas las políticas de contenido nacional. Latinoamérica tiene décadas de experiencia sobre eso que prueban que no es una buena idea en términos económicos.

¿Encuentra barreras en la regulación de mercados latinoamericanos para importar nuevos inversores? 

En general, los países latinoamericanos son flexibles en su regulación a temas que involucran a los inversores. 

Normalmente las regulaciones europeas son punto de referencia. La única excepción en Latinoamérica podría ser México, Panamá y Costa Rica, pero esto sería porque las economías de estos países están muy integradas a Estados Unidos y deben haber muchos usuarios de estos países que operan con regulaciones de aquel país. 

Un desafío en algunos mercados será trabajar sobre la limitación de potencia. Hay países donde no se permite que los sistemas fotovoltaicos inyectan a la red eléctrica y creemos que eso es un retraso frente a otros que ya tienen esquemas de netbilling o net metering. Hoy es deseable que esos obstáculos se remuevan para que la industria siga avanzando porque hablamos de soluciones que nos benefician a todos. 

¿Qué temas urgentes deben atender los decisores políticos para impulsar las energías renovables en Latinoamérica? 

Es fundamental que existan políticas a largo plazo. Es comprensible que de una administración a otra hacen ajustes de política pública, pero es un consenso internacional ir por mercados más predecibles. 

En México, por ejemplo, tenemos una administración federal que se muestra adversa al desarrollo de las energías renovables y al sector renovable. Esto es algo muy penoso, porque el país tenía una muy buena trayectoria. La iniciativa privada desea que se reoriente la política energética de México. Es necesario que esta sea integral, inclusiva y no excluyente.

Es posible lograr previsibilidad. Es el caso de países como Chile o Colombia, que han trazado una ruta energética clara a largo plazo. 

Hoy, Ecuador, Paraguay y Costa Rica pueden ser ejemplos de mercados que empiezan a encontrar atractivo a la energía renovable; de estos esperamos señales concretas ya que podrían seguir la misma línea de Chile y Colombia.

Por otro lado, hay países de los que no se sabe mucho como Bolivia o Perú, que atraviesan actualmente situaciones de gobierno sensibles pero que han mostrado entusiasmo en su momento por estas alternativas de generación. 

Como industria, querémos llegar con infraestructura de última generación a todos los rincones de Latinoamérica y mejorar el acceso a la electricidad con soluciones limpias y sostenible.