El Gobierno autorizó la exportación de gas natural al país trasandino en octubre de 2017 para asistencia en situaciones de emergencia mediante la resolución 407-E/2017, vía la estatal Energía Argentina Sociedad Anónima (Enarsa) a ENAP Refinerías, por una cantidad máxima diaria de 3,5 millones de metros cúbicos a 9.300 kilocalorías por metro cúbico.
El intercambio establecía: “Enarsas deberá reimportar volúmenes de gas natural equivalentes a los exportados mediante la autorización otorgada dentro de los 30 días corridos desde la fecha de entrega al comprador”.
Ese fue el comienzo de la vuelta a la reutilización de los gasoductos que unen a la Argentina con Chile luego de 10 años de haberse interrumpido el suministro a ese destino por “causas de fuerza mayor”.
Argentina y Chile están interconectadas por diversos gasoductos de norte a sur, lo que permite efectuar intercambios del fluido aprovechando la diferencia de demanda de acuerdo con la estacionalidad.
Gasoductos de intercambio
En la actualidad hay siete gasoductos que unen a ambos países: NorAndino y Gas Atacama en la zona norte, GasAndes en el centro, Gasoducto del Pacífico en la región del Biobío, y los gasoductos Posesión 1 y 2 y Frontera en el sur del país.
Chile posee dos terminales de regasificación de gas natural licuado en la zona norte y centro, que tienen una capacidad de regasificación conjunta de 20 millones de metros cúbicos al día.
En el caso de la energía eléctrica, existe una línea que conecta ambos países, que va desde la zona de Antofagasta hasta Salta, y se estudia la factibilidad de conexión en otros cinco puntos del norte y centro sur.
El plan del Gobierno
La Argentina pretende inundar el mercado de gas natural desde distintas fuentes, a saber: producción nacional de no convencionales, principalmente de la provincia de Neuquén, y gas convencional off shore de la Cuenca Austral desde las tres plataformas que tiene el consorcio
PAE Total y Wintershall, el contrato de abastecimiento con Bolivia que seguramente será renovado en 2026; las dos estaciones de regasificación ubicadas en Escobar y Bahía Blanca; y los intercambios o swaps de energía mencionados.
El país depende en un 70% de su matriz energética del gas natural, tanto para la generación de energía eléctrica como para el consumo residencial, comercial e industrial, razón por la cual, precios relativamente bajos de gas natural, aumento del consumo diario promedio y oportunidades de evacuación en épocas de baja demanda dan más incentivos a las inversiones esperadas para el desarrollo de Vaca Muerta, la gran promesa argentina.