Con la próxima Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático programada para celebrarse en Brasil en noviembre de 2025, Rosilena Lindo Riggs, experta regional en energía y clima, enfatizó la importancia de llegar «full armados como región» a esta que será la 30ª Conferencia de las Partes 30 (COP30). Esto incluye fortalecer los planes incluidos en las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés) y consolidar las actividades voluntarias de la alianza global Race to Zero.

«Latinoamérica y el Caribe tienen el potencial renovable más grande del planeta. Nos corresponde demostrar que hemos avanzado significativamente desde la última COP en Bakú. Necesitamos planificar proyectos inclusivos que integren a comunidades vulnerables y demuestren nuestra capacidad de mover la aguja climática sin haber agotado todavía el financiamiento disponible», expresó Rosilena Lindo Riggs en una entrevista con Energía Estratégica.

Según un análisis de la Agencia Internacional de Energía (IEA), la capacidad instalada renovable en Latinoamérica pasaría de 322.1 GW en 2022 a unos 448 GW estimados para 2030. Sin embargo, esta proyección de crecimiento aún está lejos de representar el triple de la capacidad que se persigue como objetivo global. «Hay países que, por limitaciones de espacio, no podrán alcanzar este objetivo, pero otros tienen un potencial renovable excedente que podría beneficiar a toda la región», consideró Lindo Riggs, quien fue Secretaría de Energía de Panamá.

La variabilidad climática que impactó a la región en 2023 y 2024 subraya la necesidad de robustecer la infraestructura energética regional. La entrevistada destacó cómo «mientras algunos países enfrentaban inundaciones que requerían abrir compuertas de represas, otros sufrían sequías agravadas por el Fenómeno del Niño». La falta de infraestructura adecuada, como variedad de alternativas de generación y mecanismos para optimizar el uso de los recursos, limitó la capacidad de adaptación y mitigación.

«Aún no tenemos una interconexión completa de punta a punta en el continente americano. Esta es una oportunidad crítica que debemos abordar en nuestra planificación regional», observó Lindo Riggs.

Además, insistió en la urgencia de reforzar la cooperación técnica y financiera sobre el hidrógeno por su importancia estratégica para la región, no solo como un vector energético limpio, sino como un elemento que puede transformar las dinámicas económicas de los países latinoamericanos. «El hidrógeno verde debe ser accesible y competitivo para todos los países de la región. Esto implica no solo desarrollar tecnologías avanzadas, sino también asegurar que su implementación sea inclusiva y equitativa», observó.

En tal sentido, hizo un llamado a abordar la solidaridad energética para algunos Estados como pueden ser los insulares con alta dependencia a combustibles fósiles en su matriz energética, como Trinidad y Tobago. «Debe existir un espacio de negociación para garantizar que los derivados del hidrógeno verde lleguen a estos países a precios accesibles, evitando inequidades como las vistas durante la pandemia con las vacunas», apuntó.

Renovables en la cumbre de presidentes del continente americano

Antes de la COP30, la X Cumbre de las Américas, que se llevará a cabo en Punta Cana en el mes de octubre del 2025, representa una instancia clave para avanzar hacia una decisión política de alto nivel. Lindo subrayó la importancia de que este encuentro de jefes de Estado y de gobierno de los Estados soberanos de América «cree un espacio formal de organización y planificación estratégica del sector energético orientado a mejorar las redes de transmisión y distribución, considerando la seguridad energética y la resiliencia climática».

Si bien la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) ya ha comenzado a trabajar en la planificación energética regional, Lindo resaltó que «una decisión presidencial garantizaría la participación de cancillerías y otros ministerios, promoviendo una planificación intersectorial y coordinada local y regional».

Para que Latinoamérica pueda posicionarse como el mayor proveedor global de energía limpia, Lindo exhortó a desarrollar en estas instancias un plan estratégico regional robusto. «Tenemos la oportunidad de liderar en tecnología y planificación energética limpia. Esto no solo nos permitirá alcanzar las metas de descarbonización, sino también consolidarnos como iguales frente a otras regiones históricamente dominantes en el suministro de energía no limpia».

Con la COP30 como telón de fondo, Latinoamérica enfrenta un momento decisivo. «No podemos permitir que esta oportunidad se diluya. Debemos planificar con tiempo, garantizando que el acceso a energía sostenible sea equitativo y resiliente para todos los países de la región».

Nuevas oportunidades para aumentar el compromiso climático desde el sector privado

Desde la aprobación del Acuerdo de París en la COP21, se instituyeron iniciativas y figuras emblemáticas como los Climate Champions, cuyo objetivo es conectar las acciones gubernamentales con iniciativas voluntarias de ciudades, regiones, empresas y filantropías. Estas acciones, aunque no siempre contabilizadas en su totalidad dentro del financiamiento climático oficial, están generando avances significativos.

Un ejemplo notable es la alianza global Race to Zero, creada en 2020, que actualmente cuenta con más de 14,500 miembros, incluyendo empresas, ciudades, regiones y entidades financieras. Esta coalición representa más del 15% del PIB mundial y abarca más del 10% de las emisiones globales, con una participación destacada de Latinoamérica y el Caribe.

En Panamá, la participación en Race to Zero es aún incipiente, con solo nueve miembros, entre ellos cinco universidades y cuatro empresas, destacando la Bolsa Latinoamericana de Valores (Latinex). Lindo Riggs resaltó la importancia de que más empresas, especialmente las micro, pequeñas y medianas (PyMEs), se sumen a esta iniciativa. Race to Zero ofrece un programa específico para PyMEs denominado «PyMEs resistentes al cambio climático«, que en los últimos años ha movilizado más de mil millones de dólares en financiamiento, incluyendo préstamos y fondos no reembolsables. Este programa proporciona recursos personalizados para el desarrollo de capacidades, fomenta el liderazgo en adaptación al cambio climático y promueve la replicación de ejemplos exitosos en diversas regiones.

El proceso para que una empresa se una a Race to Zero es accesible. Primero, la empresa debe expresar su interés y compromiso de reducir emisiones, alcanzando la neutralidad de carbono a más tardar en 2050 y una reducción a la mitad para 2030. Luego, con el apoyo de la alianza, debe elaborar un plan de acción en un plazo de 12 meses y publicarlo para garantizar la transparencia y responsabilidad.

Lindo Riggs enfatizó que tanto grandes como pequeñas empresas del sector privado pueden acceder a recursos y cooperación técnica para adaptarse al cambio climático. Es fundamental que las PyMEs, que constituyen el núcleo de muchas economías y suelen ser las más vulnerables financieramente, aprovechen estas oportunidades para fortalecer su resiliencia y contribuir a la acción climática global.

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