Oscar Ferreño, director de Relaciones Institucionales y Regulación en Ventus, planteó que la producción de hidrógeno verde tomará un rol más habitual en los próximos años, a medida que las tecnologías y capacidades avancen. 

“Fabricar hidrógeno verde será como una actividad agropecuaria. Plantar molinos o paneles solares será como plantar soja, trigo o criar ganado. Y es muy probable que pequeños productores eólicos o fotovoltaicos vuelquen su producción a un gran centro comprador que se dedique a procesar el H2, similar a lo que ocurre con la carne y los frigoríficos”, sostuvo durante el Solar, Wind & Hydropower Regional Virtual Summit de Latam Future Energy. 

“Actualmente la energía es una actividad puramente minera porque el 80-90% de la energía proviene de los combustibles fósiles, pero la energía se trasladará a una actividad agropecuaria y sustentable. Y no tiene que ser monopólica, sino con multiproductores y multiprocesadores”, agregó. 

De todos modos, el especialista planteó que es necesario un sistema energético integrado, donde las soluciones híbridas entre eólica y solar más almacenamiento permitan generar y guardar el hidrógeno, en tanto que líneas de transmisión sean complementarias a los grandes hidroductos de H2. 

“Podremos fabricar hidrógeno y guardarlo en tanques de combustible como hoy se guarda el gasoil o el carbón, lo que permitirá gestionabilidad para todo el sistema. Incluso, es más sencillo almacenar la energía en H2 líquido, metanol o amoníaco que hacerlo en baterías, que creo que en 15 o 20 años empezará a ocurrir”, señaló.

¿Cuándo podrá despegar el hidrógeno? Hoy en día, a partir de los precios de la energía eólica y fotovoltaica, se calcula que el kilogramo del H2V cuesta aproximadamente de 4 a 6 dólares. 

Y si bien muchos países de la región (y del mundo) ya tienen hojas rutas o estrategias dedicadas a disminuir el costo nivelado del hidrógeno (LCOH) a menos de dos dólares por kilo, como la reciente planificación de Uruguay, Ferreño declaró que ya puede ser competitivo si se compara con el diésel. 

Aunque no así en materia de la infraestructura para transportar dicho vector energético de manera habitual, debido a que todavía no hubo tales avances tecnológicos necesarios como sí sucede con los combustibles fósiles convencionales, lo que demoraría su mayor penetración en el mercado. 

“Todavía no se consigue un camión de H2 al mismo costo que uno para diésel, porque falta que la investigación y desarrollo diluya sus costos en la fabricación masiva de vehículos. Pero sí es cierto que estamos muy cerca de que el hidrógeno sea competitivo con el diésel para algunos usos”.