La pandemia es indudablemente una crisis sanitaria para todos los países, y ha arrastrado a todos los sectores. El sector energético no ha sido una excepción. Según los datos de la International Energy Agency (IEA), la demanda anual de energía en 2020 disminuirá un 6 %, y esta caída es 7 veces más que la de la crisis financiera de 2008.
Sin embargo, la demanda de energías renovables es la única fuente de recursos que ha aumentado.
Una moneda siempre tiene dos caras, ¿se puede convertir esta crisis en una oportunidad para Latino América?, ¿es el momento de desarrollar las energías renovables?
A continuación, vamos a analizarlo desde 4 perspectivas diferentes.
Una nueva estrategia regional
Además de ser una crisis sanitaria, la pandemia de COVID-19 ha acelerado el proceso definido como “Antiglobalización”. Esto causaría que en principio los países se centraran más en estrategias regionales, en vez de en una estrategia global. Las interconexiones energéticas (sobre todo eléctricas) se deben poner sobre la mesa para discutir entre todos los países de la misma región. Los proyectos como SINEA y Arco Norte que no han tenido avances importantes durante los últimos años desde que se iniciaron los estudios, pueden volver a ponerse en el escenario.
Las interconexiones eléctricas permiten que los países aprovechen la complementariedad de sus recursos energéticos, y facilitan la incorporación de mayores cantidades de renovables al sistema, proporcionando mayor seguridad de suministro, reduciendo el riesgo de no poder atender la demanda en los momentos de mayor consumo, reduce además el costo de KwH y descarga la red, para evitar desgaste en el sistema.
Además de los beneficios tecnológicos y eléctricos, ¿habrá alguna ventaja más?, ¿Podrían ser estas interconexiones el primer paso hacia la integración regional, o al menos una buena tendencia? Los procesos de integración son una oportunidad para América Latina.
En esta línea la sociedad humana debería considerar una interconexión más amplia, es decir, una interconexión global.
La Interconexión Global de la Energía (GEI, por sus siglas en inglés) será un sistema energético moderno, dominado por la energía limpia y centrado en la electricidad, que estará globalmente interconectado, construido conjuntamente y será mutuamente beneficioso para todos. Se trata de una importante plataforma para el desarrollo, la transmisión y el consumo a gran escala de recursos de energía limpia en todo el mundo. En esencia, la GEI se basa en «Red Inteligente + Red UHV + Energía Limpia».
Los compromisos internacionales
Los países de Latinoamérica se encuentran en diferentes etapas de revisión e implementación de sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), y han adaptado diferentes tipos de objetivos de mitigación en las NDC (absoluto, objetivo de intensidad, metas de emisiones y metas sectoriales). En un informe publicado por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) durante la COP25, se destaca que la participación de energía renovable dentro de las NDC debería más que duplicarse para el 2030, para poner al mundo en línea con los objetivos del Acuerdo de París, alcanzando de manera rentable 7,7 teravatios (TW) de capacidad instalada a nivel mundial para entonces.
Para llegar a objetivos de carbono neutral, la penetración masiva de la electricidad renovable es clave para la descarbonización de la demanda energética. Por ejemplo, Chile ha hecho un plan ambicioso de conseguir el carbono neutral para 2050, y más del 75 % de la electricidad podría ser renovable en 2030. De esta forma 30 % de la generación eléctrica sería solar en 2030. La ONU también ha llamado a los países a centrarse en una reactivación sostenible.
Por eso, fortalecer el desarrollo de las energías renovables es un camino deseable e inevitable para que los países de América Latina consigan cumplir con sus compromisos de NDCs.
Un nuevo mecanismo de desarrollo
Los países en Latinoamérica son ricos en energías renovables y minería. Chile, Brasil y Perú son países famosos por sus recursos minerales. Por ejemplo, Chile tiene ricas reservas de cobre, renio, litio, plata y otros recursos, que representan el 29 %, 52 %, 54 % y 13,5 % del total mundial respectivamente, especialmente las reservas de cobre que son las más grandes del mundo. La demanda eléctrica en explotación de minería es gigante en estos países. Además estos centros de demanda eléctrica normalmente no están situados lejos de las centrales de energías renovables o lugares muy favorables para desarrollar energías limpias, por su ubicación tropical con prolongadas horas de sol de día y recursos hídricos. De esta forma, electrificar este consumo de energía con recursos renovables también es la mayor oportunidad climática y económica para la industria minera.
América del Sur sigue siendo muy dependiente de las exportaciones de materias primas. Tal vez se podría desarrollar un nuevo modelo de codesarrollo «electricidad -minería-metalurgia-fabricación-comercio».
Teniendo en cuenta los ricos recursos minerales y energías limpias de alta calidad de América Latina, se pueden establecer grandes bases de energías renovables, que estarán fomentadas por la interconexión de redes eléctricas transfronterizas. De esta forma, la electricidad generada por fuentes renovables se utilizará en industrias mineras y metalúrgicas, fabricando productos con valores añadidos para las exportaciones, a cambio de exportar materias primas directamente. Este modelo generaría un mayor beneficio económico, emprendiendo así el camino a un desarrollo sostenible. Entonces, el resultado sería un ciclo de “inversión-desarrollo-producción-exportación-reinversión».
Las inversiones
América Latina se ha convertido en la segunda región más popular para proyectos de energía solar y eólica, superando a Asia-Pacífico y sólo quedando detrás de Europa. De hecho, Brasil, Chile y México se encuentran entre los cinco principales destinos del mundo para la inversión extranjera en energías renovables. Brasil representa el 40 % (6500 millones de dólares) de todos los proyectos de inversión extranjera en energías renovables, seguido de Chile con 29 % (4900 millones de dólares). Además, América Latina será el mercado principal por el que compitan China y Estados Unidos. Las dos potencias intentarán dominar este mercado para aplicar sus estrategias globales, ya que la guerra comercial no parece que vaya a desaparecer en el corto plazo. Hasta finales de 2019, China ha invertido más de 410 mil millones de dólares en América Latina.
Esta región claramente va a seguir en la tendencia atractiva de las inversiones directas extranjeras, y las inversiones en energías renovables seguirán creciendo. Cabe resaltar, que estos proyectos tienen alta viabilidad financiera en la región, por sus reducidos costos de operación, el crecimiento de la demanda anual y la operatividad sostenible del sistema por las óptimas condiciones climatológicas.
Conclusión
Los cambios provocados por la actual situación internacional y el medioambiente nos hacen pensar más en un desarrollo sostenible como única solución al deterioro ambiental que sufre nuestro mundo a causa del hombre. Cómo venimos analizando mas arriba, creemos que ahora más que nunca es el momento para desarrollar energías renovables en América Latina, aún teniendo en cuenta los impactos de la pandemia en la economía global. Las energías renovables no son el futuro, son el presente que crece y se desarrolla. Es una clara oportunidad de desarrollo sustentable frente a la crisis económica global.
América Latina se está enfrentando a oportunidades sin precedentes para el desarrollo de la energía renovable, tanto en términos de estrategias regionales y compromisos internacionales, como por la innovación en nuevos modelos de reindustrialización y mayores beneficios económicos.
Hay que apoyar esta industria que será base de la economía del futuro.
1 En lo que se refiere a la iniciativa Sistema de Interconexión Eléctrica Andina (SINEA), nace en el año 2011 con la finalidad de promover la interconexión eléctrica de los países que la integran, con el fin de capitalizar los beneficios económicos derivados de los intercambios comerciales de energía, en condiciones de eficiencia y eficacia, utilizando de manera óptima los recursos energéticos, y mejorando la seguridad y confiabilidad del suministro eléctrico. El último avance fue que La Plenaria del Parlamento Andino aprobó la propuesta de Norma Comunitaria de Interconexión Eléctrica en la región Andina en junio de 2020.
2 Cuatro empresas (EBS, GEA, EDF y Electrobras) y el BID acordaron explorar la interconexión eléctrica de los países del Arco Norte, es decir, entre Surinam, Guayana Francesa, y los estados del norte brasileño Amapá (capital Macapá) y Roraima (capital Boa Vista). En 2017, BID publicó un Estudio de Base de la Interconexión Eléctrica de Arco Norte, el informe resume la primera parte del estudio, describe y evalúa las opciones de interconexión eléctrica en la región Arco Norte, considerando las perspectivas económicas, técnicas, institucionales, regulatorias y socioambientales.