El Ministerio de Minas y Energía de Colombia asegura que, desde el 2018 hasta esta parte, “el país multiplicó 25 veces su capacidad instalada para la generación de energía renovable a partir de fuentes no convencionales, con 20 granjas solares, 1 parque eólico, 10 proyectos de autogeneración a gran escala y más de 2.500 proyectos solares fotovoltaicos de autogeneración a pequeña escala”.

Estos proyectos suman una capacidad instalada de 725,38 MWp, que contribuyen a la reducción de 921.333 toneladas de CO2 al año y equivalen al consumo de 547.402 familias.

En ese marco, EPM está desarrollando su mega central hidroeléctrica ‘Hidroituango’, de 2400 MW y calcula que para este año tendrá operativas sus primeras dos turbinas de 300 MW cada una. La primera en julio y la segunda en noviembre.

Sin embargo, justamente por la contingencia surgida en 2018 en Hidroituango, la gran hidroelectricidad empezó a ser cuestionada por ciertos sectores. Además, los fenómenos climáticos, que suelen generar problemas de sequías, relativizan la efectividad de seguir apostando por esta tecnología.

Para analizar este tema, Energía Estratégica dialogó con Natalia Gutiérrez Jaramillo, Presidente Ejecutiva de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen).

¿Cuál es la posición de Acolgen sobre cómo se viene ampliando la matriz eléctrica colombiana?

Para Acolgen es claro que la expansión del parque generador hoy en día está marcada por una tendencia dominante: la integración masiva de fuentes renovables y, especialmente, proyectos eólicos y solares fotovoltaicos.

Estos proyectos no solo han sido exitosos en los mecanismos centralizados para fomentar la entrada de proyectos en el sistema, tal y como lo demuestran las experiencias con la Subasta del Cargo por Confiabilidad de 2019 y las Subastas de Contratos de Largo Plazo de 2019 y 2021, sino que también han sido de especial interés para que agentes desarrollen proyectos de generación, autogeneración y generación distribuida.

Esta tendencia queda demostrada con datos recientes de XM, los cuales muestran que cerca de los 7.893 MW que se esperarían entren en operación para 2024, 93% corresponde a proyectos renovables (76% a tecnologías eólicas y solares).

En vista de la creciente penetración de fuentes renovables, y en aras de mantener la confiabilidad, seguridad y eficiencia del servicio eléctrico que requiere la electrificación y descarbonización de la economía, para Acolgen es claro que, bajo una visión de planeación indicativa de la actividad de generación, sean los esquemas competitivos los que determinen la composición de la matriz en función de su competitividad, complementariedad y eficiencia.

Dentro de las tecnologías de base, ¿cuáles considera que deberían desarrollarse?

Para la Asociación todas las tecnologías, convencionales o no, existentes o nuevas, tienen oportunidades y retos dentro de la matriz energética.

Mientras que los proyectos eólicos y solares fotovoltaicos contribuyen a diversificar la matriz y a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, los proyectos hidroeléctricos aportan flexibilidad de cero emisiones para la integración de fuentes no convencionales, así como las plantas térmicas proporcionan confiabilidad y mitigación de restricciones.

De esta manera, y reiterando lo expresado anteriormente, la penetración de las distintas tecnologías en el sistema debe ser en función de su complementariedad, competitividad y eficiencia.

¿Cuál es la posición de ACOLGEN sobre la incorporación de almacenamiento a través de baterías en proyectos de energías renovables variables?

Desde la Asociación creemos en una visión más amplía para el almacenamiento de energía, sin limitarlo a aquel provisto por baterías.

En otras palabras, venimos trabajando para que el marco regulatorio del sector habilite la prestación de todos los servicios que los sistemas de almacenamiento estén en capacidad de proveer a la red (arbitraje de energía, servicios complementarios, flexibilidad para la integración de renovables, e incluso confiabilidad, entre otros).

Es así como el sistema podrá aprovechar todos los sistemas de almacenamiento disponibles, incluyendo el almacenamiento de los grandes embalses de nuestras plantas hidroeléctricas.

En lo que respecta a los sistemas de almacenamiento a través de baterías en proyectos de energía renovables variables, consideramos que la solución contribuye a mitigar los retos operativos que surgen ante la penetración masiva de tecnologías altamente variables, así como también facilitan el cumplimiento de los requerimientos operativos que impone la regulación.

Con la reforma que se espera para los mercados de corto plazo, este tipo de soluciones y su relación con la operación del sistema y sus mercados, cobrará aún más relevancia.

EPM sostiene que las primeras dos turbinas de Hidroituango comenzarán a funcionar este año. ¿Qué efectos generaría este hito sobre el mercado eléctrico colombiano?

La entrada en operación de las dos primeras turbinas de Hidroituango es un hecho que representa una victoria muy importante para EPM y sus colaboradores, en primera medida, pero también para el sector eléctrico colombiano y, en general, para la sociedad colombiana.

Ante el tamaño de las contingencias enfrentadas, celebramos que el proyecto esté dando pasos tan importantes hacia su finalización.

Ahora bien, en el marco del sector eléctrico la entrada de Hidroituango traerá beneficios al sistema y sus usuarios finales.

Primero, el sistema contará con una nueva planta que entrará a reforzar la confiabilidad del suministro.

Asimismo, con la nueva planta se fomentará la competencia y la formación de precios eficientes.

Finalmente, la electricidad de Hidroituango contribuirá a la transición energética del país de forma efectiva, no solo por su condición de cero emisiones, sino que también la flexibilidad que tendrá el proyecto facilita la integración de otras fuentes renovables variables.

¿Cree que los Gobiernos no deberían descuidar el hecho de continuar desarrollando la gran hidroelectricidad?

Para Acolgen, definitivamente ningún Gobierno debería abandonar el desarrollo de proyectos hidroeléctricos.

Primero, porque en definitiva los proyectos hidroeléctricos son fuentes renovables, los cuales contribuyen de manera efectiva a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y a la integración de fuentes variables, como las tecnologías eólicas y solares.

Adicionalmente, debemos resaltar que en Colombia, que cuenta con una matriz en la que la hidroelectricidad representa cerca del 70% de la generación, llevamos 28 años sin apagones, lo cual es una señal muy positiva de confiabilidad.

Asimismo, Colombia tiene un potencial inmenso por aprovechar, que según el último Atlas de la UPME supera los 60 GW.  Por último, en el marco de la reactivación económica, los proyectos hidroeléctricos son oportunidades de inversión, generación de empleo y creación de cadenas de valor local, además de ser posibles a la luz de los más altos estándares de sostenibilidad ambiental y social.

La necesidad de los proyectos hidroeléctricos durante la transición es evidente no solo para la Asociación, sino también para entidades internacionales.

La Agencia IHA, con base en los escenarios de cero emisiones netas a 2050 de la IEA, muestra cómo se requerirán 1.200 GW adicionales de proyectos hidroeléctricos para limitar el calentamiento global en 1.5 °C, de los cuales Suramérica debería añadir 323 GW a los 177 GW hidroeléctricos instalados en el 2020.