OPINION
Tras la decisión del gobierno de Javier Milei de eliminar los precios máximos de referencia para las garrafas, habilitando así a que los precios de dicho producto se puedan fijar sin tope de precios, el Frente Renovador cuestionó la medida porque denota “falta de sensibilidad con los sectores más lastimados por la crisis económica, ya que son más de 5 millones los argentinos que se abastecen con gas en garrafas”.
En declaraciones periodísticas, el ex titular de Enarsa, Agustín Gerez, expresó que “Esta medida marca la insensibilidad que tiene el gobierno con los sectores más lastimados por la crisis económica, que son los sectores que no tienen acceso a red domiciliaria de gas, como sí tienen esos mismos funcionarios que cuando llegan a sus hogares prenden la estufa y se calefaccionan, mientras que más de 5 millones de argentinos que se abastecen con garrafas”.
Gerez consideró además que, al desregular el precio, lo que le estás transmitiendo a las empresas de garrafas es que pueden poner el precio que quieran en cualquier lugar del país, no solo en zonas rurales”. Y añadió: “hay una desprotección inhumana al consumidor”.
La medida de la Secretaría de Energía elimina el precio máximo de la garrafa trayendo como consecuencia la posibilidad de que las empresas impongan el valor sin techo, ni recibir sanciones las distribuidoras que sobrecarguen los precios, posibilitando así “un abuso sobre los bolsillos de los consumidores”.
Gerez, quien integra los equipos técnicos del Frente Renovador, reflexionó acerca de la política energética que impone el gobierno de Javier Milei: “La energía a precios caros como estamos viviendo hace una economía inviable, porque todos los productos encarecen, y esta caída del consumo se da porque estamos viviendo ese proceso de mayor costo en bienes y servicios, afectando la vida cotidiana”.
Para el ex titular de Enarsa, “la energía no tiene que ser regalada sino tener un precio asequible, como tienen en todo los países del mundo. Con salarios mínimos de 1.800 euros, se podría pagar una energía más cara como sucede en Europa, pero con un salario de 400 dólares como en Argentina, no es posible llevar la energía a precios internacionales”, afirmó.