La transición energética en Latinoamérica enfrenta un desafío crítico: la ausencia de instrumentos financieros adecuados para proyectos de gran escala que permitan descarbonizar las economías y reemplazar combustibles fósiles por renovables y otros vectores energéticos limpios.

George Cristodorescu, coordinador del Cluster de Energía de GIZ Cono Sur, subrayó esta problemática y remarcó que “se necesita una plataforma de financiamiento de inversiones a nivel regional”, a fin de apalancar y potenciar la complementariedad entre los países, con productos y perspectivas diferentes, pero que son importantes para el desarrollo. 

“Está la necesidad de implementar instrumentos financieros para empujar los proyectos y que la decisión final de inversión sea pronto. Es un mercado que hoy en día tiene un desarrollo más lento que al comienzo y que debemos impulsarlos cada vez que se pueda”, apuntó. 

Con ello, Cristodorescu enfatizó que el mercado de hidrógeno verde ha perdido velocidad en su desarrollo inicial, pero que la región sigue mostrando una dinámica única de complementariedad entre países, lo que podría convertirse en una ventaja competitiva si se logran coordinar esfuerzos.

Para esto, el financiamiento es clave, ya que muchos proyectos enfrentan barreras en su etapa de maduración. “Es un mercado que debemos impulsar cada vez que se pueda. Hay acciones pendientes para garantizar que los proyectos sigan avanzando incluso en tiempos difíciles”, señaló.

En este contexto, Argentina emerge como un jugador estratégico. Su abundante recurso eólico y solar, junto con una creciente capacidad técnica, lo posicionan como un líder potencial en H2V. Por lo que el coordinador del Cluster de Energía de GIZ Cono Sur hizo una analogía que resalta el optimismo: “Nos gustaría que Argentina sea tan performante en H2V como lo es en fútbol”.

Pero para lograrlo, remarcó como indispensable que el país retenga talento local y acelere las decisiones regulatorias y de inversión necesarias para concretar los proyectos en curso.

La GIZ Cono Sur desempeña un papel clave en este impulso, operando como un socio estratégico tanto para el sector público como para el privado, ofreciendo herramientas que habilitan condiciones macroeconómicas y técnicas, con ciertas diferencias respecto al modelo clásico de asociaciones público-privadas (PPP) . 

Esto incluye financiamiento inicial, asesoramiento técnico y facilitación con autoridades públicas con el fin de cerrar las brechas financieras que frenan el avance de estos desarrollos.

¿Cómo? A través de modalidades como el service agreement, que asigna entre 50.000 y 200.000 euros a desarrolladores privados, y el cooperation agreement, que otorga hasta 2.000.000 euros y puede cubrir el 50% del proyecto.

Proyecto Gaucho: un modelo emblemático

Entre los emprendimientos destacados que cuentan con el apoyo de la GIZ, el proyecto Gaucho de RP Global se presenta como un caso paradigmático del potencial de Argentina en H2V, dado que se prevé que tenga más de 15 GW operativos, repartidos entre 8777 MW de potencia eólica instalada y otros 6236 MW de capacidad de electrolizadores.  

El proyecto Gaucho se implementará en etapas al 2030 (atado a la coyuntura nacional), tendrá un factor de capacidad mayor al 60%, se dividirá entre las localidades de Puerto Deseado y Punta Quilla, tomará agua del mar para desalinizar y, con la capacidad renovable y de electrolizadores a instalar, producirá alrededor de 0,62 Mto de hidrógeno verde por año y 3,51 Mto/año de amoníaco verde.

Cristodorescu insistió que el apoyo de la GIZ ha sido clave en su desarrollo, brindando asesoramiento técnico, facilitando vínculos con autoridades y promoviendo su posicionamiento en mercados internacionales. “Es fundamental que proyectos como Gaucho reciban el respaldo necesario para garantizar su éxito a largo plazo”, afirmó. 

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