La pandemia ha afectado drásticamente a San Vicente y las Granadinas. Y para pesar del país no se trataría del único reto que se encontrarían enfrentando.

En el sector energético, proyectos fotovoltaicos que buscan impulsar la transición energética en San Vicente, aún no se terminan de ejecutar.

«Estamos incrementado la capacidad de proyectos solares en la isla para reducir el costo de la energía y el uso de los combustibles fósiles», aseguró Lance Peters, subdirector de la Unidad de Energía del Ministerio de Seguridad Nacional Desarrollo Aéreo y Marítimo de San Vicente y las Granadinas.

«Por la pandemia, hemos visto muchos problemas en términos de obtener los materiales necesarios desde los países donde importamos los paneles solares, las baterías y otros componentes, lo que genera retrasos y obstaculiza nuestra capacidad para concluir los proyectos», detalló.

Además de la demoras en la provisión de tecnología renovable, el funcionario de Gobierno también se refirió al impacto adicional que significaron los incrementos de precios en el sector.

«Los fabricantes han incrementado sus precios y esto ha provocado que alguno de estos proyectos también incrementen sus presupuestos”, advirtió durante la Semana del Clima de América Latina y el Caribe 2021.

Lance Peters, subdirector de la Unidad de Energía del Ministerio de Seguridad Nacional Desarrollo Aéreo y Marítimo de San Vicente y las Granadinas

Para dar respuesta a cuestiones económicas, Peters indicó que se han avanzado en alianzas con agencias internacionales que les estarían ayudando a terminar estos proyectos a partir de donaciones.

No obstante, muchas de estas tendrían retrasos asociados a la imposibilidad de que representantes de esas entidades viajen a la isla para efectuar las evaluaciones de los proyectos.

A los problemas asociados a la pandemia y el aumento de precios de fabricantes, se sumaría una variable adicional para operar las centrales ya construidas: nuevos desastres climáticos.

Las recientes erupciones del volcán La Soufrière habrían dificultado la transición energética del país caribeño, fundamentalmente en lo asociado a la complejidad del funcionamiento habitual de las centrales de generación en sus islas.

Es preciso indicar que San Vicente y las Granadinas tradicionalmente han sido una nación productora de energía hidráulica. Y las dos centrales ya construidas fueron impactadas severamente por las nuevas erupciones.

“Cuando el volcán entró en su fase de explosión, se generó mucha ceniza que contaminó el suministro de agua y, por la cantidad que cayó, se hizo recomendable no usar estas plantas hidráulicas que cubren el 25% o 30% de nuestra necesidad energética. Imagínense el impacto de la decisión de cerrarlas”.

“Durante la fase de erupción tuvimos que seguir lidiando con los flujos de lava y cantidades de sedimentos volcánicos en la última semana, con lo cual aún no es recomendable reiniciar las centrales hidroeléctricas”.

Como estrategia para garantizar el suministro total de San Vicente, el Gobierno procuró contactar a otras centrales para que generen excedentes que lleguen a suplir las faltantes; no obstante, no recibieron buenas noticias: el impacto de la ceniza fue significativo no sólo para la zona roja sino también lugares aledaños donde se encontraban otras centrales de generación.

Vista esta problemática. La política energética en adelante tendrá como principios la resiliencia y flexibilidad en un sistema descentralizado.