Discurso de Ernesto López Anadón , Presidente del Instituto Argentino del Petróleo y el Gas
Hace unos días se celebró en Glasgow el COP 26.
En él, algunos países más asumieron compromisos de reducción de emisiones, y también como y cuando llegar a ello.
Sin embargo, tenemos que recordar que estas discusiones empezaron en 1990, hace nada menos que 31 años atrás.
En aquél entonces, de los más de 150 países, solo doce o quince eran responsables por más del 60 % de la concentración de CO2 en la atmósfera y emitían en ese momento cerca del 65 % del total.
No solo por el tamaño de sus economías sino también porque quemaban más del 70 % del carbón que se utilizaba en el mundo. Obviamente estos son los países más desarrollados.
Lo curioso es que después de 31 años y 26 COP’s, estos países siguen aún siendo los responsables de la mayor parte de la concentración actual de CO2 en la atmósfera y sus emisiones rondan hoy el 70 % del total, porque queman ahora alrededor del 80 % del carbón que se utiliza globalmente.
A pesar que han ido tomando medidas de mejoras notables en eficiencia en el uso de la energía y han desplegado energías llamadas renovables o de bajas emisiones, poco han hecho, si lo medimos relativo a la responsabilidad que les cabe.
En ese período han ido estableciendo sus agendas sobre cómo y cuándo ir reduciendo sus emisiones atendiendo a sus propias razones sociales, económicas y geopolíticas.
Por caso la Unión Europea busca el camino de la electrificación de la mayor parte de la economía, con metas de cortar las emisiones a la mitad en 2023 respecto a las emisiones que tenían en 1990, entre otras medidas.
Esto probablemente les reste competitividad a sus economías, por eso están hablando de aplicar tarifas a los productos de países que tengan mayor huella de carbón.
India, que tiene el 12 % de la población mundial, se fijó la meta de llegar a emisiones netas cero en 2070, pero aclaró que continuará utilizando combustibles fósiles dado que está privilegiando el desarrollo del país en primera instancia.
Estados Unidos fue el país que más redujo sus emisiones en los últimos cinco años, no por una política específica al respecto ni por la utilización de renovables, si no gracias al gas natural que desplazó la generación a carbón. China, el principal emisor y consumidor de carbón se fijó la meta de llegar a emisiones netas cero para 2060.
Nuestra región y dentro de ella nuestro país tienen muy bajas emisiones de CO2 con respecto al total de emisiones globales. Y todos a la vez tienen una imperiosa necesidad de desarrollarse y combatir la pobreza.
Es importante entonces que nuestra región y Argentina en particular establezcan su propia agenda, que contribuya a la baja de emisiones, pero que privilegie el crecimiento de sus economías.
. Como ejemplos puedo citar la incorporación de CCS aplicado a la producción de hidrógeno azul con bajas emisiones a partir del gas natural de nuestros yacimientos y a la generación eléctrica.
. La incorporación del gas natural en el transporte urbano y de cargas y el uso de la tecnología híbrida en los vehículos livianos.
. Aprovechar las zonas de alta radiación o de buenos vientos para desplegar energía eólica y solar en combinación con el gas natural cercanas a centros de consumo o a líneas de alta tensión existentes.
. Fabricar paneles fotovoltaicos, generadores eólicos y baterías, que hoy se construyen en países de altas emisiones y que de ser fabricados en la región darían una mayor contribución global a la baja de emisiones.
Para ello será necesario contar con mecanismos de financiamiento que deberían ser provistos con largos plazos de pago y con bajas o nulas tasas de interés.
Es importante recalcar que la región y el país no son responsables de la excesiva acumulación de CO2 en la atmósfera, ni de sus emisiones actuales, pero seguramente sufriremos las consecuencias del cambio climático si los grandes emisores fallan en el cumplimiento de sus metas.
Y las que más van a sufrir estos cambios son las economías más débiles.
Para fortalecerlas hay que crecer y la manera rápida de poder crecer hoy es a través del desarrollo pleno de nuestros recursos naturales.
Conmemoramos hoy el día del nacimiento de nuestra industria en el país. Pero también lo celebramos.
Porque llevamos más de 100 años impulsando las economías regionales y nacionales, dando empleo genuino y cuantiosas inversiones y exportaciones.
Somos la base de nuestro sistema energético. A pesar de las vicisitudes producidas por la pandemia en 2020, la industria fue capaz de mantener el suministro y aumentar la actividad durante este año.
La producción de Petróleo terminará el año con un aumento de cerca del 5 % con respecto al año pasado, con la producción No Convencional de Petróleo aumentando alrededor del 33 %.
La producción de Gas Natural estará cerca de un 1 % arriba de lo producido en 2020, con la producción No Convencional de Gas por encima del 4 %. Y finalizará el año con aproximadamente unos 600 pozos terminados, contra 382 en 2020.
Sin embargo, estamos muy lejos de lo que nuestra industria puede lograr si se estableciesen las políticas adecuadas para nuestra actividad. El desarrollo intensivo de nuestros recursos requerirá de la perforación de 1.000 a 1.500 pozos
al año, entre desarrollos convencionales y no convencionales, con inversiones del orden de los 10.000 a 15.000 millones de dólares anuales.
Por caso, Vaca Muerta tiene el potencial para producir 500,000 BOD y 100/150 Mm3/d de gas con un adecuado aumento de la actividad.
Esto daría saldos exportables anuales de gas, petróleo y derivados por un valor de US$ 15,000 M /año comparado con alrededor de 4,000 millones que se exportan actualmente.
En los primeros 10 años de esta actividad podremos acumular un saldo exportable de 600 MBO por valor de unos US$ 35,000 M y 3 TCF de gas por un valor de unos US$ 10,000 M . El acumulado de inversiones sería de unos US$ 80/100,000 M , la recaudación por regalías e IIBB unos US$ 8,000 M y otro tanto en impuestos nacionales.
Se podrían incrementar los proyectos petroquímicos y probablemente la construcción de una planta de GNL de unos US$ 6,000 M de inversión, que agregaría otros US$ 2,000/3,000 M a las exportaciones.
A esto habrá que sumarle la posible actividad offshore, que seguramente aumentará estas cifras y que traerá un gran crecimiento en las ciudades portuarias donde se instale, como ocurrió en Brasil y en otras partes del mundo.
En otras palabras, el desarrollo de los recursos con los que hoy cuenta el país tendrá un alto impacto en su economía y será el motor de su crecimiento. Nuestra industria ha demostrado que trabaja de manera responsable, minimizando la
impronta que toda actividad humana deja, y trabajando muy seriamente en el control de sus emisiones.
Hemos demostrado nuestro compromiso con el cuidado del medio ambiente y contamos con las tecnologías adecuadas y de última generación para llevar a cabo estos desarrollos de manera responsable y sustentable.
Pero será necesario recrear las condiciones de mercado que permitan realizar estas inversiones, dirigiendo los subsidios exclusivamente a las clases de menores recursos económicos, aprovechando que la abundancia de gas y petróleo dará precios competitivos a la economía.
Establecer mecanismos ágiles para la libre exportación e importación de hidrocarburos y sus derivados. Y permitir la libre disponibilidad de divisas lo que permitirá mantener el alto flujo de dinero de fuentes extranjeras para las inversiones que se requerirán.
Quiero recalcar algunos conceptos:
El mundo puede hoy albergar a 7.800 millones de habitantes gracias al gas y al petróleo. No hubiese sido posible de otra manera, y mucho menos pensar que se pueda prescindir de los hidrocarburos en el corto o mediano plazo y que la población alcance cerca de los 10.000 millones de habitantes.
Por ello, las agendas que adopten los países para evitar el aumento de la temperatura media por encima de los dos grados centígrados serán complejas y costosas.
Para países como el nuestro el financiamiento de bajo costo para nuestra propia transición es esencial.
dentro de esto, el gas natural será fundamental para mejorar el acceso a la energía y contribuir a la baja de emisiones, reemplazando al carbón.
• El país cuenta con importantísimos recursos de gas natural y petróleo que pueden ser desarrollados económicamente y exportados ayudando a otros países a reemplazar el uso del carbón.
• El país también cuenta con una industria experimentada, responsable y poseedora de las últimas tecnologías para el desarrollo de nuestros recursos de una manera sustentable.
• Los no convencionales son el único proyecto, en el medio plazo, capaz de generar un desarrollo económico de magnitud en todo el país.
No debemos olvidar que tenemos que fortalecer la economía y la sociedad para que sea resistente a cambios climáticos, mientras contribuimos a la reducción de emisiones.
Esto no es solamente un proyecto, es la agenda que debe tener el país para generar crecimiento y bienestar. No debe ser trabajo de un solo partido, sino de todas las fuerzas políticas tanto nacionales como provinciales.
Debe ser una sólida política de Estado.