El mes pasado comunicamos que la Cámara Panameña de Generadores Hidroeléctricos (CAPAGEH) había solicitado a la Autoridad Nacional de Servicios Públicos (ASEP) revocar el contrato de una central a gas de 550 MW en Panamá.

Se trata de un proyecto de 550 MW perteneciente a Panamá NG Power, que tendría previsto ubicarse en la isla Telfers (Colón, Panamá).

La polémica se origina tras una publicación de la Prensa que indicaba que el contrato de energía adjudicado a aquella empresa iba a pasar a manos de la sociedad Generadora de Gatún S.A. que opera bajo control de AES.

Si bien no hay comunicados oficiales al respecto, aquella premisa despertó el descontento de distintos empresarios del sector eléctrico panameño que advirtieron que de ese modo el 80% de la generación iba a pertenecer a AES Panamá.

Entre ellos, referentes de las energías renovables confiaron a Energía Estratégica que “cada quien defiende sus intereses” pero no se puede ignorar el camino que quiere tomar Panamá en torno a transición energética.

Consultados tanto profesionales de energía solar, energía eólica e hidroeléctricas, el disgusto es el mismo y se argumenta en contra del avance del proyecto a gas antes mencionado desde distintas ópticas.

“La verdad que tras los planteamientos de Biden, que una empresa pública de USA quiera incorporar Gas Natural contaminante en otros países no me parece”, evalúan algunos.

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En línea con aquello, otros valoraron que “si el contrato se ejecuta con gas estará mal. Sabiendo el precio del contrato y que eso se puede suplir con energías renovables junto a baterías tranquilamente”.

De allí, se ponen en consideración que «se debería anular el contrato porque en todo este tiempo no han dado señales de que puedan efectuar el proyecto de inversión. Una alternativa es volverlo a licitar».

Además de aquellos comentarios compartidos a este medio, cadenas de mensajes por redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea también alertan sobre la situación:

“Si se produce el monopolio de AES o si entran con plantas construidas tanto Sinolam como NG Power, el impacto tarifario es enorme, a pesar de que el spot se deprima”, advierten.

“El cliente regulado, el panameño de a pie, no compra en el spot, para ese fue que supuestamente se hicieron esos contratos en cantidades absurdas y va a terminar pagando la inmensa sobre contratación”.

“Es hora de que ASEP haga la función para la que fue creada, regular el mercado y promover competencia”, resuena en el sector.