Con la agenda del cambio climático instalada a nivel global, la masividad de los autos eléctricos y el uso de mayores fuentes de generación de energía renovable, el mundo demandará en las próximas décadas cuatro veces más de cobre que en la actualidad. En las últimas semanas el precio de este mineral en los mercados internacionales tuvo un pico histórico y trepó a 10.724 dólares la tonelada. Esto tiene que ver con una mayor demanda y una caída en la oferta a nivel mundial, pero -sobre todo- se explica por la revolución tecnológica que se prevé para los próximos años.

En este escenario, el megaproyecto de cobre Josemaría, ubicado en la provincia de San Juan, podría significar que el país se convierta -de a poco- en un actor en el sector. Aunque para esto todavía falta, ya que en 2018 la Argentina dejó de producir cobre con la salida de Bajo La Alumbrera. Econojournal entrevistó a Iván Grgic, responsable de Relaciones Institucionales de Josemaría Resources, la subsidiaria del grupo canadiense Lundin, que está a cargo del proyecto y planea invertir US$ 3.100 millones en los próximos cinco años.

Actualmente es el proyecto de exploración de cobre más avanzado del país. Prevé exportar US$ 19.800 millones durante sus 19 años de vida proyectados, es decir, unos US$ 1.150 millones por año. Según se estima en el sector, con el inicio de la producción en 2026 de Josemaría, la minería en la Argentina pasaría de ser el sexto complejo exportador del país a ocupar el cuarto lugar. Por lo pronto, en febrero presentó el informe de impacto ambiental que lo evaluarán 15 organismos provinciales. Para San Juan, que representa el 80% de la oferta de cobre de la Argentina, significa también la creación de 4.000 empleos para la construcción y 1.000 para la etapa de producción.  

Estamos trabajando en 2021 para tener el ciento por ciento de las aprobaciones que el proyecto requiere, tanto en el orden provincial como nacional. Estos son los objetivos de este año. Lo ideal es que se pueda avanzar en 2021 con todos los permisos y aprobaciones para que a mediados o fines de 2022 podamos empezar con la etapa construcción de la mina”, afirmó Grgic. “Todo esto nos permite pensar en que la etapa productiva inicie en 2026. En concreto, hoy no podemos decir que la construcción de la mina comienza en el primer semestre porque no sabemos cuándo van a estar todos los permisos. El inicio de la etapa de construcción y de producción están atadas a lo que suceda este año con las aprobaciones”, añadió.

Características

Josemaría contiene cobre, oro y plata. La mina es a cielo abierto y está a 4.295 metros sobre el nivel del mar en la Cordillera de los Andes. Está ubicada en el departamento de Iglesia a 410 kilómetros de la ciudad de San Juan y a 10 kilómetros del límite con Chile. La compañía canadiense estima una producción de 2.000 toneladas diarias de concentrado de cobre. Pero cuenta con recursos por 6,7 millones de libras de cobre; 7 millones de onzas de oro y 31 millones de onzas de plata que planea sacar por el puerto de Rosario directo a los mercados de Europa y Asia. La campaña de perforación inicial en la zona fue en 2004 y ya se realizaron 10 en total. La mina tendrá una planta de procesamiento con capacidad de producir 152.000 toneladas por día, que arrojará una producción de metal anual promedio de 136.000 toneladas de cobre.

Escenarios

¿Qué análisis hacés del alza en el precio del cobre y qué impacto tiene en un proyecto como Josemaría?

La situación económica y los requerimientos industriales están mostrando que la intuición de la compañía en avanzar con Josemaría era apropiada y oportuna. El proyecto también encuentra una oportunidad ya que varios analistas prevén que entre 2025 y 2026 puede comenzar en el mundo una diferencia entre la oferta y la demanda de cobre. Si podemos llegar -como tenemos previsto- a la meta de iniciar la producción de Josemaría en 2026, lo haríamos en un momento muy oportuno del mercado.

En Chile y Perú se registró en los últimos tiempos un descenso en la producción de cobre. ¿Esto genera una oportunidad para la Argentina?

En 2019 (Argentina dejó de producir cobre en 2018) se constituyó la Mesa del Cobre, conformada por proyectos en exploración avanzada. Empezamos a analizar que cualquiera que pudiese encabezar los desafíos del cobre podía articular la fluidez del desarrollo de los demás proyectos en el país. De alguna manera Josemaría está encabezando este proceso en la Argentina, pero cerca hay también otros como Agua Rica (Catamarca) o El Pachón (San Juan). Cualquiera de estos proyectos podría mostrar una conveniencia integral para el cobre en la Argentina, que tiene que ver con poder mostrar a este país como un productor de cobre, aún en un grado pequeño, pero que nos permitiría empezar a ser un actor. También desarrollar las economías regionales, porque estos proyectos están en lugares alejados y con dificultades económicas y sociales, donde se puede producir cobre o minerales y pocas cosas más. La conveniencia integral implica también el desarrollo de una cadena de proveedores. Por todo esto, Josemaría puede abrir la puerta a un escenario muy favorable para la Argentina.

¿Cómo impacta a Josemaría el complejo escenario macroeconómico del país?

Cuando llegaron los Lundin a finales de los años 80 en la Argentina había hiperinflación y aun así avanzaron con La Alumbrera (Catamarca). En la crisis de 2001 descubrieron y avanzaron con Veladero (San Juan). Ahora, con la situación actual, se avanzó con Josemaría. La Argentina siempre fue un país que generó a los inversores internacionales una gran cantidad de riquezas para desarrollar junto a las comunidades, pero -a la vez- en escenarios complejos para trabajarlos. El 2021 para Josemaría implica un escenario con las mismas características, pero hay que sumarle la pandemia. De todos modos, se está trabajando muy intensamente con la provincia de San Juan y con el gobierno nacional para que pueda avanzar el proyecto.

El sector minero

¿Cómo ves el tema regulatorio para la minería en la Argentina?

La regulación en la Argentina, tanto en el ámbito nacional como el provincial, es muy amplia y compleja en algunos puntos y requiere mucha precisión. El sector minero siempre necesitó reglas del juego claras. Uno de los defectos que se manifestó en la Ley de Glaciares es que hay muchos grises en sus definiciones. También hay apreciaciones de algunos funcionarios que aparentemente no tienen tanto conocimiento del tema in situ, es decir, de cada región y de cada lugar. Otro ejemplo son las retenciones. Como lo mostró la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM) y otras cámaras regionales del país, lo que más favorece al sector minero es la ausencia de retenciones porque incrementa el tiempo de mina, los empleos y los impuestos y también incrementa nuevos contratos con proveedores. En términos económicos, lo mejor que le puede pasar a la Argentina es la ausencia de retenciones.

El presente de Josemaría

¿Cuál es el estado actual del proyecto?

En términos del informe del impacto ambiental, el presente es muy bueno e intenso porque la autoridad de aplicación, que es el Ministerio de Minería de San Juan, se ve apoyada por 14 organismos más. Es decir, en total son 15 organismos que evalúan el proyecto. Incluye la instancia de consulta pública, donde distintas personas pueden presentar observaciones a favor o en contra del proyecto. El presente está atravesado ahora por la instancia de evaluación y de diálogo con el gobierno nacional y provincial para que este marco regulatorio aplique y se adecúe a las condiciones de factibilidad que hemos presentado. Además, hace algunas semanas comenzamos las reuniones sobre el compre local y el desarrollo de proveedores. 

¿Cómo impacta en los planes de Josemaría las limitaciones para disponer de las divisas?

El sector necesita precisiones en cada punto para que se ayude a la inversión. Necesitamos legislaciones precisas y que impulsen al desarrollo productivo. El sector minero requiere una inversión internacional. No creemos que la solución sea exceptuar a la minería, pero sí creemos que lo central pasa por la capacidad productiva de estas normativas. La minería es el único sector que tiene una ecuación tan larga de tiempo. Está planificado que los inversores de Josemaría recuperen su dinero a los 30 años. Qué otro sector productivo invierte en la Argentina donde recién a los 30 años se empieza a percibir un ingreso. En Josemaría, son 20 años de exploración con una inversión a riesgo de 100 millones de dólares. Hay que calcular unos cuatro o cinco años con una inversión de 3.000 millones de dólares. Después, se necesitan otros cuatro o cinco años para comenzar a devolver esa inversión. Esto forma parte del estudio de factibilidad del proyecto, donde explicamos que son cuatro o cinco años de repago.

El proyecto Josemaría necesita de obras de infraestructura como la construcción de caminos de acceso y obras energéticas. ¿Cómo están avanzando estas obras afuera de la mina?

Los 3.100 millones de inversión es dentro de la mina. Afuera, los dos grandes requerimientos son rutas y energía. Estamos trabajando con el gobierno de San Juan para que antes de fin de año estas obras puedan tener un anteproyecto definido. Josemaría prevé el traslado en camiones hasta la estación de tren de Albardón (a 20 kilómetros de la ciudad de San Juan). Desde allí, tenemos previsto enviar el concentrado de cobre por tren hasta Rosario (luego se exporta por barco). Pero estamos en el inicio de estos trabajos. El análisis con la provincia en principio es avanzar en una ruta de interés público desde la localidad de Rodeo hacia el norte, pasando por afuera del Parque Nacional San Guillermo, sin afectarlo para nada. Todo esto está en proceso.

¿Cómo trabajarán la demanda de agua en el proyecto?

Las minas de cobre necesitan de un proceso de flotación que requieren mucha agua. Josemaría no escapa a esta demanda. Nosotros vamos a recircular el 85% del agua que demandará el proyecto. Podemos preguntarle a otra industria si recircula esta cantidad de agua. Otro punto importante es que nos propusimos no afectar calidad ni cantidad del agua superficial y la naturaleza nos regaló unos sectores de acuíferos chiquitos, semiconfinados y cerca de la mina, que nos va a permitir trabajar con agua subterránea. El proyecto no va a afectar para nada el Río Blanco ni arroyos cercanos.

El proyecto está en el departamento provincial de Iglesia, pero Jachal quiere ser incluido en la clasificación como “zona de vinculación directa” de la mina.

Esto es una cuestión absolutamente técnica. En primer lugar, incluyen la Ley de Regalías, que en la práctica no tiene que ver con esta discusión porque esta ley aplica un impuesto para un recurso no renovable y la legislación de San Juan dice que el porcentaje es para el municipio donde se halla el yacimiento. Entonces, claramente, las regalías son para Iglesia, a menos que la provincia cambie la ley. Otro tema, que también es técnico, es que el informe de impacto ambiental hace una interacción en cómo está la gente y el ambiente previo al proyecto. La conclusión de esto es que se establecen zonas de influencia “directa” donde va a impactar social y ambientalmente el proyecto. El informe técnico dice que esta zona es Iglesia de modo exclusivo. Y el área de influencia “indirecta” es Jachal y el conglomerado del gran San Juan. Esta zona es donde más se generará empleo. Para nosotros Jachal como área de influencia indirecta significa que es el primer lugar después de Iglesia para el empleo y los proveedores. Y después viene el resto de la provincia.

La entrada Josemaría: el megaproyecto de cobre podría comenzar la construcción a mediados de 2022 se publicó primero en EconoJournal.

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