El pasado domingo 25 de junio de 2023, menos de una semana antes de que se redacte esta nota, se produjo en el río Neuquén una inundación de dimensiones destructivas. Sin embargo, este hecho no tuvo repercusión en la prensa. Eso se debe a que la fenomenal inundación fue totalmente controlada por el Complejo Cerros Colorados, permitiendo que en el valle inferior del río Neuquén y en el valle del río Negro la vida continúe normalmente.
Características del Río Negro
El río Negro es un río de carácter alóctono, esto significa que es un río que recibe sus aguas en la naciente y luego carece de afluentes. Su caudal proviene básicamente de tres ríos con características distintas: el Limay, el Collón Cura y el Neuquén. El Limay toma sus aguas del lago Nahuel Huapi, por la característica naturalmente reguladora de los lagos, el caudal en este tramo del río es relativamente estable. Luego, el Limay recibe como afluente al Collón Cura, el cual drena una amplia cuenca con varios lagos menores. El Collón Cura aporta aproximadamente la mitad del volumen de agua que drena el río Negro y presenta significativas oscilaciones en el caudal. Por último, se suma el río Neuquén, este río drena una gran cuenca sin lagos, con suelos con escasa capacidad de retención de las lluvias y con fuerte pendiente, por lo tanto, las ocasionales lluvias torrenciales en la cuenca se traducen inmediatamente en crecientes. Toda la cuenca del río Negro recibe precipitaciones nivales y pluviales, siendo las últimas las que causan las crecientes más destructivas.
Sus crecidas y los proyectos para atenuarlas
Son históricas las inundaciones del río Negro, ya las sufrió Francisco de Viedma cuando fundó tanto la ciudad que lleva su nombre como Carmen de Patagones. Luego, 120 años después, están documentados los efectos de la gran inundación que se produce en julio de 1899, la cual destruyó a todos los poblados sobre el valle del río Negro: General Roca, General Conesa, Fuerte San Javier, Fuerte Pringles y Viedma.
Pronto comienzan los estudios para regularlo, ya en el año 1880, el ingeniero francés Alfred Ebelot, quién fuera contratado para realizar estudios geográficos escribía en Revenue des Deuxe Mondes: “Por el momento, como todo río montarás (de montaña) al cual no se le ha enseñado a ser útil, el río Negro no deja de tener sus inconvenientes y caprichos. Se desborda con violencia y durante largo tiempo disputará a los agricultores las partes más fértiles de sus orillas, aquellas qué enriqueció con su limo”.
Luego, en el año 1899, se contrata al ingeniero italiano César Cipoletti, para que “estudie el mejor y más conveniente aprovechamiento de las aguas de los ríos Neuquén, Limay, Negro y Colorado, para aplicarlas a la irrigación de los territorios que recorren”.
Las dos estrategias que planteó Cipolletti como para paliar el problema de las inundaciones eran la de hacer represas en las nacientes de los lagos de la cuenca, de manera de amortiguar los picos y la idea de desviar parte del caudal del río a las cuencas naturales que se encuentran en las márgenes del río Neuquén, particularmente a la Cuenca Vidal. Se emprende ésta última obra y ya en el año 1915 se logra aminorar el efecto de la inundación desviando parte del caudal desde el dique Ing Ballester a la Cuenca Vidal, en donde se formaría el lago Pellegrini. Sin embargo, esta obra no era más que un paliativo, y la solución sólo pudo alcanzarse con la construcción del complejo El Chocón-Cerros Colorados culminados en 1976 y 1978 respectivamente. Sin embargo, Cerros Colorados fue operativo para controlar a la inundación de 1972. Estas dos obras, son de vital importancia tanto para la regulación de las crecidas como para posibilitar el riego. Para destacar su trascendencia se puede destacar que la gestión de los niveles de los embalses Ramos Mexía (El Chocón) y las cuencas Barreales y Mari Menuco (Cerros Colorados) establecidos por Ley Nacional.
En el siguiente cuadro se observan los caudales en m3/s del río Neuquén antes y después del complejo Cerros Colorados y el desvío de aguas al lago Pellegrini y los caudales del Limay antes y después del Chocón y por último los caudales resultantes en el río Negro. Pese a que el río Negro es la suma de ambos ríos, se observa que el pico de la inundación no coincide con la suma de los picos de los ríos afluentes, ya que a medida que las aguas avanzan y ocupan el valle de inundación el pico disminuye.
Caudales de los ríos Neuquén, Limay y Negro antes y después de la construcción de El Chocón -Cerros Colorados
Cómo se puede observar, desde que comienza a ser operativo el control de las inundaciones por parte de El Chocón – Cerros Colorados los caudales máximos del río Negro son incomparablemente menores. Por ejemplo, aunque no hayan sido iguales, la creciente de 2006 podría ser comparable a la de 1899, sin embargo, el caudal del río Negro fue de aproximadamente 9.000 m3/s en el primer caso, destruyendo todo a su paso y de 1.817 m3/s en la creciente de 2006, por lo que no se produjeron daños significativos.
Los caudales de la creciente producida la semana pasada serían mayores o comparables a todas las crecientes citadas para el período previo a 1972 con la excepción de las de 1899 y 1945, sin embargo, los caudales erogados al río Negro son incomparablemente menores.
Desde esta simple descripción de los hechos podría parecer que todo el problema de las inundaciones está solucionado, lo cual está muy lejos de ser la realidad. Hoy gracias al Chocón más Piedra del Águila existe la capacidad suficiente para regular al rio Limay. Sin embargo, la situación es distinta para el caso del río Neuquén.
Como mencionamos al pasar cuando se describieron los primeros intentos de regulación del río Neuquén, se destaca una característica muy particular que es su cercanía con cuatro grandes depresiones naturales. La cuenca Vidal, utilizada desde principios del siglo XX para la regulación de las crecidas, la gigantesca cuenca Añelo y las cuencas Barreales y Mari Menuco. Éstas dos últimas depresiones sobre la margen derecha del río Neuquén fueron utilizadas en el complejo Cerros Colorados para el control del río. O sea, en Cerros Colorados, a diferencia de la obra de El Chocón o cualquier otro aprovechamiento para el control de inundaciones, se pudo evitar la construcción de una gran represa con su impacto en el valle del río, utilizando en cambio estas depresiones naturales. Por lo tanto, para esta obra se realizó una pequeña represa, Portezuelo Grande, que gracias a elevar unos metros el nivel del río permite derivar los caudales a la cuenca Barreales o seguir su cauce natural. Las capacidades máximas de derivación son 7.900 m3/s y 3.600 m3/s respectivamente, totalizando 11.500 m3/s. Hay dos serios problemas respecto a esta capacidad máxima: primero la dificultad de hacerla operativa y segundo la subestimación de las crecientes potenciales cuando se diseñó en la década del 60. Desarrollaremos a continuación estos puntos.
La capacidad de derivar 3.600 m3/s no resulta ser del todo operativa, ya que actualmente por el antiguo lecho del río se dejan correr caudales de entre 6 y 12 m3/d y sobre el resto del lecho ha avanzado la ocupación humana, impidiendo que se liberen volúmenes significativos sin causar grandes daños. Y un dato no menor, debemos recordar que el complejo Cerros Colorados se construyó antes que se descubriera el principal yacimiento del país, Loma La Lata (y Vaca Muerta, por supuesto), por lo tanto, la erogación de caudales significativos en Portezuelo Grande afectaría la cabecera de los principales gasoductos del país. Respecto a los caudales de diseño, se debe mencionar que Portezuelo Grande, como el resto de las obras del complejo, se realizó estimando la crecida decamilenaria que podría tener el río Neuquén. O sea, la crecida que estadísticamente se produciría una vez cada 10.000 años. Sin embargo, con las nuevas series de datos se estimó que la creciente para la que están preparadas las obras tiene una recurrencia mucho menor.
Como se observa en el cuadro, la creciente de 2006 se acercó peligrosamente al límite de la capacidad total de evacuación de la represa Portezuelo Grande. Para controlar dicha inundación se decidió operar la presa de Portezuelo Grande por sobre su nivel de diseño permitiendo derivar a Barreales 8.673 m3/s y al antiguo cauce 1.674 m3/s totalizando 10.347 m3/s. Demasiado cerca de los límites de diseño.
Durante la creciente de 2023 el domingo 23 de junio a las 22:00 precautoriamente se emitió un parte advirtiendo que se deberían liberar caudales por el antiguo cauce, pero eso no llegó a ser necesario.
Debido a las experiencias de las crecientes de 2006, 2008 y 2023 es imperioso realizar las obras para aumentar la capacidad de regulación del río Neuquén. El incremento de la capacidad de derivación de Portezuelo Grande no sería más que una solución parcial, la solución definitiva sería la construcción de la represa Chihuidos la cual permitiría limitar el pico de la creciente a la capacidad de derivación de Portezuelo Grande.
Descripción de las centrales en funcionamiento
Actualmente sobre el río Limay se encuentran en funcionamiento las represas de Alicurá, Piedra del Águila, Pichi Picún Leufu, El Chocón y Arroyito.
Describiremos brevemente a la central y en los casos en que sea relevante mostraremos la evolución de sus cotas de operación.
Primero se encuentra la represa de Alicurá, la cual tiene una potencia de 1.000 MW y un lago de limitada superficie, 65 km2, por lo tanto, esta central se utiliza de acuerdo a las necesidades energéticas careciendo de capacidad de atenuación de las crecidas.
Luego se encuentra Piedra del Águila, la central más potente con 1.424 MW. Como puede observarse se ha establecido el nivel máximo del embalse para poder controlar las crecientes invernales, luego explicaremos por qué este nivel es superado en tantas ocasiones.
Se puede observar en verde la cota máxima, en rojo la cota mínima, la línea punteada indica el nivel en 2021, la línea rayada el nivel en 2022, la línea negra gruesa el nivel en 2023 y la línea roja fina indica el nivel 2007, el resto de las líneas corresponde a los restantes años desde 2004. En todos los casos los datos se refieren al primer día del mes.
Pichi Picún Leufú con 261 MW de potencia se encuentra al pie de Piedra del Águila y es su embalse compensador.
El Chocón, con sus 1.200 MW de potencia y 816 km2 de superficie de embalse es la gran obra para la regulación del Limay. Como se mencionó la cota máxima y mínima está fijada por Ley Nacional. Ha habido años como el 2007 – 2008 en que se debió superar los niveles mínimos.
Debido a la importancia de estos dos embalses para la acumulación inter estacional del agua y la energía es que luego de 2008 se introduce el concepto de “Franja de Atenuación Conjunta” de crecidas. De esta manera se permitía acumular agua por sobre los límites superiores en el embalse de Piedra del Águila si existía capacidad adicional para retenerla luego en El Chocón.
Por último, en el Limay se encuentra Arroyito, el embalse compensador de El Chocón, con 120 MW de potencia.
Sobre el río Neuquén se encuentra la mencionada obra de desvío de Portezuelo Grande, que deriva las aguas a Los Barreales donde se regulan los niveles del río, y desde allí a la cuenca Marí Menuco y la restitución al río Neuquén, previo paso por la central de Planicie Banderita, de 480 MW de potencia.
Se puede observar la funcionalidad de la franja para atenuar las crecidas y la claridad con la que se observa la acumulación extraordinaria en los años 2006, 2008 y 2023.
Luego, sobre el río Neuquén se encuentra el embalse compensador de El Chañar, que carece de central hidroeléctrica y a continuación el dique Ing. Ballester que cumple funciones de riego.
Los efectos del cambio climático
Las represas del Comahue enfrentan, como consecuencia del cambio climático y la modificación del régimen de precipitaciones, un doble desafío: en primer lugar, desde hace años se están verificando caudales muy por debajo de las medias históricas, pero, por otra parte, y aunque parezca contradictorio, se presentan lluvias de carácter torrencial que ponen al límite la capacidad de regulación de las crecidas en el río Neuquén y, por lo tanto, en todo el río Negro. Esto se ve agravado por restricciones que impone el avance en el uso de la tierra sobre el valle de inundación.
Conclusiones
A nivel internacional las grandes represas hidroeléctricas tienen mala prensa. También a nivel local se las discrimina ¿Cómo es que se discrimina a una represa? En Argentina legalmente se considera energía renovable a la energía hidroeléctrica producida por centrales de menos de 50 MW de potencia. Años atrás lo eran sólo las centrales de menos de 30 MW de potencia. Resulta curioso…
Por otra parte, en el caso de las represas del Comahue no tienen ninguna relación con la propagación de enfermedades como puede ser el caso de los embalses tropicales, ni en la emisión de metano por la degradación de biomasa fenómeno que también ocurre en el trópico, ni se han ocupado tierras de cultivo, sino todo lo contrario, han permitido la expansión del riego.
Como hemos visto las represas de la zona del Comahue permiten la vida en todo el valle del río Negro. Y como también se ha mencionado en cambio, en el comportamiento del río Neuquén pone en riesgo la integridad de las obras y de la población. Es necesario tomar cartas en el asunto.
Luis Alberto Giussani
Economista