TCI Gecomp trabajó directamente en la construcción del parque solar fotovoltaico de Cauchari, ubicado en Jujuy. Se trata de la planta de mayor envergadura en la Argentina con una potencia de 315 MW, lo que la posiciona entre las más importantes en la región de América Latina.

Dado que el parque está emplazado a 4.000 metros de altura, sorprende el modo de avanzar con las obras, en lo que respecta al área de ingeniería. En una entrevista para Energía Estratégica, Mario Gómez, CEO del Grupo TCI, contó sobre el proceso.

¿Cómo fue esa experiencia?

Nosotros iniciamos actividades en España en el año 2007 como empresa de ingeniería y construcción y tuvimos un desarrollo importante en el mercado local, y luego en Italia, principalmente en proyectos de energía solar.

A partir de la consolidación de los mercados renovables en la región comenzamos con un primer proyecto fotovoltaico en Perú. Y tras ese primer hito comenzamos a ampliar nuestra participación como empresa de ingeniería en proyectos en Argentina, Chile, Uruguay.

¿Cuánta potencia han construido en la región?

Resumiendo, tenemos ya desarrollados 117 proyectos fotovoltaicos en la región y tres parques eólicos: dos en España y otro en Uruguay. Suman 900 MW renovables que ya hemos puesto en marcha.

¿Y cómo operan en Latinoamérica?

Esto ha hecho que la empresa ya esté radicada con oficinas en Argentina y en Chile, porque vemos que, en la región, más allá de algunos altibajos, la expansión de las renovables será imparable y TCI quiere ser parte de lo que se viene en estos países.

Yo mismo divido mi tiempo entre España y Argentina, pero me he radicado de manera casi permanente en Argentina. Es en Jujuy donde hoy tengo mis oficinas.

¿Podría contar cómo fue construir Cauchari a 4.000 metros de altura?

A pesar de la experiencia que teníamos, ninguna era comparable por la magnitud y las condiciones extremas. Los principales desafíos de Cauchari naturalmente, fueron las condiciones geográficas y las características climáticas del lugar.

¿A qué se refiere?

Para poder realizar la obra hubo que montar un campamento completo desde cero con todas sus instalaciones para que los trabajadores pudieran vivir en el terreno con los servicios necesarios (agua, luz, cloacas, comida, lavado de ropa, entre otros).

A 4.000 metros de altura, toda la logística pasa a ser determinante por los tiempos y costos que acarrea. Se debe coordinar la rotación del personal con la adecuada logística para que se cumplan los francos y evitar inconvenientes que pudieran demorar la obra.

¿Cuántos trabajadores participaron?

Se llegó a tener unos 1.700 hombres involucrados en las diferentes etapas de la construcción que rondaron 1.728.000 horas trabajadas.

El clima debe haber sido un gran tema a resolver…

Es muy complejo porque además de las bajas temperaturas (-18°C), hay vientos mayores a 80 km/hora casi todos los días y durante cuatro meses al año, lo que obliga a paralizar las actividades la mayoría de los días.

¿Es siempre seco o llueve?

También tuvimos varios meses de lluvia (época de verano) que complican los caminos ya que hay muchos cauces de agua.

¿Y cómo hicieron con la logística?

El proceso logístico se desarrolló desde China hasta Cauchari con un equipo que se ocupó del transporte marítimo desde China a Chile en una primera etapa. Y luego de China a Zárate, Provincia de Buenos Aires.

Luego se realizó todo por transporte terrestre con camiones y establecimos junto con Aduana argentina una base para importar dentro del Parque Solar.

¿Cuántos camiones llevaron los paneles?

Se movilizaron un total de 3700 camiones.

¿Y ahora? ¿en qué proyectos están trabajando?

Continuamos con nuevos contratos en los países que ya tenemos presencia, particularmente en Chile, donde allí tenemos al momento ocho obras, todas plantas fotovoltaicas.

Este año arrancamos con contratos de ingeniería relacionados con producción de hidrógeno “verde”, es decir hidrógeno a partir de energía eléctrica renovable.

¿En dónde?

Estos proyectos de generación de hidrógeno están ubicados uno en Italia, otro en el Congo que es generación de hidrógeno en una zona minera asociada a una planta solar de 200 MW; otro en el sur de Chile, en la región de Magallanes.

¿Y en Argentina?

Tenemos mucha expectativa con un proyecto que está bajo análisis y que esperamos poder formalizarlo en los próximos meses. Así que TCI está a partir de este año ampliando su esfera de acción, muy decididamente, en el área del hidrógeno verde.

Sin abandonar la inserción que ya tenemos en el desarrollo de renovables, nuestra ambición es ser un actor relevante en la industria del hidrógeno, que en realidad es una visión complementaria e integral de la inserción de la renovables a gran escala.

Llegó el momento del hidrógeno verde a la región..

Claro, es lo que ya está ocurriendo en todo el mundo. La renovables comenzarán a tener un proceso de re-alimentación con la industria del hidrógeno.

Nosotros en TCI abrimos esta rama de negocios específica porque estamos convencidos que tenemos que acelerar el proceso de descarbonización de nuestras matrices energéticas y las actividades industriales. Y en ese proceso se abren enormes posibilidades de desarrollo de proyectos e inversiones.

Chile parece dar el primer gran salto, ¿cierto?

En Chile estamos en pleno desarrollo conjuntamente con otros empresas locales de un proyecto de producción de hidrógeno verde a gran escala para distintos usos como hibridación en gasoductos (blending), para movilidad; como insumo en la producción de fertilizantes y explosivos (nitrato amónico).

Todo eso englobado en un proyecto que conceptualmente se enmarca en la economía circular, aprovechando la sinergia que se produce en un polo industrial que aprovecha eficientemente energía renovable, el agua, el calor remanente, como por ejemplo, para su utilización e invernaderos.

Este concepto está pensado para sitios áridos de Chile, lo cual es perfectamente aplicable también para sitios similares en Argentina como puede ser en la Patagonia.

¿Y es posible?

Todo esto requiere de mercados que maduren, que se vayan consolidando y también marcos regulatorios adecuados, particularmente en esta región. En este sentido entendemos que debemos colaborar en hacer avanzar esta agenda en el sector público y privado, por eso participamos activamente en esos procesos.

En España somos miembros promotores de la Asociación Española del Hidrógeno. En Chile somos socios e integramos el directorio de la Asociación Chilena del Hidrógeno.

También estamos participando aquí en Argentina en los diálogos que se iniciaron desde la Cámara de Diputados.

Nos parece que debemos colaborar para que se vaya configurando esta nueva industria en la región. Hemos acordado un plan de trabajo con la consultora M&V para estructurar iniciativas en Argentina y acelerar la maduración de la industria del hidrógeno local.

¿Se puede pensar en una industria del hidrógeno para comercio internacional hacia 2030?

Mucho antes. Basta ver algunos pasos que ya se están concretados en Chile para medir el grado de avance que tendrá en los próximos años la industria de hidrógeno a escala global.

La automotriz Porsche está asociada en un proyecto de combustible verde en Chile y Engie está avanzando en proyectos de gran porte de producción de hidrógeno.

Son ejemplos del impulso que está teniendo esta industria allí. Un indicador es la importancia que está cobrando la Asociación Chilena del Hidrógeno para entender que las empresas energéticas, mineras e industria en general quieren ser parte de esto.

Y el Gobierno empuja correctamente porque quiere convertir a Chile en un exportador de hidrógeno, por ejemplo, hacia el mercado japonés.

Todo esto quisiéramos que suceda también aquí en Argentina, puesto que las posibilidades son muchísimas. La Patagonia tiene una gran oportunidad en esta industria que está emergiendo.

Obviamente que el país debe superar algunos inconvenientes que hoy afectan a la inversión extranjera. El desarrollo del hidrógeno necesita de grandes inversiones y para eso es necesario marcos regulatorios claros, y una seguridad jurídica como cualquier otro sector de la economía.

Dado esas condiciones Argentina tiene enromes posibilidades para comenzar este camino.