El gobierno informó este miércoles que el incendió de unos pastizales cercanos a General Rodríguez fue lo que provocó el gigantesco apagón que dejó sin luz a 6 millones de hogares, industrias y comercios. El ministro de Economía, Sergio Massa, realizó por la noche una denuncia ante el juzgado federal de Campana para que investigue el hecho. Más allá de quienes hayan sido los responsables del fuego, el apagón dejo nuevamente expuesta la vulnerabilidad de un sistema de transporte eléctrico jaqueado por una incomprensible falta de inversión.

El impacto del incendio que sacó de servicio tres líneas de alta tensión.

Los datos sobre la evolución acumulada de la capacidad de transporte no dejan dudas sobre la desidia oficial durante la última década. Entre 1992 y 2013 la capacidad acumulada de transporte se amplió un 99%, pero desde esa fecha hasta la actualidad solo trepó otros 5 puntos porcentuales para totalizar una ampliación de 104%. Es decir, en los últimos diez años no se hizo prácticamente nada para robustecer el sistema de transporte. Solo sumaron capacidad de transporte de alta tensión en el Noreste Argentino.

Lo que sí mejoró en la última década fue la capacidad acumulada de transformación. Hasta 2013 había trepado un 98% respecto de 1992 y en la actualidad se ubica en un 161%. Es decir, el Estado no invirtió en nuevas líneas de transporte e intentó disimular ese déficit con estaciones transformadoras que permiten elevar los flujos de energía sobre las líneas existentes. El problema es que cuando esas líneas de alta tensión se desenganchan, de nada sirve la mayor capacidad de transformación.

La falta de líneas de transporte nuevas lo que hizo fue complicar las tareas destinadas a normalizar el servicio porque no hubo forma de recomponer los niveles de tensión que se vieron afectados por el desenganche inicial de tres líneas de 500 Kv.

La responsabilidad por la falta de inversión en transporte es compartida. En los últimos dos años del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner no se hizo invirtió prácticamente nada. Durante el macrismo tampoco y en el gobierno de Alberto Fernández recién se observa una leve ampliación en 2021, pero insignificante en relación con el problema estructural que enfrenta la red de alta tensión.

Ahora que la vulnerabilidad quedó expuesta, las distintas facciones oficiales, que durante los primeros tres años de gobierno protagonizaron una guerra palaciega que paralizó la gestión de la Secretaría de Energía, se tiran con distintos informes tratando de deslindar sus evidentes responsabilidades. Fuentes cercanas al cristinismo salieron en las últimas horas a filtrar en off the record que sí se están haciendo obras y citaron como ejemplo la línea de alta tensión Vivoratá – Bahía Blanca, de 300 kilómetros en 500 kV, que está próxima a ser inaugurada. Sin embargo, esa obra es un ejemplo más de la inacción oficial porque fue iniciada en 2014 y todavía no se la pudo terminar.

Mientras tanto, puertas afuera el gobierno busca poner el foco en el incendio con la esperanza de que la atención pública se centre exclusivamente ahí. Como si fuese algo normal que una quema de pastizales en General Rodríguez derrumbe la demanda nacional de energía un 44% en cuestión de minutos, de 26.500 MW a solo 15.000 MW, dejando sin luz a 6 millones de usuarios.

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, Fernando Krakowiak y Nicolás Gandini