La OPEP estima que por el aumento de la demanda mundial de petróleo se necesitarán hasta 2045 US$ 12,5 billones.
En su informe anual “Perspectiva mundial del petróleo 2022” asegura que el consumo seguirá aumentando y prevé que se situará en una media de 110 millones de barriles diarios es decir, un 10% más que el nivel actual, con lo cual se requerirán enormes inversiones.
Puntualiza que en virtud de las actuales circunstancias, básicamente por el menor consumo de combustibles fósiles, los países miembros de la organización se encuentran inmersos en una contradicción. Por un lado le reclaman mayor producción y por otro pretenden desalentar el uso de energías fósiles.
En ese sentido advierte que “los esfuerzos por desalentar la exploración y el desarrollo del petróleo están destinados a sembrar las semillas de una crisis energética más pronunciada”
El crudo, por ser un recurso no renovables requiere constantes inversiones para compensar del declive natural de los yacimientos y mantener un determinado nivel de producción.
Dado que la tasa media del declive anual de la industria es de alrededor del 5%, únicamente para mantener la producción actual en torno a los 100 mbd hay que añadir una producción adicional de 5 mbd cada año.
Es importante para la organización advertir sobre una eventual limitación por el lado de la oferta.
“Se espera que la producción de petróleo de esquisto en Estados Unidos llegue a su pico en algún momento en torno al 2030 y con ello alcanzarán al máximo los suministros de los países de la OPEP,
Emisiones
La organización señala que la emisiones de CO2 continuarán aumentando durante lo que queda de la década aunque se ralentizarán a mediano plazo, antes de comenzar a declinar después de 2030.
“Como era de esperar la recuperación parcial de la demanda energética mundial (tras la caída por la pandemia de Covid19) durante 2021 y 2022 se tradujo en un aumento de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía”
Las emisiones mundiales de efecto invernadero aumentaron el año pasado más de 1.000 millones de toneladas con respecto a 2020, debido a la fuerte recuperación de la actividad económica y al aumento de la movilidad.
Por tal razón hay que esperar “un aumento de las emisiones globales de CO2 para el resto de la década actual, a pesar de los diversos esfuerzos por minimizarlas”
A mediano plazo la OPEP considera probable que se logre una estabilización, antes de que la “trayectoria descendente” comience “en algún momento a principios de la próxima década, aunque disminuyendo a un ritmo inferior al exigido por el Acuerdo de Paris”
Asimismo vaticina que las emisiones anuales de CO2 relacionadas con la energía subirán hasta 35.000 millones de toneladas hacia finales de la década actual, desde las 33.700 millones de toneladas estimadas para 2021.
“Posteriormente se espera que empiecen a disminuir lentamente durante el resto del período de previsión, volviendo en líneas generales a los niveles de 2021 en 2045”
La evolución será diferente en los países industrializados de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) donde se espera una reducción más rápida y drástica que en los países en desarrollo.
En el primer caso, la OPEP calcula que, en paralelo a una reducción de la demanda de petróleo y carbón a partir de 2023, las emisiones bajarán de forma constante, acumulando una caída de 3.000 millones de toneladas de CO2 entre 2021 y 2045.
En China “crecerán marginalmente” hasta 2025, alcanzando un máximo de 10.300 millones de toneladas al año, antes de bajar gradualmente hasta 8.000 millones de toneladas en 2045.
Esta reducción del orden de los 300 millones de toneladas se estima también en Eurasia como consecuencia de la caída de la demanda energética en Rusia.
Pero a la vez se prevé un aumento de las emisiones en los países en desarrollo, en línea con su crecimiento económico y demográfico.
De todos modos, resalta que los países ricos para 2045 seguirán teniendo tasas per cáspita de emisiones de efecto invernadero acumuladas des 1900 considerablemente mayores que las de las naciones en desarrollo