El conflicto entre rusos y ucranianos sigue agitando el avispero de los precios internacionales de la energía. El suministro de pertrechos militares a Ucrania por parte de EE.UU. en colaboración con otros países miembros de la OTAN, parece contribuir a perpetuar el conflicto o al menos extenderlo en el tiempo.
La colaboración con material bélico fue precedida por sanciones económicas primero contra magnates rusos y luego contra las empresas proveedoras rusas, lo que parece asegurar una tendencia firme al alza en los precios de los energéticos. Esta situación pone de manifiesto aún más, las dificultades para transitar de una economía basada en los hidrocarburos hacia una basada exclusivamente en fuentes verdes.
China continua con la demanda en aumento aliviando las restricciones a Rusia y agrandando la brecha como principal importador de crudo a nivel mundial. El crudo de referencia Brent tocó, a mediados de junio, US$ 121,4 y el WTI en US$ 120,3.
Los augurios de las grandes consultoras e instituciones energéticas como la AIE, vaticinan que esta crisis podría tornarse peor que la del 70 y el precio del Brent y WTI podría volver a despegar por encima de los U$s 140, como ocurrió en 2014.
Unidad
Las prohibiciones de compra de hidrocarburos rusos por parte de los miembros de la Unión Europea, además de no tener un efecto inmediato, han puesto en tensión la unidad de Europa.
Para alivio de varios países europeos, Hungría mantiene un veto al embargo del crudo y el gas ruso y advierte que la cuestión arruinaría a toda Europa. El primer ministro Viktor Orban, dijo que “la Unión Europea está financiando la situación bélica” y agregó “Un embargo europeo contra el gas ruso arruinaría a todo el continente”, advirtió, en su intervención semanal en la radio pública Kossuth.
“El embargo al gas (ruso) no sería razonable y arruinaría a toda Europa”, afirmó el mandatario húngaro, agregando que en vez de imponer sanciones habría que encontrar otras soluciones, como negociaciones de paz entre Ucrania y Rusia.
“La Unión Europea (UE) está financiando la situación bélica” afirmó Orbán y añadió que para frenar la inflación “hay que financiar la paz”.
Un tiro en el pie
Las malas decisiones no son patrimonio exclusivo de los latinoamericanos. Si tenemos en cuenta que Argelia es a España con el gas, lo que Rusia es a Alemania y el reciente apoyo del gobierno español al reconocimiento de la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental resulta un tiro en el pie, en uno de los peores momentos para la seguridad energética del viejo continente.
Argelia y Marruecos mantienen una disputa de larga data por los territorios del Sahara Occidental, por lo que el reconocimiento de España a Marruecos podría significar un hachazo al Tratado de Amistad firmado en 2003 entre ibéricos y argelinos donde se incluye un alto porcentaje del gas que España importa, que en ocasiones llega al 50% del total de los casi 100 millones de m3/d que consume, promedio anual.
Argelia suspendió el tratado que incluye compras a los ibéricos por unos 3.000 millones de euros al año en manufacturas, y materias primas semi industrializadas e inició conversaciones con Italia para enviar allí el gas que eventualmente cortaría a los españoles. La actitud de Italia fue duramente criticada por estañoles, por golpear la unidad de la UE y fortalecer la posición negociadora de Argelia en las conversaciones con España.
Sangre y arena
Mientras tanto, los a veces amigos de EE.UU., Arabia Saudita, dicen no poder suministrar el crudo que occidente se niega a comprar a la vieja Rusia, al tiempo que conversa públicamente con Putin mucho más de lo que Washington desearía.
Las declaraciones de Abdulaziz bin Salman, ministro de energía saudí, realizadas al Financial Times cayeron como una bomba: “Veo a Rusia como una parte integral del grupo de productores de petróleo de la OPEP+, la política debe mantenerse fuera de la alianza. Vamos a trabajar un nuevo acuerdo con la OPEP+… que incluye a Rusia”.
Los expertos sostienen que Occidente no debería esperar que Arabia Saudita aumente la producción porque las relaciones entre Washington y Riad se han erosionado en los últimos años mientras que mejoraron con Moscú. En diciembre de 2016, la OPEP, Rusia y varios otros productores no pertenecientes a la OPEP sellaron un acuerdo histórico conformando la denominada OPEP+. De hecho, por primera vez en 15 años, hubo recortes efectivos en la producción de petróleo (sumada a la caída de la producción venezolana).
La OPEP y Rusia todavía controlan el mercado. Pero ahora, Arabia Saudita está diciendo que no hay nada que pueda hacer sobre el mercado petrolero y los precios al tiempo que afirma su alianza con Rusia.
Hace siete años, la relación entre Arabia Saudita con los Estados Unidos y con Europa era bastante cordial. Pero el 12 de diciembre de 2018, el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos aprobó una resolución para suspender la venta de armas a Arabia Saudita e imponer sanciones a las personas que obstaculizan el acceso humanitario en Yemen. El senador Lindsey Graham dijo: “Esto envía un mensaje global de que solo la condición de aliado de los Estados Unidos, no habilita a matar con impunidad. Y la relación con Arabia Saudita no está funcionando para Estados Unidos. Es más una carga que un activo”
Hoy, Washington está buscando tender puentes con Arabia Saudita. Cuesta imaginar que los estrategas de la Casa Blanca no hayan calculado que en algún momento EE.UU. podría requerir del crudo de la familia Saud, cuando el presidente Biden llamó al Reino “un estado paria” tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi.
Ahora está desbrozando el camino hacia Maracaibo y pasando el plumero a las relaciones con Caracas.
Ambiente
¿Le preocupa el aumento del precio de la gasolina? Preguntó la prensa al presidente norteamericano Joe Biden: “Cuando se trata de los precios de la gasolina, estamos pasando por una transición increíble que está ocurriendo que, si Dios quiere, cuando termine, seremos más fuertes y el mundo será más fuerte y menos dependiente de los combustibles fósiles cuando esto termine”.
El discurso ambiental en EE.UU. se inscribe en las tradicionales estrategias persuasivas en el efectivo formato pentecostal con mecanismos que legitiman el discurso e influyen en el pensamiento y en las acciones de los receptores. Esa cuestión estratégica lo convierte en un discurso mucho más fantasioso que el de la vieja y pragmática Europa. Biden “vende” un arcoíris de energía renovable que promete una vida pura, libre de la profanación de los combustibles fósiles. Sin embargo, en la práctica, sigue peleando por el abastecimiento seguro de hidrocarburos.
Picardía
Según una fuente inobjetable (Bloomberg) en paralelo, el Departamento de Estado estaría instando “silenciosamente” a las empresas agrícolas y navieras a aumentar las compras y el transporte de fertilizantes rusos después de que los temores a las sanciones impuestas contra Moscú hayan disminuido notablemente los suministros, desencadenando a su vez el disparo de los precios de los alimentos en todo el mundo.
El medio precisó que el paso forma parte de negociaciones que involucran a la ONU y persiguen el objetivo de reimpulsar la exportación de fertilizantes, granos y otros productos agrícolas desde Rusia y Ucrania, tras su interrupción a causa del conflicto.
No hay mal que por bien no venga
La crisis energética continua escalando y preocupando a la mayoría de las industrias con excepción de las hidrocarburíferas: la crisis energética que está produciendo precios y tarifas récord, impulsa los ingresos de las energéticas desde el pozo hasta las llaves de luz y gas. Una de los rasgos más notables que marca la actual crisis es la estupefacción de los ambientalistas que no comprenden bien porqué las renovables no están suplantando ya mismo el consumo de hidrocarburos mientras ven con estupor el aumento de la demanda carbonífera.
Hay un alto alto grado de coincidencia entre los observadores expertos, de que la prohibición de compra de hidrocarburos rusos -ya sea abrupta o gradual- en el largo plazo elevará los precios de la energía y a pesar de ello, no se han planteado planes profundos para el desarrollo de las fuentes alternativas de energía.
Refino
El bloqueo a los combustibles rusos se combina con una ajustada capacidad de refino lo que se suma un importante factor logístico que también presiona sobre el precio de los derivados.
Los inventarios de combustible para el transporte de EE.UU. se encuentran en mínimos históricos y las refinerías vienen funcionando en el topping. Por otro lado, China viene reduciendo los casos de Covid que se encuentra en expresiones mínimas lo que anticipa también un aumento de la demanda que podría ser abastecida con los excedentes rusos.
La Agencia Internacional de Energía, fue creada por la Organización para la Cooperación y el desarrollo Económico (OCDE) en 1974 con el objetivo de coordinar medidas para asegurar el abastecimiento de petróleo en situaciones de emergencia como la crisis internacional de 1973, producto de un embargo de petróleo impuesto por los árabes a los EE.UU.
La OCDE estableció que cada Estado miembro deberá almacenar reservas estratégicas de petróleo equivalentes a 60 días de consumo.
La agencia viene impulsando proyectos de generación de energía de fuentes alternativas, fijando una agenda que tiene por objetivo el “net zero” para 2050 en materia de emisiones de carbono.
Esta política sería parte del problema actual de abastecimiento, porque entre los planes para alcanzar la meta propuesta de emisiones, se propuso la suspensión de inversiones en proyectos hidrocarburíferos lo que conjugado con el conflicto ruso-ucraniano, se convirtió en una mezcla detonante.
Como la necesidad tiene cara de hereje, las postura se modifica drásticamente: la AIE cambió su discurso, pidiendo a la OPEP que aumente la producción, al tiempo que Biden encuentra que Maduro es más bueno. Ahora la petrolera española Repsol y la italiana Eni podrán comenzar a enviar petróleo de Venezuela a Europa, para compensar los cortes en el suministro y la adquisición de crudo de Rusia.
El gobierno de Joe Biden autorizará también a la compañía petrolera estadounidense Chevron a iniciar negociaciones con la estatal venezolana PDVSA, informó a la BBC un alto funcionario de EE.UU. que pidió el anonimato.
Así la Casa Blanca permitiría canjear crudo por deuda contraída por el régimen venezolano, mecánica sus-pendida por el gobierno de Donald Trump.
El hecho, supone un paso más en el levantamiento de sanciones de la Casa Blanca a Venezuela, tres meses después de que una delegación estadounidense se viera con Nicolás Maduro en Caracas.
Lo que queda fuera de toda discusión política es que la voluntad política y la realidad energética no siempre van de la mano.
Inflación y subsidios
En la rubia Albión se festejaron los 70 años de reinado de la Reina de Inglaterra. El Jubileo de Platino ha sido descrito por analistas y medios de comunicación británicos como la última oportunidad para rendir homenaje en vida a la monarca.
En medio de los festejos, el despeinado ministro, Boris Johnson clavó un puñal entre los pares del reino, anunciando la aplicación de un impuesto del 25% a la renta extraordinaria (inesperada) a las compañías de petróleo y gas con el objetivo de paliar la inflación mundial y solventar mayores subsidios el Reino. Una vez mas, el Reino Unido le arrebata un título a la Argentina, esta vez el de ser el mayor aplicador de impuestos, para desazón de los ultraliberales criollos.
El director ejecutivo de BP, Bernard Looney, había dicho a principios de junio que ninguna de las inversiones planificadas por la compañía en el Reino Unido por valor de 18.000 millones de libras se suspendería si se introdujera un impuesto sobre las ganancias inesperadas.
En paralelo, los EE.UU. incrementan sus exportaciones de gas a Europa. Los norteamericanos están aprendiendo con rapidez y fastidio que una vida “verde” libre de emisiones de carbono conlleva muy altos costos, en particular, las inversiones aplicadas a la infraestructura nueva, tanto de generación como transporte.
Gasoleros
La preocupación mundial está centrada en una posible escasez de gasoil en el verano boreal impulsada por una combinación de reducidos inventarios, aumento de la demanda e imposibilidad de aumento en la capacidad de refino. Hoy el precio del gasoil está por encima del precio de 2008 cuando el barril superó los US$ 147.
A pesar del esquema de compensaciones aplicado en materia de combustibles líquidos, la Argentina no es indemne a los avatares internacionales. Una característica a destacar es que el aumento de la demanda de combustible está en niveles muy superiores al año 2019, último año “normal” previo a la pandemia, según informó Sebastián Scheimberg en el Monitor de la actividad energética que publica la Universidad de la Matanza.
Factores como la inflación y un histórico desacople de los precios internos con los internacionales, están produciendo cierto grado de desabastecimiento, en particular del gasoil, de producción local insuficiente y de fuerte impacto en la producción agropecuaria y en el transporte. Los ajustes de precios aplicados recientemente (12% para el gasoil, 5% para las naftas) no parecen suficientes para compensar costos económicos.
Según informó el Estudio Montamat & Asociados en su anticipo de la Carta Energética de Junio 2020 sobre la situación actual del mercado de gasoil en Argentina, la demanda local de combustibles con destino a centrales eléctricas alcanzó los 13,5 MM/m3.
A estas cifras se debe agregar el consumo de CAMMESA que oscila entre 1,5 y 2,5 MM/m3 anuales, demanda ésta que debe ser satisfecha mediante importaciones, por lo que es posible colegir que el consumo aparente alcanza los 15 y 16 millones de los cuales entre el 25% y 30% es importado.
Según Montamat, la demanda actual es record, marcando un crecimiento del 14% en los 5 meses de 2022. El experto señala en su informe que este dato no se correlaciona con la actividad propiamente dicha, sino más bien se trata de un tema de arbitraje, porque la cosecha no es record. Hay una diferencia promedio de 50 centavos de dólar con Uruguay y Brasil, lo que impulsa a los consumidores a aumentar la demanda en las zonas fronterizas.
Esta demanda ha debido ser cubierta con importaciones lo que genera pérdidas para el sector, que debe abastecer absorbiendo la diferencia entre el precio en surtidor y la paridad de importación. Se espera que la aplicación de ciertas medidas como precios diferenciados por matrícula en el surtidor tengan algún efecto paliativo.
El informe de Montamat señala que por cada litro de gasoil puesto en surtidor al público genera una pérdida de casi 60 centavos de dólar si se toman los impuestos y 0,45 sin impuestos. Estos guarismos representan pérdidas entre 880 y 1.200 millones de dólares si se suman los 2 MM/m3 de gasoil importado. En pesos al tipo de cambio oficial, el precio import parity se encuentra en los 185 $/lt. Frente a un promedio de 123 $/lt. a nivel nacional.
El Gobierno de Alberto Fernández evalúa aumentar de manera temporaria el corte de gasoil con biodiésel. La medidas que se podrían aplicar es para los meses de julio y agosto, con la mezcla que pasaría del actual 5% al 15%. La semana pasada durante la reunión de funcionarios de la Secretaría de Energía con los transportistas de cargas, se confirmó que estaba en estudio una medida de estas características, pero hasta el momento no trascendieron más datos.
Entre otras medidas, el gobierno estudia reflotar viejos planes de gasificación del transporte a partir de la sanción de nuevas normas técnicas que habiliten estaciones cautivas que permiten cargas rápidas a colectivo y camiones y el uso de GNL en el transporte pesado de larga distancia.
Algunos cálculos estiman que una potencial conversión del transporte de pasajeros y carga a gas podría redundar en ahorros al fisco de US$ 2.000 millones teniendo en cuenta que desde hace 30 años funciona bien el parque automotor liviano.