La declaración de “interés público” y como “recurso estratégico” sobre el litio en la provincia de La Rioja y la nulidad de permisos exploratorios para que se reviertan al estado generó mucha polémica en la industria minera. Distintas voces y sectores se manifestaron a favor y en contra. EconoJournal entrevistó al consultor minero Favio Casarin, que analizó la medida impulsada por el gobernador Ricardo Quintela: “en este escenario internacional, La Rioja vio que no tiene absolutamente ningún desarrollo ni empresas con permisos de cateos desarrollando una sola inversión”. Y explicó que, por la zona geomorfológica donde está, “probablemente esta provincia tenga recursos de litio”.
“Sin impulsar estas medidas, La Rioja tampoco podría atraer a nadie para invertir porque todos los permisos ya estaban otorgados”, añadió. Casarin afirmó también que La Rioja intenta reordenar los permisos de cateos y poder iniciar un proceso para que en un futuro otras empresas puedan invertir.
-¿Qué opinión tenés del debate que se generó a partir de que La Rioja declaró como recurso estratégico al litio?
El debate que se generó por el tema de La Rioja no va a la profundidad de la causa. Por un lado, la provincia declaró de interés púbico y como recurso estratégico al litio y suspendió los permisos de cateo y las concesiones mineras por 120 días para que La Rioja declare zonas de investigación con participación de la empresa minera provincial. Lo que hay que aclarar es que en La Rioja no hay ninguna concesión minera de litio. Había permisos de cateo y prospección sobre determinados salares, ni siquiera de exploración. La Rioja integra lo que geomorfológicamente se denomina “Puna Austral” y habría posibilidades de que tenga concentraciones atractivas de litio. Se lo declare o no, todos sabemos que el litio es estratégico y así se toma en distintas partes del mundo. México y Bolivia lo nacionalizaron. Canadá y Chile declararon zonas de explotación exclusiva. En este escenario internacional, La Rioja vio que no tiene absolutamente ningún desarrollo y ninguna empresa con permisos de cateos desarrollando una inversión. Por eso, la gobernación de La Rioja y el poder legislativo de la provincia determinaron esta medida para salir de esta coyuntura. Probablemente tenga recursos, pero no tiene inversiones. Sin esto, La Rioja tampoco podía atraer a nadie porque los permisos ya estaban todos otorgados.
Por otro lado, desde lo jurídico, tenemos un Código de Minería que es del año 1886 y una reforma constitucional que es de 1994 (casi 110 años después) que tiene plasmado que los recursos mineros pertenecen a las provincias. En resumen, tenemos un código minero atrasado que dice una cosa y una reforma que está por encima del código que dice otra distinta. Esta contradicción en algún momento va a tener que resolverse. Además, es un código vetusto que ya nadie aplica. La Argentina tiene provincias que están divididas autónomamente y aplican distintas políticas mineras, incluso hay siete provincias que prohíben la minería. Entonces, ¿para qué tenemos un Código de Minería?
-¿Por qué una provincia como La Rioja, que no tiene concesiones de litio ni exploración, implementó esta política?
Hay que diferenciar que un proyecto minero tiene un proceso que comienza con un permiso de cateo y de prospección. Eso después se transforma en una exploración. Luego llega la exploración avanzada, que es cuando hay descubrimientos y reservas probadas. Recién acá entramos en la fase donde el permisionario puede ir a pedir una concesión minera. En La Rioja no hay concesiones mineras. Lo único que otorgó fueron permisos, que son derechos precarios. Si el permisionario no avanza, la provincia no puede quedarse de brazos cruzados esperando que transcurran los plazos del Código de Minería. Así nunca va a poder haber una inversión ni se va a otorgar una concesión para que explote ese recurso. La Rioja intervino para acelerar este proceso y poder explorar litio.
-¿Crees que La Rioja puede sumarse en el mediano plazo a ser una provincia relevante en el sector de litio como Jujuy, Catamarca y Salta?
Todavía es muy temprano para poder analizar si La Rioja podrá tener un rol de desarrollo como el de Jujuy, Salta y Catamarca. Salta todavía no tiene proyectos en producción, pero los va a tener en breve y es la provincia que tiene mayor cantidad de exploración. La Rioja primero tiene que definir estos recursos que potencialmente tiene, porque ya se hicieron ensayos donde se encontraron concentraciones de litio. Luego, habrá que analizar qué parte de estos recursos se pueden transformar en reservas. La decisión política que manifestó el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, sobre el litio es buena porque recién está en la línea de largada. En la medida de que las cosas se vayan haciendo bien los inversores van a ir apareciendo. Recién luego de este recorrido vamos a poder analizar en qué situación está La Rioja. Si no se tomaban estas medidas entre diciembre y enero, ni siquiera estaríamos hablando de esta provincia. Si San Juan tiene minería, Catamarca tiene minería y La Rioja está entre los dos compartiendo la misma Cordillera de los Andes y la misma geomorfología, es lógico que también tenga recursos mineros. La medida que tomó La Rioja es para que la provincia se convierta en un actor minero.
-¿Cómo ves al sector del litio en este escenario y qué esperás para 2023?
Este año están depositadas muy buenas expectativas. Algunas de las proyecciones que ya teníamos para fines de 2022 para incrementar la producción van a confirmarse este año, sobre todo porque va a ingresar en producción el desarrollo de Minera Exar en Jujuy (proyecto Cauchari – Olaroz), más las ampliaciones de la planta del proyecto de Livent en Catamarca y se suma el proyecto Olaroz de Allken en Jujuy. Sólo con esto, la producción de litio este año podría llegar a duplicarse. Con lo cual, pasaríamos a alrededor de 80.000 toneladas anuales. La Argentina tiene el 8% de la producción mundial. Pero tenemos que considerar que están en etapa de construcción y factibilidad ocho proyectos, aunque puede sumarse alguno más durante este año. Es decir, vamos a incrementar la producción en 2023 y 2024. Por este motivo, en 2025 podríamos estar con una cifra de toneladas de producción bastante más elevada. Además, hay una treintena de proyectos en las provincias de Salta, Jujuy y Catamarca y hay expectativas de que (más adelante) se sumen otras provincias como La Rioja y San Juan. También hay otros proyectos en Neuquén, Mendoza y Córdoba que también están explorando. El problema de las dos últimas provincias son las leyes antimineras.
-¿Qué medidas del gobierno nacional te parecen adecuadas para el desarrollo de los proyectos de litio?
El artículo 124 de la Constitución le otorga el dominio de los recursos naturales, entre ellos los mineros y el litio, a las provincias. La actuación de la Nación es limitada en este aspecto, más allá de que tiene que dar señales al inversor. Siempre el inversor viene primero a la Argentina y, después, se inserta en una provincia. En la medida de que se efectúen políticas de estabilidad financiera, cambiaria y económicas, es central que se otorguen posibilidades para que las empresas inviertan dinero real y con los dividendos que obtengan puedan también transferir para sus casas matrices. Somos un país que no produce algunos insumos que necesitan los proyectos mineros, es clave que puedan ingresar esos insumos al país. Sabemos que la capacidad de dólares del BCRA es limitada por los problemas cambiarios. Es fundamental que el gobierno nacional tome medidas sobre estas cuestiones en el sector minero, porque, además, no las pueden llevar adelante las provincias.
-¿Qué medidas faltan?
Creo que con los precios que está teniendo el litio a nivel internacional una medida sería liberar el tope de las regalías que establece el artículo 22 de la Ley 24.196 y que las provincias puedan establecer regalías móviles, para que puedan subirse y bajarse de acuerdo a la situación del mercado internacional y de la disponibilidad del recurso a las reales inversiones que hagan las empresas. Como sucede en el sector petrolero, necesitamos que distintos capitales nacionales se incorporen al negocio del litio. Esto está empezando a ocurrir, no sólo con YPF sino con otras empresas de origen nacional. También el Estado podría participar a través de una minera nacional público-privada, pero no para reemplazar a las empresas provinciales sino para que sea un actor que facilite la exploración de otros proyectos.
-La Mesa del Litio definió que una porción de la producción vaya para el abastecimiento interno. ¿Alcanza esto para la industrialización local del litio o hacen falta otro tipo de medidas?
Me parece correcto que una parte de la producción quede en el país, pero en la medida que tengamos planes y proyectos de industrialización local. Para que se pueda industrializar el litio hacen falta políticas. Por ejemplo, el litio es un metal intangible contenido dentro de una salmuera, que es agua que contiene sales y que hay que separar al litio. No estamos hablando de un metal puro como la plata o el oro. Mediante un proceso químico, del litio se producen determinados compuestos como el carbonato e hidróxido de litio, que son los principales. Por esta razón, decimos que el litio no es un commoditie, sino que es un producto obtenido de una salmuera que contiene concentraciones bajas de litio y que se debe transformar para obtener estos productos. Para una industrialización local tenemos que tener en cuenta que el carbonato de litio grado batería debe tener una pureza del 99,5%. Entonces, primero deberíamos definir proyectos que puedan fabricar esta pureza en el carbonato de litio. Después está el grado técnico o grado batería, que es el carbonato de litio con concentraciones que van de los 99% al 99,5% de pureza. Por eso, los productos tampoco tienen la misma concentración ni el mismo precio. Esta es la razón que explica que si bien la tonelada se ubica en los US$ 80.000, se vende a menos, porque los productos obtenidos no tienen el mismo grado. Hay que recordar que el carbonato de litio no llega a ser el 5% de los compuestos que lleva una batería y tampoco supera ese porcentaje de lo que es el costo de una batería. Entonces, para desarrollar una industria no basta con tener carbonato de litio porque es una parte mínima de una batería y hacen falta todos los otros insumos, que en su mayoría no se fabrican en el país. En la Argentina no es tan simple pasar de la salmuera, a la fabricación de baterías. Hay que comunicar bien esto a la sociedad, porque existe una confusión generalizada sobre lo que es litio, como se obtienen y procesan sus productos, y qué son las baterías que lo contienen.
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, Roberto Bellato