El Ministerio de Minas y Energía (MME) de Brasil publicó cuadernos con estudios del Plan Decenal de Expansión Energética (PDE) 2032, en el que incluyó uno destinado a la micro y mini generación distribuida y baterías (MMGD). 

Dicho estudio señala que el país tendrá un gran crecimiento en la GD, pero que ante los posibles cambios regulatorios en el sector, la reducción de incentivos creados en el pasado y la modernización del formato de tarifas de baja tensión, generan cierta incertidumbre en el desarrollo de esta tecnología. 

El escenario de referencia para la expansión de la MMGD en el PDE 2032 sólo considera cobrar el 100% de la tarifa de uso del sistema de distribución a partir de 2029. Esto implica que aproximadamente el 50% de los costos (cargos, transmisión, pérdidas y más) serán deducidos a través de los beneficios

Bajo dicho análisis, Brasil alcanzaría 37,1 GW operativos, repartidos entre 4,8 millones de usuarios. Hecho que significaría cerca de 115,4 mil millones de reales de inversión durante la próxima década. 

Y en el mejor de los casos, donde el 100% de los costos estén compensados, el país superaría los 45 GW instalados (7,5 GWmed al 2032) gracias a una inversión aproximada de 148,8 mil millones de reales entre 5,8 millones de usuarios. 

Sin embargo, el documento detalla que si ninguna parte de los costos son deducidos a través de los beneficios, disminuirían las inversiones hasta 83,9 mil millones y sólo se lograría la instalación de 29,2 GW (4,6 GWmed al 2032) en 3,8 millones de usuarios que adopten la micro y mini generación distribuida y baterías. 

“Aún existen incertidumbres relacionadas con la retribución de la energía inyectada a la red a partir de 2029, derivadas del cálculo de los beneficios de MMGD para el sector eléctrico. Y su definición debería influir en las inversiones a lo largo de la década ya que afecta el flujo de caja de estos proyectos”, remarca el cuaderno publicado. 

Proyección de potencia operativa por región

Por el lado del almacenamiento de energía, el Ministerio de Minas y Energía (MME) y la Empresa de Pesquisa Energética (EPE) analizaron diferentes aplicaciones para consumidores residenciales y comerciales. 

Desde un punto de vista financiero, las entidades sostienen que “las baterías tendrían dificultades para volverse viables en la próxima década”, ya que se estima un precio final cercano entre R$ 1.700 y R$ 2000 kWh al 2032. 

Aunque no se descarta que puedan existir más factores que hagan que los consumidores instalen esta tecnología en los próximos años, como por ejemplo el reemplazo de la generación diésel en los comercios, además de aspectos eléctricos, reducción de ruido, logística para la obtención de diésel y temas ambientales. 

Ïncluso, el escenario negativo puede cambiar a partir de 2029, cuando la energía inyectada a la red se valore inyectado a la red se valorará en base a un cálculo de sus costos y beneficios. Debido a que cuanto menor sea el pago por la energía inyectada de GD, mayor será la viabilidad de las baterías.