Biosanfe S.A. fue la empresa más beneficiada con los cupos que otorgó la Secretaría de Energía a fines de noviembre para el abastecimiento de la mezcla obligatoria de etanol con nafta. Se quedó con 135.000 de los 413.100 metros cúbicos (m3) anuales que repartió la dependencia comandada por Flavia Royón entre nuevos cupos y ampliaciones. Lo insólito es que esta misma compañía ya había recibido un cupo de 100.000 metros cúbicos anuales en septiembre de 2012 para instalar una planta elaboradora de bioetanol en base a maíz en la localidad santafesina de Alcorta, pero en junio de 2017 se lo dieron de baja luego de constatar que la obra ni siquiera se había iniciado.
La planta que no fue
“A través del Acta de Inspección Nº 135 labrada con fecha 15 de mayo de 2017, y a los efectos de constatar el grado de avance en el proyecto de BIOSANFE S.A., la Autoridad de Aplicación ha podido cotejar la inexistencia de obra de construcción alguna de la cual pueda inferirse que se haya dado comienzo con la ejecución de un proyecto de elaboración de bioetanol”, dice en sus considerandos la resolución 88E del Ministerio de Energía que le dio de baja el cupo, la cual fue publicada el 12 de junio de 2017 con la firma de Marcos Pourteau, por entonces subsecretario de Hidrocarburos.
El 29 de mayo de 2017, luego de la inspección y antes de que se tomará la decisión de quitarle el cupo, la empresa realizó un descargo ante el Ministerio de Energía donde aseguró que contaba con los recursos técnicos y financieros para llevar adelante el proyecto, pero había considerado supuestas peticiones de funcionarios de no dar inicio a las obras porque el mercado imposibilitaba en ese momento la absorción de mayor producción. “Por ende, la decisión de la firma ha sido la de supeditar el inicio de sus obras a la confirmación por parte de la Autoridad de Aplicación de la existencia de las condiciones para llevarlas a cabo”, recuerda la resolución.
La empresa aprovechó ese mismo descargo para proponer una nueva ubicación para la planta en la ciudad de San Nicolás porque en Alcorta habían constatado una supuesta falta de inversión pública en infraestructura. La respuesta del Ministerio, comandado entonces por Juan José Aranguren, fue lapidaria, pues aseguró que la firma no solo había incumplido con el cronograma de obras presentado en el expediente que tuvo como resultado el otorgamiento del cupo de bioetanol sino que “desde el otorgamiento del referido cupo tampoco ha efectuado presentación alguna que acredite siquiera haber dado comienzo con la construcción de las instalaciones”. A su vez, afirmó que “sus presentaciones evidencian improvisación y falta de desarrollo del proyecto en cuestión, al no tener definido siquiera el lugar donde se instalaría la planta”.
Una nueva oportunidad
Un antecedente de esas características podría ser causa suficiente para excluir a la firma de cualquier convocatoria futura destinada al reparto de nuevos cupos. Sin embargo, el gobierno de Alberto Fernández consideró que todos tienen derecho a aprender de sus errores y decidió darle a Biosanfe S.A. una nueva oportunidad al asignarle un cupo de 135.000 m3 a través de la resolución 960/23, sin que medie licitación pública y a solo 15 días de la asunción del nuevo gobierno de Javier Milei.
Cómo señaló EconoJournal el martes, la resolución oficial ya había generado polémica porque en la convocatoria inicial, oficializada en junio a través de la resolución 614/23, estaba previsto asignar 250.000 m3, pero finalmente se terminaron otorgando 413.100 m3, todo lo que solicitaron las empresas, con el argumento de que la demanda proyectada de bioetanol para 2026 es de 413.500 m3.
Además de Biosanfe, las empresas que cumplieron con los requisitos que fijó el subsecretario de Hidrocarburos, Federico Bernal, en la resolución 4/23 y recibieron nuevos cupos fueron Kalpa Group (10.800 m3 anuales) y Grancor S.A. (110.000 m3). También se le otorgaron ampliaciones de cupo a Bioetanol Río Cuarto S.A. (53.300 m3), Bioenergías Agropecuarias S.A. (30.000 m3), Bio San Isidro S.A. (30.000 m3) y Compañía Azucarera Los Balcanes (44.000 m3).
La demanda actual de bioetanol está en torno a los 1,2 millones de m3 anuales. Si se suman 413.100 m3 anuales llegaría a más de 1,6 millones en 2026. Eso supone un crecimiento de poco más de 10% anual durante los próximos 3 años, algo altamente improbable frente al contexto de recesión económica que se avecina. Si esa proyección no se cumple, Biosanfe podría apelar al mismo argumento que utilizó en el pasado para justificar porque no construyó la planta en Alcorta.
También llamó la atención de la industria que el volumen total solicitado por las empresas que se presentaron en la convocatoria coincidiera de manera casi exacta con esa proyección de crecimiento de la demanda para 2026. “Acordaron un volumen de adjudicación y después dibujaron el número de la demanda proyectada para justificar esa adjudicación”, señaló a EconoJournal una fuente conocedora de la negociación que no cree en las coincidencias. Desde el gobierno de Javier Milei aseguraron a este medio que van a poner la lupa en esas asignaciones.
El negocio de los biocombustibles
En el segmento de biodiesel, dos jugadores recibieron en noviembre 40% de las asignaciones de venta que regula el Estado: Juan Carlos Bojanich (27%) y Federico Pucciarello (13%). Ambos saltaron la barrera de exclusividad del presente esquema reservado para pymes y tienen más de una planta.
En el caso del bioetanol, tres jugadores concentran entre 50% y 55% del volumen que mensualmente asigna la Secretaría de Energía: la cooperativa ACA Bio, Bioetanol Río Cuarto S.A. y Promaiz se quedaron en octubre con el 49,7% de lo asignado, mientras que en noviembre treparon al 54,4%.
El esquema viene recibiendo varios cuestionamientos porque deja a discreción del Estado la decisión de qué empresa puede vender biodiesel o bioetanol y cuánto volumen puede vender cada una. Además, el Estado es el encargado de fijar el precio al que se venden los biocombustibles y el porcentaje de corte con las naftas y el gasoil. En lo que va de 2023 la nafta y el gasoil en surtidor aumentaron entre 104% y 121% -según calidad y variante-, mientras que el Estado definió que el biodiesel aumentara 162%, el bioetanol a base de maíz lo hiciera 179% y el de caña de azúcar, 169,5%.
, Fernando Krakowiak