Usted ha sido uno de los expertos que acompañó el lanzamiento de la Aceleradora de Hidrógeno Verde. ¿Cómo avanza?
En la Estrategia Nacional del Hidrógeno Verde, publicada en noviembre del 2020, se asignaron recursos estatales para acelerar proyectos de Hidrógeno Verde desde la generación hasta los usos de este vector energético. Como vehículo para canalizar esta ayuda, el Ministerio de Energía designó a la Agencia de Sostenibilidad Energética (Agencia SE) como su brazo ejecutor.
El viernes 19 de marzo se efectuó en esa agencia el acto de lanzamiento de una institución llamada Aceleradora de Hidrógeno Verde, destinada a otorgar apoyo económico a empresas que estén trabajando estos proyectos, con el propósito de contribuir al proceso de descarbonización a través del Hidrógeno Verde y sus derivados energéticos.
En el lanzamiento virtual participaron el subsecretario de Energía, Francisco López; el director ejecutivo de la AgenciaSE, Ignacio Santelices; gerenta general de H2 Chile, María Paz de la Cruz, el suscrito, Dr. Erwin Plett en calidad de CEO de Low Carbon Chile y embajador del Hidrógeno Verde, el asesor de Desarrollo de la Agencia de Sostenibilidad Energética, Ricardo Rodríguez; y el jefe de la División de Combustibles y Nuevos Energéticos del Ministerio de Energía, Max Correa.
Estos recursos constituyen la semilla necesaria para viabilizar un gran número de estudios de factibilidad a pequeña escala viendo que en la estrategia se deben incluir todo los encadenamientos económicos y las pymes en esta nueva economía del hidrógeno, y todavía estamos con el conocido dilema de cuál es la demanda para crear una oferta sustentable.
¿Cuál debería ser el paso siguiente a ese soporte estatal para el desarrollo de proyectos de hidrógeno verde?
El siguiente paso es identificar los múltiples nichos de mercado en que hoy en día ya podrían ser rentables los proyectos de Hidrógeno Verde y sus derivados energéticos.
Hay distintos tipos de rentabilidades como las económicas, las ambientales y las de sustentabilidad con una mirada estratégica al futuro. Un punto clave aquí son los acuerdos entre países y/o entidades para crear la gran demanda a nivel internacional. En Chile podemos generar esa oferta relevante de poner a disposición energías limpias a nivel mundial.
El siguiente soporte estatal fundamental consiste en el desarrollo de la reglamentación, la estandarización y las normativas necesarias en el uso del Hidrógeno Verde como un energético.
Este desarrollo normativo recién pudo empezar oficialmente a partir del reconocimiento legal del hidrógeno como combustible, lo que se logró por una indicación introducida en la reciente Ley de Eficiencia Energética.
Y es muy bueno este casual encadenamiento de la eficiencia energética por delante de las energías renovables, ya que no tiene sentido práctico derrochar energías, por muy renovables que estas sean.
Se requiere de una ley marco para el hidrógeno y estamos recién al comienzo de esa labor legislativa, ya que la confianza de inversionistas nacionales y extranjeros para construir esta nueva industria sustentable es clave. Sin seguridad jurídica no hay inversiones.
¿Cuáles serán las primeras aplicaciones sobre las que se utilizará el hidrógeno verde?
La pregunta sobre el éxito o fracaso de aplicaciones es la pregunta clave, cuya respuesta nos encantaría conocer para apostar sólo a ganador. Como nadie tiene esa respuesta a firme, tenemos nuestro mundo habitualmente lleno de incertezas, y la salida es cómo apalancamos los riesgos para desarrollar esta industria completamente nueva.
En la Estrategia Nacional del Hidrógeno Verde se han dividido los proyectos en dos categorías: la primera es para crear una demanda y una oferta nacional, y después de aprender la lección nos podemos dedicar a las exportaciones a gran escala en aproximadamente una década más.
Las primeras aplicaciones en la mira de la Estrategia es el reemplazo del hidrógeno gris (producido con hidrocarburos) por hidrógeno verde (producido con renovables) en refinerías, seguido por la generación de amoníaco verde nacional en vista de que hoy importamos todo el amoníaco necesario para nuestros fertilizantes sintéticos para nuestra agricultura y los explosivos para nuestra minería.
La gran demanda puntual de hidrógeno verde la constituyen los grandes camiones en la minería, camiones CAEX, que hoy gastan más de USD1.600 millones anualmente en diésel importado, y en su proceso de descarbonización tienen que preocuparse no sólo del 55% de electricidad en su canasta energética, sino que también del 45% de su energía que son combustibles fósiles.
Aquí hay un potencial de demanda muy concentrado, ya que con muy poca distribución (pocas hidrolineras) se puede dispensar mucho hidrógeno diariamente.
De mayor relevancia económica es el uso de hidrógeno en descarbonizar camiones pesados en largas rutas, así como los buses de larga autonomía.
Por otro lado, una aplicación técnicamente más fácil de realizar es la inyección de hidrógeno verde a las redes de gas natural, dado que hasta aproximadamente un 20% no se requiere cambios en la red de distribución o en los aparatos de usuarios finales (cocinas, calefactores, calentadores de agua sanitaria, etc.).
Por otro lado, usted mencionó la importancia del oxígeno verde como ‘subproducto’ del hidrógeno verde. ¿Podría ampliar ese concepto?
Cuando Sir Henry Cavendish generó por primera vez hidrógeno por medio de electrólisis del agua, por los años 1760, se dio cuenta que del agua emanaban dos gases, de los cuales uno era inflamable.
Ese gas es el que más adelante se le llamó hidrógeno, es decir, la “materia generadora del agua”. Estequiométricamente de cada 9kg de agua utilizada se genera 1kg de Hidrógeno Verde y 8kg de Oxígeno Verde.
Ese subproducto normalmente se libera al aire, y cuando se combustiona el hidrógeno, o se combina en una celda de combustible para producir electricidad nuevamente, se utiliza el oxígeno del aire.
La idea es darle un valor agregado a ese subproducto, que, por ejemplo, en estos tiempos de pandemia respiratoria les pueden ayudar a muchas personas. En los procesos químicos se usará más y más el hidrógeno verde como un elemento reductor, como por ejemplo en las siderúrgicas, donde el óxido de fierro se reduce a fierro para la fabricación de aceros. Hoy se utilizan para este efecto combustibles fósiles emitiendo CO2, y con el uso del Hidrógeno Verde se emitirá sólo vapor de agua.
Por otro lado, nosotros estamos analizando cómo el poder oxidante del Oxígeno Verde se puede utilizar como un acelerante de procesos oxidativos en la lixiviación de sulfuros secundarios de cobre, o en la producción de peróxido de hidrógeno (H2O2), también conocido como agua oxigenada, para oxidar o desinfectar.
En muchas aplicaciones en que hoy en día se utiliza el “cloro” (hipoclorito de sodio, lejía, lavandina, etc.) para blanqueo, limpieza y desinfección, se puede utilizar el potencial oxidativo del oxígeno y sus derivados sin dejar residuos químicos.
Teniendo oxígeno a disposición se pueden optimizar reacciones de combustión que se hacen más eficientes por no acarrear el nitrógeno inerte del aire, que es calentar aire que después sale como emisión. Cualquier uso que se le dé a este Oxígeno Verde de alta pureza sirve para bajar los costos de producción del Hidrógeno Verde.
¿Por qué Chile es la Arabia Saudita solar?
El 2017 el periódico Washington Post publicó un artículo criticando al presidente Trump por su política de vuelta a activar la explotación masiva del carbón.
Ese artículo llevaba el provocante título de “Chile, la Arabia Saudita Solar” haciendo un contrapunto y realzando la labor de Chile en promover las energías renovables, en especial el gran aumento de la fotovoltaica que mostraba el ex-vicepresidente Al Gore en sus espectaculares charlas.
En H2Chile, la Asociación Chilena de Hidrógeno, cuantificamos el potencial renovable de Chile a partir de varios estudios, llegando a la conclusión que Chile podría teóricamente generar al año 200Mton de H2, lo que significa tres veces la producción mundial actual de hidrógeno (gris y negro).
Calculado como poder calorífico, si quemamos ese hidrógeno emitiendo sólo agua como residuo, ese potencial es similar a la exportación actual de petróleo crudo de Arabia Saudita, pero sin emisiones de gases de efecto invernadero.
Por otro lado, si comparamos el potencial de generar electricidad con ese hidrógeno, aún con la eficiencia de las celdas de combustible actuales, duplicamos la cantidad de electricidad que se puede generar de ese Hidrógeno Verde chileno en relación a generar electricidad a partir del crudo de Arabia Saudita, con todas las emisiones que podemos evitar en pos de la descarbonización del sector energético.
Al demostrar que Chile se puede con verter en la Arabia Saudita de las energías renovables inferimos una responsabilidad y un desafío de proveer al mundo con energía limpia en forma de moléculas de hidrógeno o de sus derivados energéticos. Está en nosotros utilizar ese potencial sustentable y crear una economía del hidrógeno para asegurar el progreso económico y por lo tanto social del país.
La recién inaugurada Aceleradora de Hidrógeno Verde en Chile permitirá explorar muchas aplicaciones del Hidrógeno Verde con este apoyo inicial del estado. Desde H2Chile hacemos un llamado a postular con las mejores ideas a estos fondos con el objetivo de explotar gran el potencial en renovables que tenemos.