La cotización del Brent —el precio del barril que se extrae en el Mar del Norte y se utiliza como principal marcador del comercio exterior de crudo en Occidente— cerró el viernes en 81,06 dólares. Así, registró un aumento del 9% durante las últimas tres semanas después de cerrar diciembre en 74 dólares.
La suba del precio internacional del crudo se metió, de manera imprevista, en la agenda económica del gobierno porque presiona al alza de los combustibles justo cuando el Ministerio de Economía quiere ingresar en un régimen inflacionario de un 1-2% mensual. Cerca del ministro Luis ‘Toto’ Caputo esperarán a ver cómo evoluciona el Brent en la última semana de enero antes de conversar con YPF qué curso de acción tomar en surtidores.
Economía construyó en los últimos meses un esquema de espejo entre la inflación registrada en el mes anterior y el aumento mensual autorizado en la canasta de precios regulados de la energía (tarifas) y también en el importe de las naftas y gasoil, un negocio que, si bien regulatoriamente es libre, en los hechos es controlado por YPF con una participación de mercado cercana al 55 por ciento.
Si el Palacio de Hacienda repite ese criterio, el aumento tanto de las facturas de gas natural y electricidad como el de combustibles en febrero no debería superar la barrera del 2% mensual. El interrogante que se plantea ahora es qué hará YPF frente a la suba del Brent. Si el precio internacional se mantiene en la banda de los 80 dólares, lo lógico sería que intente trasladar a surtidores una suba mayor a la métrica del 2% fijada por Economía. “En los últimos meses, el gobierno sólo permitió el traslado del crawling peg (que hasta enero fue del 2% mensual y a partir de febrero será del 1%), algo del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) atrasado desde el gobierno de Alberto Fernández y la variación del costo de los biocombustibles. Por eso, el margen bruto de las empresas refinadoras se fue erosionando”, explicaron en una de las empresas del negocio de downstream, que paga 68 dólares por el crudo Medanito que compra a los productores no integrados de Neuquén. Con el Brent por encima de los 80 dólares, el precio de paridad de exportación (precio bruto menos retenciones del 8%) escaló hasta los 72 dólares.
Interrogante
Por eso, si YPF quisiera mejorar parcialmente su margen de refinación para poder reconocerle a los productores no integrados —Vista, Tecpetrol, Chevron, Pluspetrol, Shell, Pampa, CGC, Phoenix y Aconcagua, entre otros—, la suba de los combustibles el 1º de febrero debería ubicarse más cerca o por encima de la frontera del 5% que de la del tope del 2% que permitió Economía en el último trimestre del año pasado.
A priori, justo en el arranque del año, cuando la obsesión del gobierno es consolidar una tendencia a la baja de la inflación, no parece demasiado probable que Caputo avale la primera opción. “Con el Brent en 80 dólares, la suba en surtidores para recuperar ICL, devaluación y margen debería trepar hasta el 7%, pero sabemos que es improbable que YPF convalide esa cifra”, reconoció otro alto directivo del sector.
Si se confirma la segunda opción —y el Ejecutivo pisa el precio de los combustibles frente a la suba del precio internacional— habrá que ver qué sucede con el suministro de gasoil, porque en la antesala de la cosecha gruesa de soja, trigo y maíz la Argentina importa más de un 10% del diesel que se vende en el mercado local. Si la brecha entre el precio doméstico del gasoil y el de importación se ensancha, los refinadores tendrán menos incentivos para traer gasoil importado”, advirtió otro alto directivo del sector.
Una a favor
La principal palanca que tiene el Ejecutivo para encauzar la conversación con los productores no integrados de petróleo —en el caso de que quisiera hacerlo— es el incremento de los saldos exportables de crudo desde Vaca Muerta, que este año se consolidarán en una media de 250.000 barriles diarios (bbl/d). Con el mercado local abastecido, las petroleras están en condiciones de direccionar su producción incremental de crudo hacia el mercado de exportación y recibir precio internacional pleno (menos derechos a la exportación).
“Seguramente aumente la tensión comercial hacia dentro de la cadena entre productores y refinadores, pero mientras los saldos exportables de crudo sigan aumentando, es complejo que exista un riesgo real de falta de petróleo en el mercado local porque los productores deberían priorizar no comprometer su plataforma de exportación de crudo”, analizó un consultor de la industria.
, Nicolas Gandini
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