Las tecnologías bajas en carbono suministran en la actualidad un 42% más de energía primaria (32 exajulios) que en 2015, el año del Acuerdo de París, principalmente gracias a factores impulsados por la oferta. No obstante, la demanda de hidrocarburos también creció en 31 exajulios durante este periodo. Frente a este escenario, un nuevo estudio de la consultora Boston Consulting Group (BCG), titulado Turbocharging the Energy Transition by Boosting Customer Demand: Shifting from Should to Want, advierte que abordar tanto la demanda como la oferta, colocando al cliente en el centro de las nuevas soluciones de energía sostenible, podría acelerar significativamente la transición energética.
El análisis plantea que las transiciones centradas en el cliente pueden avanzar entre dos y cinco veces más rápido que las impulsadas exclusivamente por la oferta, y tener, a su vez, un impacto más duradero.
Impacto
El estudio revela que las transiciones centradas en los usuarios pueden tener un impacto en tres sectores clave: los edificios residenciales y comerciales, incluidos los centros de datos; la mayoría de las áreas del transporte; y la industria. Esto es así porque dichos sectores representan el 60% de la demanda energética global y un tercio de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Al mismo tiempo, se benefician de tecnologías ya escalables, políticas gubernamentales e incentivos establecidos, y cuentan con un camino claro para desarrollar productos y servicios atractivos para los consumidores. Algunos ejemplos de esto son los paneles solares fotovoltaicos en India, los vehículos eléctricos en la Unión Europea y Estados Unidos, y las bombas de calor en Europa, los que podrían reducir las emisiones globales relacionadas con la energía en 1.5 gigatoneladas de CO2 equivalente.
En diálogo con EconoJournal, Leonardo De Lella, managing director & partner de BCG, analizó el escenario y remarcó que los clientes esperan productos y servicios cada vez más sostenibles, pero que buscan ofertas atractivas que traduzcan su compromiso en acciones. También que, para aprovechar esta demanda, las empresas están creando productos y servicios que no solo son sostenibles, sino que también son competitivos en costos.
—¿Cómo cree que las acciones impulsadas en Estados Unidos o en la Unión Europea se podrían replicar en la Argentina teniendo en cuenta en contexto macroeconómico? ¿Cree que sería posible implementar e incentivar iniciativas similares en el corto plazo?
–El contexto macroeconómico de la Argentina ciertamente influye en la velocidad de adopción de productos y servicios sostenibles, con un punto de partida más rezagado y prioridades orientadas hacia la estabilización económica. Aunque el impulso de una transición energética acelerada no es una prioridad inmediata a nivel gubernamental, el sector privado puede liderar la implementación de soluciones específicas como los paneles solares para hogares, donde los beneficios son más claros, como la estabilización de costos, ventas de excesos de energía y la confiabilidad ante cortes. Si bien la adopción de vehículos eléctricos puede ser más compleja en el corto plazo (aún hay mucho que recorrer en términos de hábitos y desarrollo de infraestructura), avanzar en la generación distribuida a través de incentivos y regulaciones claras sí parece factible en el mediano plazo, aunque con impactos moderados en términos de reducción de emisiones.
—¿Cómo lograr productos y servicios que sean más sostenibles y elegidos, por ello, por los clientes? ¿En qué cree que podrían trabajar las empresas para crearlos y que sean competitivos?
–Las empresas deben profundizar su conocimiento de las necesidades de los clientes y ofrecer productos que no solo sean sostenibles, sino también altamente competitivos en costos y desempeño, apostando a la innovación (desde el producto, la experiencia, los servicios adicionales). Como se observó en el caso de los paneles solares en India, las empresas pueden colaborar entre sí para construir una narrativa sólida en torno a los beneficios de rendimiento y costos. Algunas estrategias clave incluyen:
- Enfocarse en el costo total de propiedad (TCO) y ofrecer predictibilidad en precios para mitigar la volatilidad.
- Mostrar características que alineen la flexibilidad y resiliencia con las necesidades del cliente.
- Facilitar una experiencia de usuario sencilla, con una instalación sin complicaciones y comunicación clara.
- Construir marcas ligadas a la sostenibilidad, incrementando los atributos positivos.
La colaboración con el sector público también es crucial para acelerar la competitividad en costos, mediante la creación de un entorno regulatorio que fomente la innovación y la adopción de tecnologías sostenibles.
Países en desarrollo y con dificultades económicas
En el análisis de la consultora se exhibe que en países en desarrollo y con dificultades económicas que afectan a gran parte de la población, como la Argentina, el aumento en la demanda de productos y servicios sostenibles podría tardar más en materializarse, dado que el punto de partida está significativamente más rezagado. A su vez, se señala que para que los consumidores argentinos adopten estas alternativas, es fundamental que las soluciones sostenibles sean competitivas en costos antes de observar un cambio significativo en los hábitos de compra, y que la preocupación por el medio ambiente se traduzca efectivamente en decisiones de consumo.
—¿Cómo se podría aprovechar el potencial que tiene la Argentina en cuanto a recursos para impulsar la transición energética centrada en el cliente y lograr un impacto positivo respecto a reducción de emisiones, de Gases de Efecto Invernadero (GEI)?
–La Argentina tiene un enorme potencial en cuanto a recursos naturales para impulsar una transición energética centrada en el cliente. Mientras que el desarrollo de Vaca Muerta continúa posicionando al país en el ámbito global de la energía (con un rol exportador), también es posible comenzar una adopción gradual de tecnologías más sostenibles, impulsada por marcos regulatorios claros y programas de incentivos para los consumidores. Facilitar el acceso a financiamiento para la compra de productos como paneles solares o vehículos eléctricos, junto con iniciativas educativas y comunicacionales que aumenten la conciencia sobre los beneficios de estas soluciones, puede ayudar que la transición sea más accesible y efectiva.
Pasos a seguir
De Lella advirtió que en el país la penetración de paneles solares en los hogares es muy baja, a pesar del alto potencial y que cambiar esta situación requiere incentivos y políticas regulatorias claras. En ese sentido, destacó que algunos programas (como los de generación distribuida en provincias como Santa Fe y Mendoza), han mostrado avances, aunque es necesario seguir mejorando el acceso a subsidios, facilidades de financiamiento, la posibilidad de vender el excedente de energía a tarifas atractivas, y procesos de permisos más ágiles.
—¿Cómo se podría lograr eso? ¿Qué primeros pasos se deberían dar para impulsar el crecimiento del sector y adopción de este tipo de energías?
–Para mejorar la adopción de paneles solares en Argentina, es necesario trabajar en varios frentes, pero es importante reconocer que los resultados no serán inmediatos. Como se ha visto en casos de éxito de otros países como India, el sector privado debe fomentar el diálogo con el sector público para asegurar la implementación de tarifas atractivas para la venta de excedentes de energía y para simplificar los permisos.
Además, es crucial facilitar el acceso a financiamiento a través de programas específicos. A medida que se estabilice el contexto macroeconómico en el país, el enfoque en políticas públicas de transición energética podrá incrementarse, y existen para ellos muchas herramientas implementadas exitosamente a nivel internacional como precios al carbono, financiamiento o subsidios directos temporales, fijación de metas y estándares, entre otros. Los subsidios, sin embargo, deberían mantenerse solo de manera transitoria, hasta que se alcance una masa crítica de adopción.
, Loana Tejero