El Directorio de YPF desplazó este miércoles a Alejandro Lew del cargo de director financiero (CFO) de la empresa controlado por el Estado. Lo hizo con la anuencia de Horacio Marín, que ya fue oficializado por La Libertad Avanza (LLA) como nuevo presidente y CEO de YPF, según indicaron a EconoJournal fuentes de la empresa.
La salida de Lew era un secreto a voces en el piso 32 de la torre de Puerto Madero. Marín pretende designar en la posición a una persona de su confianza. Propuso a Matías Tamburini, pero su nombramiento no fue validado aún por Nicolás Posse, futuro jefe de Gabinete de Javier Milei, por lo que se siguen explorando otras opciones. Lo curioso, sin embargo, es cómo el massismo operó sobre esa realidad para cobrarle a Lew una riña evidentemente no saldada por la crisis de abastecimiento de combustibles que afectó al país a fines de octubre, a tres semanas del balotaje que terminó marcando la derrota de Sergio Massa en la carrera electoral.
Guillermo Michel, titular de la Aduana, y Lisandro Cleri, vicepresidente del Banco Central, dos de los colaboradores de mayor confianza del todavía ministro de Economía, no le perdonan a Lew no haber encontrado la manera de pagar los seis cargamentos de combustible importado que permanecieron en la zona alfa del Río de la Plata durante casi dos semanas por falta de dólares. El ahora ex CFO de YPF era el interlocutor designado para gestionar que el gobierno libere las divisas a fin de poder descargar esos buques cargados con naftas y gasoil.
Lew tejió una buena relación con La Cámpora, pero no con el massismo.
EconoJournal contó los pormenores de esa mala praxis compartida entre directivos de YPF y funcionarios del área energética del Ejecutivo que provocó que buena parte de las estaciones de servicio de Capital Federal y el Conurbano se quedaran sin producto durante la última semana del mes pasado.
Sin perdón
Cleri, Miguel Pesce y en especial Michel siguen creyendo que Lew tenía a disposición herramientas financieras para conseguir por su cuenta los dólares necesarios para pagar esos cargamentos sin recurrir al mercado libre de cambios (MULC), que fue lo que finalmente terminó ocurriendo cuando la crisis escaló al máximo nivel de gobierno. En ese pico de tensión, la relación entre el ex CFO de YPF y los funcionarios massistas voló por el aire. Massa llegó a especular con correrlo del cargo inmediatamente, pero hubiera implicado admitir, de manera tácita, que YPF y el gobierno eran los verdaderos responsables de la falta de combustible, a contramano de la narrativa oficial que acusó a las petroleras privadas de especular con una suba de precios en surtidor y de querer exportar más crudo del necesario para cobrar precios internacionales.
La vendetta contra Lew llegó 10 días antes del recambio presidencial. Probablemente ex temporal e improductiva, el mensaje es claro: los coroneles del massismo no están dispuestos a olvidar. Cerca de Michel adelantaron, según publicó Infobae, que la Aduana prepara una denuncia penal en su contra por presuntos actos de corrupción. No se mencionan mayores elementos de esa demanda, que luce, a priori, como una operación política para afectar la reputación del financiero.
Para sumar un capítulo de extrañeza, Lew, que ahora es perseguido por Massa incluso cuando la batalla política está perdida, es el mismo que algunos meses atrás articulaba con los comisarios política de La Cámpora en YPF para erosionar el poder de Pablo Iuliano, CEO de la petrolera. Lew estuvo dispuesto incluso a incorporar dentro del área de Estrategia a profesionales propuestos por la organización que dirige Máximo Kirchner.
En ese momento de máximo entendimiento con La Cámpora, Lew fue protagonista destacado en marzo de este año cuando YPF festejó en Nueva York sus 30 años de cotización en Wall Street. De hecho, algunos referentes de la agrupación pugnaban por el ascenso del ahora ex CFO como CEO. Hoy, todo es historia vieja y la realidad, para todos los actores involucrados, es más opaca que la que seguramente imaginaron.
, Nicolas Gandini