Luiz Inácio Lula Da Silva se impuso el domingo en el balotaje por escaso margen y volverá a ser presidente del Brasil por tercera vez. El resultado hace prever un cambio en la agenda energética. El líder del Partido de los Trabajadores (PT) había anticipado durante la campaña su disconformidad con la política de precios de Petrobras en el mercado interno. Además, magina a la petrolera estatal teniendo un rol protagónico en transición energética, lo que supone una reversión del actual enfoque, exclusivamente centrado en la producción de petróleo en aguas profundas.

El resultado electoral tuvo repercusión negativa en las acciones de Petrobras, que cayeron hasta 7% durante la jornada del lunes.

Los bancos J.P. Morgan y BTG reflejaron las dudas que existen en el mercado a partir del resultado electoral. En un informe a sus clientes, J.P. Morgan redujo la recomendación de compra de la petrolera a «neutral» y redujo el precio objetivo de R$ 53 a R$ 37.

BTG Pactual también recortó la expectativa de precio para los próximos 12 meses de R$ 40 a R$ 35,70 en las acciones de Petrobras listadas en el B3, y de US$ 15 a US$ 13,50 en el caso de los títulos negociados en Wall Street.

Política de precios

En la campaña electoral, Lula planteó su desacuerdo con la política de Petrobras respecto a los precios de los combustibles vendidos en el mercado interno.

La petrolera introdujo en 2017 una fórmula de ajuste de precios en sus combustibles en función de los precios de paridad internacional. La fórmula redujo las pérdidas económicas por las ventas de combustibles, pero obligó a la petrolera a realizar ajustes constantes en el último año y medio debido a la escalada de los precios internacionales.

No hay ninguna razón técnica o político-económica para que Petrobras tome la decisión de internacionalizar el precio de los combustibles, más que atender los intereses de los accionistas, especialmente de los que están allí en Nueva York”, cuestionó Lula en febrero.

En octubre del año pasado, Bolsonaro habló de privatizar Petrobras por primera vez en su presidencia, molesto con los aumentos de los combustibles. “Es muy fácil: aumenta la gasolina, culpa de Bolsonaro. Ya quiero privatizar Petrobras. Tengo ganas. Veré con el equipo económico lo que podemos hacer”, dijo el presidente.

Bolsonaro promovió durante su mandato la destitución de tres presidentes de Petrobras, al no poder incidir sobre la política de precios. Finalmente, la petrolera redujo los precios de las naftas en los últimos meses debido a la disminución de los precios internacionales del crudo. Fue uno de los elementos centrales que ayudó a que Brasil tuviera tres meses consecutivos de deflación entre julio y septiembre.

Con la victoria de Lula, en el mercado pronostican que habrá cambios en la política de precios. “Los (cambios) principales deberían estar en la asignación de capital y en la política de precios de los combustibles vendidos en el mercado interno”, dijeron los analistas de J.P. Morgan en su informe del lunes.

Revisión del rumbo

Otro punto que genera dudas es el cambio en el enfoque de negocios de la compañía.

En los últimos años Petrobras puso el foco casi por completo en la producción de petróleo de presal, desinvirtiendo en las actividades de downstream. La compañía ratificó ese rumbo en su Plan Estratégico 2022-2026, aprobado en noviembre de 2021, que prevé un incremento considerable del gasto de capital en upstream y que confirma desinversiones en downstream y otros activos.

En cambio, la plataforma electoral de Lula indica que el Banco Nacional de Desarrollo y Petrobras serán claves para movilizar inversiones y reindustrializar el país. “Los bancos públicos, especialmente el BNDES, y las empresas que promueven el crecimiento y la innovación tecnológica, como Petrobras, jugarán un papel clave en este nuevo ciclo”, dice la plataforma.

En ese marco, el presidente electo incidiría sobre Petrobras para recuperar el sector de refinación. El equipo de Lula hizo trascender que el nuevo gobierno estaría interesado en recomprar las refinerías privatizadas en los últimos años y anular algunas privatizaciones en curso. “Brasil no necesita depender de las importaciones de respiradores, fertilizantes o diesel y gasolina”, reza la plataforma electoral del PT.

Transformación energética

La plataforma electoral de Lula promete construir «un Brasil sostenible», con foco en la transición energética.

«Brasil tiene todo para ser una gran potencia ambiental. Para ello, es necesario aprovechar la creatividad de los emprendimientos de bioeconomía y sociobiodiversidad. Iniciemos la transición energética y ecológica hacia una agricultura y minería sustentables, hacia una agricultura familiar más fuerte, hacia una industria más verde», reza la plataforma.

«Nuestro compromiso estratégico es buscar la cero deforestación en la Amazonía y la cero emisión de gases de efecto invernadero en la matriz eléctrica», añade.

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