La industria petrolera, incluidas BP, Shell y TotalEnergies, fue la que sufrió mayores pérdidas financieras por abandonar Rusia. Perdieron 110 mil millones de dólares, es decir, un 40% de sus ganancias.
BP contabilizó el año pasado un costo por reducción en valor de activos de 24.000 millones de dólares en su negocio ruso tras abandonar el país. La petrolera tenía una participación minoritaria en Rosneft.
La participación del 19,75% representaba alrededor del 50% de las reservas totales de crudo y gas de BP y un tercio de su producción de crudo y gas.
Shell declaró el año pasado una pérdida de 5.000 millones de dólares por su salida de Rusia, pero afirmó que ello no afectaría a sus beneficios en hidrocarburos. Fue una de las primeras empresas en dejar Rusia tras la invasión de Ucrania.
TotalEnergies, por su parte, tardó en salir. La petrolera francesa tenía una participación en un proyecto de gas natural licuado dirigido por Novatek y, a finales de 2022, la empresa comunicó que la abandonaría y se iría, asumiendo un deterioro de 3.700 millones de dólares, ya que no podía volver a venderla a Novatek debido a las sanciones occidentales a Rusia.
A principios de año, TotalEnergies dijo que incurriría en un deterioro de unos 4.100 millones de dólares por su salida de Rusia, que se contabilizaría en su informe del primer trimestre de 2022.
La mayor parte de ese deterioro procedía del proyecto Arctic LNG 2 de Novatek y de la reducción de las reservas de gas que TotalEnergies tuvo que contabilizar con su retirada. Según los cálculos del FT, el costo total de la salida de TotalEnergies de Rusia ascendió a 14.800 millones de dólares.
El aumento de los precios del crudo y el gas compensó con creces esas pérdidas, ya que las tres empresas obtuvieron beneficios combinados por unos 104.000 millones de dólares y más del doble de los costos combinados por pérdidas de valor, que rondaron los 40.000 millones de dólares.
Empresas de servicios públicos, como las alemanas Uniper y Wintershall Dea, también perdieron miles de millones al abandonar Rusia, con un costo total de 14.700 millones de euros, equivalentes a unos 16.000 millones de dólares.
Aun así, más de la mitad de las empresas europeas que operaban en Rusia antes de 2022 permanecen en el país, según el instituto de investigación Kiyv School of Economics. Antes de 2022, estas sumaban 1.871 entidades, según los datos de la KSE.
Un par de grandes empresas energéticas japonesas también permanecen en Rusia a pesar de las sanciones del G7, de las que Japón forma parte.