Todo el proceso productivo del petróleo ruso —desde el análisis geológico hasta la extracción, la refinería y la venta— prácticamente no ha sido afectado, sostiene un reciente informe de Bloomberg

“Esto ayuda a explicar cómo la producción de petróleo del país repuntó en la segunda mitad de 2022, incluso cuando se impusieron más restricciones a sus exportaciones”, señala Bloomberg.

Tras el anuncio de que el país gobernado por Vladímir Putin recortará la producción de petróleo en 500.000 barriles diarios en marzo, en represalia a las sanciones de Washington y Bruselas, diversos especialistas consideraron que las afectaciones a la industria energética estaban surtiendo efecto porque Rusia no tenía la capacidad de mantener sus volúmenes de producción.

Sin embargo Bloomberg sostiene que sus empresas perforaron una profundidad total de más de 28.000 kilómetros en 2022. Particularmente, el número total de pozos iniciados incrementó a más de 7.800, casi 7% más, mientras que la mayoría de las compañías petroleras clave superaron sus resultados del año pasado.

“El año pasado [2022], las empresas rusas realizaron la mayor cantidad de perforaciones en sus yacimientos petrolíferos en más de una década”, precisó Bloomberg.
“En gran medida, la industria continúa funcionando como antes […]. Rusia ha podido retener la mayoría de las competencias, activos y tecnologías de servicios petroleros”, dijo Vitaly Mikhakchuk, jefe del centro de investigación Bussiness Solutions and Technologies, anteriormente la unidad rusa de la consultora Deloitte & Touche LLP.

¿Cuáles fueron los factores que ayudaron a la industria petrolera de Rusia a mantenerse en marcha?

Tras el inicio de la operación especial militar rusa en Ucrania, el 24 de febrero de 2022, las grandes empresas occidentales como BP, Shell y Exxon Mobil Corporation abandonaron las inversiones multimillonarias en Rusia.

Adicionalmente, algunos de los principales proveedores de servicios internacionales salieron del país, mientras que Europa introdujo una “restricción integral de exportaciones de equipos, tecnología y servicios para la industria energética en Rusia”.

Sin embargo, en 2021, los principales proveedores internacionales representaron únicamente el 15% del segmento total de servicios petroleros del país, según datos de Vygon Consulting. En contraste, los productores nacionales como Rosneft PJSC, Surgutneftegas PJSC y Gazprom Group constituyen la mayor parte del mercado.
“Las empresas rusas atraen a contratistas extranjeros si necesitan servicios y equipos de alta tecnología”, se lee en un informe de Vygon Consulting, aunque, según Bloomberg, dichos aspectos no son necesarios para mantener el flujo de petróleo de los campos establecidos.
Por otro lado, algunos de los proveedores más importantes de servicios petroleros de Occidente no abandonaron Rusia. Por ejemplo, SLB y Weatherford International Plc continúan sus operaciones en ese país, aunque con algunas limitaciones. De acuerdo con Olivier Le Peuch, director ejecutivo de SLB, la estructura corporativa de la empresa le permite trabajar en Rusia mientras cumple a cabalidad con las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea.
Paralelamente, Halliburton y Baker Hughes vendieron sus negocios en el país a la gerencia local, permitiendo a Rusia, en palabras del analista energético Victor Katona, conservar personal y experiencia.

En cuanto a la baja capacidad de Rusia para almacenar petróleo a gran escala, las tasas de procesamiento en las refinerías rusas en los primeros 8 días de febrero estuvieron un 2% por encima de los niveles de enero, con poco más de 5,8 millones de barriles por día, tal como muestran datos de la industria consultados por Bloomberg. En ese sentido, apunta el medio, no hay “evidencia de que la prohibición de la Unión Europea sobre las importaciones de crudo del 5 de diciembre haya causado problemas comparables, con la producción rusa manteniéndose estable en los dos meses transcurridos desde entonces”.
Incluso, señala Bloomberg, la capacidad disponible en los inventarios de petróleo ruso estaba por encima de los 25 millones de barriles al 10 de febrero, en comparación con los 20 millones de barriles del año pasado, cuando el país se vió obligado a reducir la producción.